Empatizar con los clientes: una de las claves de la Peluquería Canina y Felina

Los perros, además de ladrar, hablan. Julia de la Rosa, profesora de Peluquería Canina y Felina, no tiene ninguna duda a la hora de recalcar esta cuestión a su alumnado. El buscar un entendimiento con estos clientes -al igual que con los gatos- es una de sus principales indicaciones para poder desarrollar esta profesión con éxito.

“Los perros hablan; hay que conocer su comportamiento”, destaca la docente, que enlaza directamente ese lenguaje corporal canino con la necesidad de que las y los futuros expertos que se forman con Nubika sean capaces de generar una relación de confianza y empatía.

“Los perros hablan; hay que conocer su comportamiento”.

Teoría y experiencia real

Para dedicarse al sector hay que saber manipular dientes y oídos, cortar las uñas a nuestros compañeros de cuatro patas… y tener claro que hay partes de su cuerpo con las que hay que ir con especial calma, como son las patas y las orejas, banderas rojas de los peludos.

Precisamente por eso, cuando Julia de la Rosa está en una sesión le brinda su espacio a cada cliente, con la idea de que se sienta en casa y se deje manipular. “A mis alumnos también les cuento mis experiencias, que trabajo sin bozal y sin atar a los perros, los suelto, los dejo olfatear…”, destaca esta experta en Peluquería Canina y Felina.

La importancia de la psicología

Y, antes de ponerse a cortar el pelo, quitar nudos, deslanar o lavar -las sesiones son variadas- cuenta que charla con quien tiene sobre la mesa para que todo el trabajo fluya sin dificultades. “Hay que ser un poco psicólogo porque los perros, por ejemplo, se parecen mucho a nosotros en eso”, añade.

“Hay que ser un poco psicólogo porque los perros, por ejemplo, se parecen mucho a nosotros en eso”.

Lo dice con gran pasión. La que le ha llevado a sumar una amplia trayectoria en el sector, tanto como peluquera como en el ámbito de la docencia. Con esta sensibilidad por su trabajo, ¿quién no querría unirse a la manada de Julia?