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Teoría del apego en terapias con animales: lo que debes saber

30 mayo 2022
Teoría del apego en terapias con animales: lo que debes saber

Seguro que alguna vez has acudido a tu animal de compañía en busca de consuelo después de un día duro. Hace que te sientas más feliz y calmado, aunque es bastante probable que desconozcas el motivo que lo causa. Algunos investigadores defienden que se debe a nuestra necesidad biológica de crear lazos que nos hagan sentir a salvo. Es la conocida como teoría del apego, responsable en terapias con animales de la mejora en la socialización y comunicación de los pacientes.

La premisa de la que hablamos surgió a finales de la década de los 60 y se ha mantenido vigente hasta la actualidad. Hoy, te desvelamos cómo afecta a estos tratamientos complementarios y resolvemos la gran duda: ¿puede un perro o un gato ser una figura de apego? ¡Descúbrelo y aprende mucho más con el Curso de Terapia Asistida con Animales de Nubika!

 

La teoría del apego en terapias con animales: ¿qué es?

La psicología es el instrumento imprescindible que el ser humano usa para comprenderse como especie. A lo largo de los años, sus investigaciones le han llevado a formular hipótesis como la teoría del apego, desarrollada por el psicoanalista británico John Bowlby para explicar las conexiones afectivas que los niños establecen con sus padres.

Según sus conclusiones, la socialización y la regulación emocional del niño dependen de que cuente con un cuidador que represente un lugar en el que pueda sentirse seguro. De esta forma, explorará el mundo con la confianza de estar protegido, refugiándose en su figura de apego cuando se asuste o sienta algún tipo de malestar.

¿Por qué buscamos una “figura de apego”?

La teoría de Bowlby se apoya en la idea de que las personas están “programadas” genéticamente para crear vínculos con otros seres vivos. Como la mayoría de nuestros comportamientos, esta inclinación sería otra de las herramientas que habríamos desarrollado para aumentar nuestras probabilidades de sobrevivir sin por ello frenar nuestro proceso de aprendizaje.

Contar con una figura de apego nos da la seguridad que necesitamos para explorar el mundo que nos rodea

Los cuidadores, dice el británico, adquieren esa condición cuando velan por el niño durante un largo periodo de tiempo, normalmente cuanto este tiene entre los seis meses y los dos años de vida. Pero hablamos de seres racionales, capaces de evitar que metas los dedos en un enchufe. ¿O no? ¡Sigue leyendo!

 

Cuidadores de cuatro patas: cómo se aplica la teoría del apego a las terapias con animales

Aunque no existe consenso sobre el tema, numerosos investigadores han avalado la teoría del apego en terapias con animales. Es decir, que cuando los pacientes se relacionan con perros, gatos o caballos preparados para protagonizar estos tratamientos, los convierten en una especie de figura de apego, de la que obtienen una autoconfianza equivalente a la que los niños extraen de sus cuidadores.

La teoría del apego justificaría muchos beneficios de la terapia de animales, ya que contar con estas figuras es un mecanismo para controlar los estados de ansiedad e inseguridad. La ciencia ha demostrado que, al relacionarte con tu compañero de cuatro patas, tu cuerpo produce oxitocina, la misma que liberas cuando te ríes, te dan un abrazo o estás con tu pareja. ¡Y también le pasa a tu amigo peludo!

Al relacionarte con tu animal de compañía, tu cuerpo y el de él producen oxitocina, una de las hormonas del bienestar

Al establecerse este vínculo recíproco, los pacientes aumentan su autoestima, se expresan mejor y logran afrontar los contratiempos con más calma y niveles menores de estrés. Además, palía la soledad e— indica la Asociación Americana del Corazón— reduce la mortalidad por cualquier tipo de causa.

¿Los animales tienen apego emocional?

Como las personas son capaces de expresar sus sentimientos, ha sido fácil confirmar que establecer vínculos emocionales con otros individuos está en su naturaleza. Lo que no está tan claro es si, en las terapias con animales, la teoría del apego también funciona en sentido inverso.

Los estudios que se han llevado a cabo establecieron que efectivamente, para el animal el paciente también puede transformarse en un cuidador. Lo determinaron sometiendo a los perros al mismo experimento sobre el apego que se había realizado con bebés en los 60: igual que ocurrió con los infantes, los canes cambiaron su modo de actuar en función de si el dueño estaba más o menos próximo.

Más allá de la teoría del apego en terapias con animales: otras hipótesis

La teoría del apego en las terapias con animales no es la única que trata de explicar lo beneficiosas que resultan para los participantes. Todas parten de la idea de que, mediante la interacción con estos seres, se cubren algunas de las necesidades psicológicas que la evolución nos ha producido.

Una de las hipótesis formuladas, por ejemplo, apunta a que el ser humano posee la inclinación natural de velar por otras personas, algo que puede “replicar” en un gato. Otras teorías son más pragmáticas, como la de la biofilia, que dice que, si establecemos contacto con los animales, es porque conocer más sobre ellos puede ayudarnos en nuestra supervivencia.

Si otros seres vivos son buenos para las terapias, inciden algunos investigadores, se debe a que resulta más sencillo establecer con ellos las relaciones afectivas que necesitamos. También hay estudios que los convierten en un nexo entre los pacientes y los terapeutas, favoreciendo la confianza que los primeros depositan en los segundos.

Para algunos investigadores, los animales de terapia promueven la confianza entre los pacientes y los terapeutas

Finalmente, queda la ciencia más pura y libre de interpretaciones. ¿Y qué es lo que dice? Que las personas aquejadas de alguna afección se sentirán mejor con un animal de compañía porque, interactuando con él, bajan sus niveles de cortisol (responsable del estrés) y obtienen endorfinas (las conocidas como hormonas de la felicidad).

 

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