La megafauna de la Tierra es alucinante y vale la pena conocer a esos animales increíbles que la conforman. Gran parte de sus especies se han ido extinguiendo, dejaron de deambular por sus territorios naturales hace miles de años y quizá por eso son tan enigmáticos. Como los lémures gigantes de Madagascar, que tal vez se llegaron a relacionar con los primeros nativos de la isla. Hoy te invito a descubrir cómo eran estos parientes lejanos del lémur más cinematográfico: el Rey Julián de la famosa saga con idéntico nombre a la africana ínsula. ¿Me sigues?
Lémures gigantes: esos primates “made in” Madagascar
Puede decirse que en Madagascar no hay monos, sino lémures, uno de los grupos de primates más enigmáticos del planeta. Los primeros nativos de la isla africana describían hace miles de años a un extraño animal del tamaño de un ternero adulto, con la cabeza redonda, cara de humano y pies como los de un mono. Todo apunta a que semejante descripción podía ser el retrato de un primate, un lémur gigante, pariente ancestral de las especies actuales. Por cierto, algunas minúsculas.
¿Existieron o no existieron los lémures gigantes? Gracias a estudios científicos y a un registro subfósil recientemente encontrado en un yacimiento submarino, la respuesta es que sí lo hicieron. No fueron leyenda, sino ejemplares alucinantes de carne y hueso, algunos casi alcanzaron los 200 kilos de peso. Quizá seas un apasionado de los animales XXL y siempre has soñado con dedicarte a su bienestar. Si es así, anímate a realizar un Curso de Especialista en Grandes Mamíferos Terrestres. Te cambiará la vida.
Otro dato sorprendente sobre los lémures gigantes es que no hace tanto tiempo que se extinguieron. Hay constancia de que estos primates autóctonos de Madagascar habitaron, al menos gran parte de sus especies, hasta hace unos dos mil años. Las razones de su desaparición han sido objeto de continuos estudios científicos y la mayoría coinciden en señalar como una de las causas principales la transformación de su ecosistema, de bosques a pastizales.
Al "turrón": ¿quién era el más grandullón de todos?
Puede que te estés haciendo la siguiente pregunta: ¿estos lémures gigantes medían y pesaban igual y de ahí el calificativo común? Realmente no, más bien lo contrario. Aunque está claro que existió una especie XXL encabezando a este grupo espectacular, algunos “colegas” no sobresalían tanto por peso y talla comparados con los que hoy habitan la isla. Por ejemplo, Pachylemur, el pariente gigante de los lémures rufos, pesaba solo entre 10 y 13 kilos. Curioso, ¿verdad?
Volviendo al tema, si hubo una de estas criaturas que destacó en envergadura sobre el resto fue Archaeoindris fontoynontii, la especie más grande. Menudas palabrejas. Todo indica que su porte era similar al de un gorila macho, con 1 metro y medio de altura y más de 160 kilos de peso. En cuanto a su fisonomía, se sabe que poseía un cráneo corto y cara ancha. Y el desgaste de sus afilados dientes confirma que su alimento principal eran las hojas, es decir, que era un animal folívoro.
Más datos descubiertos sobre este grandullón es que estamos ante un primate que normalmente vivía en el suelo, aunque podía trepar por los árboles de los bosques que formaban el ecosistema de la isla en su época. Y para terminar, gracias a estudios de carbono14 se ha podido saber que este ejemplar ya existía en el año 350 antes de Cristo.
¿Más ganas de conocer a otros primates XXL?
No nos vamos a quedar con las ganas de conocer a otros miembros representativos de estos primates tan misteriosos. Al fin y al cabo están emparentados con la familia de los ejemplares más grandes que hoy habitan en Madagascar; los índridos. Sin embargo, numerosos estudios de paleontólogos y biólogos dejan claro que los actuales no son un calco de los lémures gigantes. Un grupo que, por cierto, sí compartía bastantes rasgos físicos.
Por enumerar algunos, tenían la cola corta y los brazos más largos que las piernas. Otro rasgo característico era su gran hocico con una nariz húmeda, pues el olfato era uno de los sentidos que más empleaban. Te presento a estos primates diurnos y en su mayoría herbívoros:
Palaeopropithecus
Las tres especies de este género eran menos robustas que Archaeoindris y de menor peso, alrededor de 50 kilos. Destacaban por la longitud de sus brazos y piernas y por la fortaleza para colgarse de las ramas de los árboles. Sin embargo, eran torpes para desplazarse por el suelo. Los últimos restos de fósiles hallados datan de los siglos XIV al XVII.
Babakotia radofilai
Este género extinto, con una sola especie, no hacía tanta gala al término, pues pesaba entre 16 y 20 kilos. Sus incisivos inferiores eran un fantástico peine natural para limpiar su pelaje y no solo se alimentaba de hojas, también de frutas y semillas. Lento en sus movimientos, le encantaba pasar gran parte del tiempo en las ramas de los árboles.
Mesopropithecus
Este trepador vertical era más pequeño aún que sus “colegas” y se han reconocido tres especies. Al parecer evolucionaron de forma individual porque se quedaron aisladas geográficamente en diferentes regiones de la isla. Fue en 1905 cuando el paleontólogo Herbert F. Standing encontró cuatro cráneos que le permitieron describirlas.
Koala
¿A quién se parecería con semejante nombre? Este lémur era rechoncho, podía medir hasta metro y medio y pesar unos 50 kilos. Pero lo más extraordinario de este ejemplar con un hocico similar al de un rinoceronte eran sus ojos, a los lados de la cabeza. Un hecho excepcional entre los primates.
Mono
De aspecto parecido a los macacos, eran los menos arborícolas de este grupo y, sin embargo, no eran buenos corredores, aunque estaban más tiempo en el suelo que trepando. Pesaban entre 13 y 35 kilos y comparados con otro lémures tenían buena vista. Su dieta se basaba en nueces y semillas, podían comer fruta y hojas e incluso restos animales. Eso es, eran omnívoros.
Pachylemur
Como te decía antes, está considerado el pariente gigante de los lémures rufos existentes, pues era más robusto y hasta tres o cuatro veces más grande que ellos. Arborícola, según restos de subfósiles encontrados en una fosa cueva de la isla africana, sobrevivió hasta hace 500 años. Una pena no haberle conocido.
Daubentonia robusta
Extinguido hace menos de 1000 años, era la versión gigante del lémur nocturno de grandes ojos y orejas inmensas que se alimenta de larvas de insectos. Cuentan que los nativos aprovechaban sus dientes para realizar collares artesanales.
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