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¿Por qué algunas aves pueden hablar?

18 octubre 2024
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“¡Hola Pepe, hola, hola!”. ¿Algo parecido te decía el loro de tu vecino, cada vez que te veía en la escalera de casa? Saludos de este tipo forman parte de muchos de nuestros recuerdos, ya que este animal es una de las mascotas más populares que hay. Pero, ¿por qué algunas aves pueden hablar como él y otras son “mudas”, o casi? Acompáñame y descubrirás qué argumentación científica existe, cómo pueden imitar sonidos humanos y quiénes son los integrantes más populares de esta familia parlante tan simpática.

¿Por qué algunas aves pueden hablar? Bueno, hablar, hablar…

Puede ser en directo o en YouTube; pero seguro que has presenciado más de una vez el desparpajo con que un lorito o una cotorra hablan con las personas con las que conviven. Saludos, canciones, frases cariñosas… Y más de una “salida de tono” que nos dejan con la boca abierta por su claridad. Por tanto, la pregunta tiene todo el sentido del mundo: ¿por qué algunas aves pueden hablar? Son las llamadas aves parlantes del reino animal, que por cierto, son lo mismo que los pájaros parlantes…

Estos animales vertebrados de tamaño medio o grande poseen una capacidad asombrosa para imitar nuestro lenguaje, e incluso asociarlo a ciertas actividades o acciones. Pero desde un punto de vista científico no se puede decir que hablen, pues carecen de cuerdas vocales como las de los humanos. ¿Entonces? Antes de seguir, un consejo; plantéate hacer un Curso de Ornitología: Especialista en Aves Exóticas si no te conformas con admirar a estos animales. Podrás estudiar su anatomía, cómo se comportan, su estado de conservación… Trabajar con ellas, conocerlas y quererlas todavía más.

Y ahora, a lo nuestro. Loros, cotorras y guacamayos son algunas de las aves que demuestran un diestro manejo de su caja ósea, convirtiéndose en verdaderos artistas en el arte de imitar lo que escuchan. Pero, ¡ojo! no son capaces de construir frases ni mantener una conversación. Además, cuentan con su propio órgano vocal, llamado siringe, localizado en su tráquea. Cuando el aire vibra al pasar por sus múltiples anillos y membranas, emite un amplio repertorio de sonidos y ritmos con unas vocalizaciones increíbles.

Y no queda ahí la cosa. Algunas de estas bellezas exóticas también han nacido con una lengua redondeada con la que hacen vibrar el aire, para reproducir algunos de los sonidos que emitimos los humanos. ¡Una cosa loca!

La clave está en el cerebro

Ahora que ya sabemos por qué algunas aves pueden hablar (o al menos hacerlo a su manera), es lógico preguntarse si hay especies dotadas de mayores cualidades comunicativas, y a qué se debe. Al parecer, los loros son con diferencia los mejores imitadores, aunque no los únicos; y la explicación científica está en su cerebro.

Las aves parlantes nacen con una peculiaridad: su cerebro tiene tienen unas zonas que reciben el nombre de “núcleos”, donde se controla su aprendizaje vocal. En el caso concreto de los loros, un estudio científico ha demostrado que poseen una región extra. Para determinarlo se realizó un experimento con nueves especies de loros, que reveló la existencia de unos anillos exteriores junto a los “núcleos”. Estos anillos, denominados “conchas”, están directamente relacionados con su elevada capacidad para reproducir sonidos.

Aunque los loros sean los reyes del mambo como comunicadores, sobre todo el logro gris africano (Psittacus erithacus) y el loro eclecto (Eclectus roratus), otras aves no se quedan atrás. Por ejemplo, los guacamayos, entre los que se distinguen distintas especies y subespecies. Y las cacatúas, aunque ellas no imitan el habla de las personas con la misma nitidez.

Pero, ¿entienden o no entienden lo que dicen?

Vale, ya sabemos por qué algunas aves pueden hablar a su manera. Sin embargo, la ciencia sigue preguntándose acerca de la capacidad cognitiva de las palabras que reproducen: si cuando hablan entienden algo, o simplemente son sonidos que imitan. La mayoría de las investigaciones coinciden en señalar que estos animales actúan por estímulo-recompensa, sin ser conscientes de que pronuncian nombres de personas, palabras o frases cortas. ¡Por mucha emoción que pongan!

Es decir, lo que sí aprenden (y muy bien) es que. al imitar con bastante fidelidad el habla humana. reciben a cambio un premio. Una hipótesis que cobra aún más peso si se tiene en cuenta que las aves que imitan sonidos con precisión han sido entrenadas, mientras que las que “no han ido al cole” no pueden articular palabras con la misma claridad.

Pero no todas las teorías van en esta dirección. La psicóloga animal Irene Pepperbeg llevó a cabo un interesante y polémico estudio con Alex, su loro gris, capaz de asociar palabras y emociones. Durante 30 años de entrenamiento, su exótico amigo llegó a conocer 100 palabras e identificar 50 objetos. Además, distinguía colores y formas, y cantidades del 1 al 6.

Ante semejantes logros, Pepperbeg llegó a considerar que el loro al que había cuidado y estudiado poseía una inteligencia racional equiparable a la de un niño de cinco años, y una inteligencia emocional de uno de dos años. Tristemente, Alex (cuyo nombre procede de las siglas de Avian Learning Experiment, experimento de aprendizaje aviario) falleció a los 30 años por causas desconocidas, tras despedirse de su cuidadora con las frases de todas las noches: “eres buena, te quiero, te veré mañana”. ¡Si es que no pueden ser más adorables!

Si es el rey de la comunicación, ¿por qué a veces no habla?

“¡Pero qué loro eres!”. ¿Cuántas veces hemos usado y oído esta frase tan popular? La expresión hace bastante justicia a la elocuencia y alegría de estas aves parlantes. Los loros son por naturaleza sociables y curiosos, y al convivir con ellos les regalamos un entorno rico en palabras y toda clase de ruidos. Les encantan el timbre del teléfono, la señal del microondas, la sirena de la ambulancia…

Este afán por imitar el habla humana es el mejor síntoma de que están deseando interactuar. Para que te hagas una idea, el loro gris africano puede aprender más de 1.000 palabras. Y la especie amazona de nuca amarilla (Amazona auropalliata) no solo destaca por su enorme vocabulario: también construye oraciones cortas y puede entender términos.

Sin embargo, ¡ojo! Estas mascotas que sí hablan pueden dejar de hacerlo, Ocurre sobre todo cuando se encuentran en entornos demasiado tranquilos, sin apenas estímulos regulares y sin la interacción que necesitan para evitar el silencio. Sin pasar por alto su alimentación, a base de una dieta equilibrada donde la vitamina B es muy importante para la producción de neurotransmisores.

Ya sabes por qué algunas aves pueden hablar. ¿Y ahora?

Loros, cotorras, guacamayos… Todas son aves exóticas maravillosas, que necesitan atenciones profesionales cuando viven en cautiverio. Los técnicos en ornitología cumplen un papel esencial, velando por su salud y por el bienestar que necesitan para su conservación (y su conversación). ¿Te parece el mejor trabajo del mundo y te encantaría formarte ya para ser uno más?

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Bibliografía:

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Ornitología