¿Has oído hablar del test de Coombs o prueba de Coombs? Si hay un peludo o un michi en tu vida, es posible que sí. Y si tienes la suerte de compartir tus días con uno o más caballos, también existe esa posibilidad. Se trata de una prueba diagnóstica fundamental para cuidar la salud de nuestras mascotas, que (por cierto) también se emplea en seres humanos. No me extiendo más: si quieres saber más sobre ella y profundizar en un test básico en el sector de la analítica veterinaria, este artículo es para ti. ¡Sigue leyendo!
Test de Coombs: ¿para qué sirve?
La prueba de Coombs o test de Coombs fue desarrollada en 1945 por un equipo de inmunología de la Universidad de Cambridge, formado por Robin Coombs (que le da nombre), Robert Race y Arthur Mourant. El principio del test ya había sido descrito en 1908: Coombs partió de él para investigar la capacidad de los anticuerpos para unirse a los hematíes o glóbulos rojos. Junto con la colaboración de Race y Mourant, pudo demostrar que el test permitía detectar anticuerpos anti-Rh en el suero, probar la sensibilización de los glóbulos rojos en vivo y diagnosticar la enfermedad hemolítica en recién nacidos.
Además de en seres humanos, el test de antiglobulina directa o test de Coombs también se utiliza para detectar eritrocitos (anticuerpos que se adhieren a los glóbulos rojos) en perros, gatos y caballos. En el caso de los animales, la prueba se utiliza sobre todo para diagnosticar anemia hemolítica: una enfermedad que destruye los glóbulos rojos de la corriente sanguínea a mayor velocidad de la que el organismo los produce. ¿Te interesa el mundo de la analítica veterinaria? Anímate a completar tu formación con un Máster en Laboratorio Veterinario y accederás a un sector en auge, con futuro y tan fascinante como necesario.
Esta prueba es la mejor manera de detectar la anemia hemolítica inmunomediada (AHI) en animales. Se trata de una enfermedad grave que puede desencadenarse por distintas causas: infecciones, exposición a determinados medicamentos, incompatibilidad en transfusiones de sangre y otras enfermedades autoinmunitarias. Si se sospecha que el animal pudiera padecerla, realizar el test de Coombs directo es una de las primeras medidas a adoptar.
¿Cómo se realiza el test de Coombs en animales?
Como imaginarás, este test se lleva a cabo en laboratorios veterinarios. Para ello, antes hay que tomar una muestra de sangre del animal: es un procedimiento que se realiza habitualmente en las consultas veterinarias, y del que normalmente se encargan los Auxiliares Técnicos Veterinarios. Una vez tomada la muestra se enviará al laboratorio, donde se procesará en busca del resultado. En general, el proceso es el siguiente:
- Toma de muestra de sangre mediante extracción.
- Centrifugación de muestra. La sangre de la muestra se somete a un proceso de centrifugación. El objetivo: separar los glóbulos rojos del plasma sanguíneo.
- Incubación con antisuero. A los glóbulos rojos se les aporta un antisuero específico, dependiendo de la especie animal. Si hubiera anticuerpos adheridos a ellos, el antisuero experimentaría una reacción.
- Aglutinación. Dicha reacción solo se puede detectar observando la muestra por el microscopio. Si se observa una aglutinación de los glóbulos rojos, el resultado de la prueba será positivo: es posible que haya anticuerpos atacando a los hematíes.
En términos veterinarios, un resultado positivo del test de Coombs sugiere que el animal podría padecer anemia hemolítica inmunomediada. Si es negativo y no se detectan anticuerpos, puede existir anemia pero es muy posible que no sea de origen inmunológico. Además, existe una tercera opción: que el resultado sea negativo, pero se detecte una aglomeración de glóbulos rojos u otras condiciones preocupantes, como esferocitosis o policromasia. Estos datos también suelen ser indicativos de la patología.
Una prueba fiable, pero no exacta
Como verás, la prueba de Coombs no es infalible. Sin embargo, sí es bastante fiable; y de hecho, entre un 66% y un 75% de los perros que padecen AHI da positivo cuando se les realiza el test. Por otra parte, para obtener resultados confiables hay que tener información previa sobre la condición del animal: solo es apto para animales que padezcan anemia, y antes de realizarlo hay que descartar otras posibles causas de la patología, como por ejemplo hemorragias.
Aparte, muchos expertos se decantan por el test de Coombs directo en detrimento del indirecto. En el primero se analizan los glóbulos rojos de la muestra en busca de anticuerpos, mientras que en el segundo se buscan anticuerpos en el plasma. La razón es que el test directo es más sensible a la detección de los anticuerpos que el indirecto: de hecho, en algunos animales con AHI todos los anticuerpos están adheridos a los hematíes, lo que puede dar un resultado negativo en el indirecto (no hay anticuerpos en el plasma) y un positivo en el directo.
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