Si cuando oyes hablar de “aquascaping” piensas en un escape room bajo el agua… ¡Vamos mal! (aunque las cosas como son, tiene que ser un puntazo). Pero si lo relacionas con los acuarios y la acuariofilia, está claro que algo de idea tienes. Como imaginarás, este artículo tiene que ver con ambos mundos: la idea es dejar claro en qué consiste el aquascaping, conocer un poco su historia y aprender los principios básicos para crear preciosos paisajes subacuáticos. ¿Listo para empezar?

¿Qué es aquascaping?

El término aquascaping es similar a otro que ya nos es más familiar: landscaping, es decir, paisajismo. Al cambiar la palabra inglesa land, tierra, por el término latino aqua, la cosa queda ya bastante clara. Y es que hablamos de la técnica empleada para diseñar fondos de acuario de manera que resulten atractivos, pero también medioambientalmente viables, sostenibles y duraderos.

Vamos, que igual que los jardineros y paisajistas diseñan un jardín que se adapte a las condiciones climatológicas de una zona, los acuascapistas y diseñadores de acuarios deben hacer lo mismo según el tipo de vida que el tanque vaya a albergar. ¿Te apasiona este mundo? Pues no dejes de valorar hacer un Curso de Acuariofilia y Especialista en Grandes Acuarios. Darás un paso de gigante en tus conocimientos, y podrás convertir tu pasión en una profesión llena de retos. ¡Piénsatelo!

En este momento tenemos que hacer un inciso. El aquascaping se refiere siempre a acuarios de agua “fresca”, es decir, que se renueva constantemente. Tanto si en ellos viven peces como si solo hay plantas o algas, deben estar diseñados para contener y promover la vida. Por tanto, los expertos en esta técnica no se dedican a diseñar terrarios o acuarios artificiales, con corales de plástico, rocas de resina o esos “cofres del tesoro” tan kitsch que se ven en algunos…. Un respeto: ¡estamos hablando de especialistas!

Un poco de historia: los acuarios holandeses y Takashi Amano

Aunque los acuarios existen desde hace siglos (y con ellos, los diseñadores de acuarios), el aquascaping como tal no se conocerá hasta los años 30 del siglo XX. Esta disciplina nace en los Países Bajos, y se caracteriza por el uso mayoritario de elementos vegetales (algas, plantas…) en la decoración de los fondos de acuario. Los acuascapistas evitan en lo posible utilizar objetos sin vida (piedras, rocas, construcciones…) y se centran más en el mundo vegetal que en el animal.

Estos diseños ocupan el espacio del fondo con una gran variedad de algas y plantas, que crecen con distintas alturas. La idea es crear una especie de jardín subacuático combinando especies, colores y volúmenes, más o menos como haría un paisajista convencional. En este sentido, los pioneros holandeses se distanciaron de los diseñadores de acuarios de su época cuando empezaron a dar menos importancia a la presencia de peces, llegando incluso a erradicarla del todo.

Sin embargo, si hay una figura que impulsó el aquascaping tal y como lo conocemos hoy, ese fue Takashi Amano. Este experto japonés, ya fallecido, llevó conceptos tradicionales de la cultura japonesa (como el feng shui o el wabi-sabi, el amor por la imperfección) a los acuarios que se diseñaban en los Países Bajos. En los años 90 del siglo XX Amano creó un estilo conocido como “acuario natural”, una tendencia que apuesta por diseñar espacios similares a los de los fondos acuáticos naturales.

Precisamente, esta característica diferencia a los proyectos de aquascaping del montaje de acuarios convencionales: el uso de plantas naturales y elementos obtenidos directamente de la naturaleza, en lugar de productos sintéticos que imiten a los orgánicos. Esto implica, lógicamente, tener que cuidar el acuario de forma constante y precisa, sustituyendo las plantas y algas que se vayan deteriorando y controlando su crecimiento.

Tipos y escuelas de aquascaping

Aparte de lo que ya hemos comentado, un especialista en aquascaping debe tener buenos conocimientos de composición, color y volumen. No es lo mismo colocar los elementos de cualquier manera que crear un diseño armónico, natural y que llame la atención por su belleza. En este sentido, existen tres escuelas bien diferenciadas:

  • Escuela holandesa. Estos expertos crean proyectos con plantas de distintos colores, buscando un efecto rico y frondoso. Suelen utilizar plantas de tallo largo y hojas grandes, y dan prioridad a las especies vegetales frente a la presencia de rocas, madera desgastada…
  • Escuela Iwagumi. Procedente de Japón, esta escuela de aquascaping está inspirada en la filosofía zen. Estos acuarios suelen mostrar una gran roca rodeada de una pradera de algas bajas y regulares, estilo césped. La idea es hacer destacar la forma de la roca para generar paz e inducir a la meditación.
  • Escuela biotopica. Los seguidores de esta escuela recrean ecosistemas característicos de una zona concreta, con la idea de celebrar la biodiversidad y la belleza de la naturaleza.

Pasos para iniciarte en esta disciplina

Dentro de estas escuelas y a pesar de sus diferencias, hay algunos principios que son comunes a todas. Aquí no tenemos espacio para darte un curso completo de aquascaping, pero estos consejos te ayudarán a dar tus primeros pasos:

  1. Sobre un tablero, esparce la arenilla o grava fina que vayas a utilizar en el acuario. Utiliza cuatro listones o cinta adhesiva para delimitarla y darle forma rectangular, simulando el fondo del tanque. Este montaje recibe el nombre de dojo de entrenamiento, como los de las artes marciales (si has visto ‘Cobra Kai’, ya sabes de qué hablamos).
  2. Coloca las rocas, maderas desgastadas y elementos inertes sobre ella. Distribúyelas de forma equilibrada, pero evita las simetrías: en la naturaleza no existen. Intenta que los volúmenes generen un foco de atención, en lugar de repartirlo por todo el fondo. Imagínate, por ejemplo, que forman una montaña o un grupo de ellas.
  3. Reparte las plantas entre las piedras hasta obtener un efecto que te convenza. Ten en cuenta su ritmo de crecimiento, para evitar que unas tapen demasiado a las otras.
  4. Cuando te guste la composición, sácale varias fotos y úsalas para reproducirla en el acuario.

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Con estas pinceladas, ya te habrás hecho una idea de lo que es. Pero si lo que quieres es subir tu afición de nivel y llevarla al terreno más profesional, la cosa cambia. En lugar de pasar el rato bicheando por internet, aquí va un consejo: rellena y envía el formulario que ves en esta página. En muy poco tiempo y sin compromiso ninguno, tendrás en tus manos toda la información sobre un curso de Acuariofilia – Especialista en Grandes Acuarios que te abrirá las puertas de este mundillo.

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