¿Cuál es la diferencia entre burro y asno?
¿Sientes verdadera debilidad por ciertos animales desde bien pequeño? Seres adorables que quizá descubriste por vez primera en tu literatura infantil y sobre los que tal vez te hayas cuestionado ciertos aspectos. Por ejemplo, averiguar de una vez por todas si existe alguna diferencia entre burro y asno o no. Un dilema más frecuente de lo que parece dentro del fascinante reino animal que hoy podrás resolver si continúas leyendo este post. ¡Prepárate para destapar el misterio y de paso conocerlos mucho mejor!
Pero… ¿Hay diferencia entre burro y asno? ¡Solo etimológica!
Todos estuvimos enamorados del entrañable «Platero y yo» y sus relatos poéticos con su inseparable amigo Juan Ramón Jiménez. Yo al menos lo confieso. Asnos y burros han protagonizado numerosos cuentos infantiles y han sido fuente de inspiración para la factoría Disney y sus éxitos audiovisuales. Algo tiene este mamífero herbívoro para llevarse tan bien con el hombre desde hace una eternidad. Antes de seguir con el dilema, si hay o no diferencias entre el burro y el asno, un inciso: ¿Sueñas con llegar a cuidar a las especies más singulares del planeta? Haz un Curso de Especialista en Grandes Mamíferos Terrestres. Será un gran paso.
Y ahora, entremos de lleno en el tema. Desde luego despierta gran curiosidad entre los que sentimos debilidad por estos amigos de largas orejas, cola de gran pelaje y rostro de buenazo. ¿En qué radica la diferencia entre burro y asno? Al parecer tan solo es etimológica. Es decir, aunque los dos nombres designan a la misma especie (Equus africanus asinus) el origen de los términos no es el mismo. Mientras que la palabra burro procede etimológicamente hablando del vocablo en latín burricus (caballo pequeño) el sustantivo asno viene del latín asinus y describe al animal. Fin del misterio.
Suele ser más habitual de lo esperado que la taxonomía o clasificación de los animales no siempre deje perfectamente clara la identificación de las nomenclaturas. Y de ahí la aparición de confusiones como esta que, por supuesto, conviene aclarar. Otras veces las dudas surgen cuando algunos animales se identifican con nombres similares pero pertenecen a diferentes especies. Y al contrario, casos de animales con nomenclaturas bastante distintas entre sí y que, en cambio, son de la misma familia.
Un jornalero incansable y… listísimo
Despejada la incógnita sobre dónde estriba la diferencia principal entre burro y asno, no hay mucho más que decir al respecto. Sin embargo, sí vale la pena apuntar que este animal perteneciente a la familia de los équidos junto con cebras y caballos encuentra su antepasado en el asno salvaje del norte de África. Uno y otro han sido animales de carga a lo largo de los siglos y su presencia en rutas comerciales míticas como la Ruta de la Seda está demostrado. Otra cosa bien distinta ocurre con la mula: un híbrido resultado del cruce de un burro y una yegua. Por si quieres quedarte con el dato.
En realidad, lo correcto es hablar de dos tipos de burro: el salvaje y el domesticado, que habita en casi todo el mundo. Además de España, en el sur y oeste de Europa, América, Asia y África. Está claro que la historia de este mamífero risueño de menor talla que el caballo cambió cuando comenzó a ser domesticado por el hombre hace más de 6.000 años. En cuanto se descubrió su excelente rendimiento físico y su elevada resistencia en climas calurosos y sin apenas agua, se convirtió en un compañero inseparable para pesadas tareas agrícolas, transportar rebaños en el entorno rural, etc.
Con semejantes características físicas es fácil entender que en algunos países, sobre todo en vías de desarrollo, continúa siendo un animal empleado en importantes trabajos de carga y de tracción. Pero su realidad es bien distinta en países industrializados. En ellos la mecanización de la agricultura y la modernización de los transportes ha relegado a estos mamíferos tan adorables a nuevos usos. Suelen ser empleados en rutas turísticas, para sencillas labores en el campo o en programas de terapia para personas con discapacidades intelectuales o motoras.
Las razas autóctonas españolas y sus diferencias. ¡Ahora sí!
Aunque la diferencia ente burro y asno no va más allá de las apreciaciones etimológicas ya mencionadas, este tipo de equino no es sinónimo de una sola raza. Además, estamos delante de un animal que no deja de sorprender. Llama mucho la atención su parentesco con los rinocerontes al ser también un mamífero con pezuñas, unas uñas modificadas que cubren la punta de sus extremidades. Desde luego, con semejante armadura, los terrenos agrestes son pan comido para nuestros amigos parientes del irrepetible “Platero y yo”.
Veamos cuáles son las principales razas españolas autóctonas, a qué regiones de la geografía pertenecen y cuáles son esos rasgos principales que las hace ser distintas:
- Zamorano-Leonés. Pariente del lejano Equus asinus europeus, es originario de la Cordillera Cantábrica y desde ella se extendió hacia diversas regiones de Castilla. Los ejemplares de este grupo, caracterizados por un pelaje oscuro y gran corpulencia, se concentran en Zamora y en el norte de Salamanca.
- Catalán. También sus orígenes entroncan con el Equus asinus europeus y si hay un rasgo que le distingue es su altura, puede superar los 160 cm en la cruz. Durante mucho tiempo ha sido utilizada para realizar cruces. Al parecer el rey Carlos IV le envío unos cuantos ejemplares al mismísimo George Washington para mejorar la genética de los caballos americanos y así terminó naciendo el llamado Kentucky-catalan donkey. Una especie de grandes cualidades por la que los americanos sienten debilidad.
- Cordobés-Andaluz. Su antepasado es el Equus asinus somalensis (originario de Egipto) y se adentró en la Península Ibérica por el norte de África, adaptándose fácilmente al clima propio de Andalucía, de elevadas temperaturas y poca agua. Asentado en Córdoba y en Levante, se distingue por un pelaje gris claro y cabeza de frente ancha.
El hecho de que no haya diferencia entre burro y asno no impide que la supervivencia de este animal sea bastante delicada, pues es una especie en vías de desaparecer. España es un excelente reducto gracias a protectoras de animales y refugios que logran darle una vida digna en fincas rurales, en ocasiones integrado en programas de ocio o de salud.
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