¿Los animales se enamoran?

Según la RAE, el amor es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Sin embargo, a los agapornis, en inglés, se les llama ‘lovebirds’. Es decir, pájaros del amor. Estos loritos establecen lo que podríamos llamar una relación monógama con otro de su misma especie, y pasan muchísimo tiempo con su ser “amado”. ¿Es el amor un sentimiento único de los humanos, como dice la RAE, o también los animales se enamoran? ¡Vamos a descubrirlo!

Disney dice que sí: los animales se enamoran

Y si lo dicen ellos… La factoría Disney tiene muchísimas películas de animación protagonizadas por animales: los perros de ‘La dama y el vagabundo’, los felinos de ‘Los aristogatos’, los ratones de ‘Los rescatadores’… Todos sus protagonistas entablan una relación romántica tradicional. Reina y Golfo, Duquesa y O’Malley o Bianca y Bernardo opinan que la RAE no tiene ni idea del amor. Aunque fuera de la pantalla, puede que las cosas cambien un poco.

Se enamoren entre ellos o no, lo que está claro es que los animales sí nos enamoran a nosotros. Si te gustaría poder demostrarles todo tu cariño, plantéate hacer un Curso de Asistente y Auxiliar Técnico Veterinario. La formación ideal para aprender todo lo necesario sobre el cuidado, la alimentación y la salud de animales domésticos y trabajar con ellos. ¡Seguro que tienes mucho amor que darles!

Es cierto que el amor es complejo, y a veces, ni siquiera los humanos tenemos claro cómo explicarlo. El enamoramiento es algo cultural y varía mucho dependiendo del contexto. De hecho, el amor romántico tal y como lo entendemos hoy (con ideas como la media naranja o la unión de pasión y deseo sexual), no surge hasta el siglo XVIII. Incluso hoy hay sociedades en las que la monogamia no es la “norma”. Si nosotros no nos ponemos de acuerdo en lo que es, ¿cómo van a hacerlo los animales, que no tienen capacidad de hablar?

De amor y hormonas. Is love in the air?

Sin embargo, hay comportamientos de animales que nos llevan a pensar que, por lo menos, sí establecen vínculos de afecto profundos con otros seres. Por ejemplo, cuando un elefante fallece, los miembros de su manada realizan algo similar a rituales funerarios. Y sin ir más lejos, muchos perros y gatos desarrollan cariño hacia sus “humanos de compañía” habituales. Pero cuando hablamos de “amor romántico”, sea lo que sea eso, ¿lo sienten también?

Algo de lo que estamos seguros es que muchos animales, tanto vertebrados como invertebrados, experimentan procesos químicos similares a los humanos. La presencia y segregación de dopamina y oxitocina es uno de ellos. La dopamina, entre otras cosas, proporciona placer y relajación y regula procesos de memoria, facilitando que guardemos recuerdos con otros seres y posibilitando así la creación de relaciones. La oxitocina modula comportamientos sociales, sexuales o incluso sentimentales.

Hay personas que defienden que el amor es un proceso únicamente químico, que todo se basa en una revolución hormonal y de impulsos nerviosos. Incluso se ha demostrado que, en ocasiones, lo que entendemos por amor genera una respuesta neuronal similar a una adicción. Por tanto, si entendemos los sentimientos como puras reacciones del organismo y sin convenciones sociales de por medio, es posible que muchos sean capaces (hasta cierto punto) de “amar”.

Agapornis, topillos y demás románticos. ¡Cómo molan!

¡Pero eso no es todo! Hay investigaciones neurocientíficas que demuestran que algunas especies (además del ser humano) han evolucionado hasta desarrollar lo que se podrían considerar relaciones de amor romántico. El objetivo: favorecer sus procesos de reproducción. No solo los agapornis, sino también muchos primates o incluso algunos escarabajos crean vínculos de monogamia de forma temporal o vitalicia, con el objetivo de poder proteger mejor a sus crías.

Y no podemos dejar de mencionar el caso de los topillos de la pradera, conocidos precisamente por sus fuertes vínculos de pareja y el cuidado biparental de sus crías. Se han hecho estudios con estos pequeños roedores norteamericanos que demuestran que, cuando han encontrado a su “cónyuge”, segregan mayores dosis de dopamina y son más receptivos a su recepción. Parece ser que este intercambio hormonal es clave para que no busquen otra pareja, a no ser que la suya fallezca. Y vivan así, como a Disney le gusta, “felices para siempre”.

Aunque no se lo hemos preguntado, está claro que los animales no comparten los mismos códigos sociales que nosotros. Pero también está más que comprobado que, dentro de sus grupos de convivencia, crean distintas dinámicas. Además, aunque haya muchos comportamientos comunes que llevan a cabo por instinto, cada especie e individuo tiene su carácter. ¡No van a reaccionar ante todos los estímulos de la misma forma! Por tanto, es muy probable que, de acuerdo con ese carácter y esas dinámicas, pudieran llegar a experimentar algo parecido a lo que entendemos como enamorarse.

Si los animales no se enamoran… Seguro que tú de ellos, sí

Como ves, es muy complicado determinar si los animales se enamoran o no. Hay muchas investigaciones al respecto, y los expertos no se acaban de poner de acuerdo. Aun así, y como hemos visto, sí son capaces de sentir afecto y de establecer relaciones cercanas con otros, tanto de su misma especie como de otras. ¿Te gustaría ayudarles a vivir en las mejores condiciones de bienestar que les permitan generar estos vínculos?

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Seas o no un romántico empedernido, si has llegado hasta aquí lo que está claro es que amas a los animales. ¡Súmate y demuéstraselo!

Bibliografía

• Thomas, M. (2023, febrero 14). Animal magnetism: Do animals fall in love? Wildlife Habitat Council. https://www.wildlifehc.org/animal-magnetism-do-animals-fall-in-love/
• Golembiewski, K. (2023, febrero 14). Do animals fall in love? Discover Magazine. https://www.discovermagazine.com/planet-earth/do-animals-fall-in-love