¿Qué es el mutualismo en animales?

En el icónico programa ‘La Bola de Cristal’, emitido por RTVE durante los años 80, había una cortinilla que decía: “Solo no puedes; con amigos, sí”. El mutualismo animal funciona de la misma manera: es una relación entre individuos de dos especies distintas en la que ambos salen ganando. En esta simbiosis, animales aparentemente enemigos entierran el hacha de guerra para sacar beneficio de su curiosa relación. ¡Descúbrelos a continuación!

Mutualismo en animales, un win-win en toda regla

El mutualismo no solo se da entre especies de animales. También lo encontramos a menudo en relaciones que favorecen al mundo vegetal y a parte de la fauna. El caso más claro es el de la polinización por parte de insectos y aves, en el que la planta se ayuda de los animales para reproducirse y estos se alimentan de su néctar. Fascinante, ¿verdad? Pues no te quedes en la superficie e infórmate sobre la posibilidad de realizar un Curso de Auxiliar Técnico Veterinario, una formación que te abrirá las puertas a una profesión vocacional y con muchísima demanda.

Si nos ceñimos al mundo de la fauna en exclusiva, hay que hacer algunas diferenciaciones. El mutualismo animal implica que ambos individuos obtienen beneficios de su relación; si solo fuera el caso de uno de ellos, estaríamos hablando de otro tipo de simbiosis, el parasitismo.

Dentro del mutualismo se establecen tres tipos distintos, dependiendo del beneficio que obtengan las partes. Son los siguientes:

• Recurso-recurso. También conocido como mutualismo trófico, en realidad no tiene mucho sitio en este artículo porque no se establece entre animales sino entre hongos y bacterias. En este caso, ambos individuos obtienen una sustancia o elemento necesario para su organismo: alimento, agua…
• Servicio-servicio. Aquí, lo que obtienen y aportan los dos participantes del juego es un servicio, es decir, algo intangible pero fundamental para ellos. Puede ser protección, defensa frente a los depredadores, construcción de hábitat…
• Recurso-servicio. Y, por último, en este tipo de mutualismo en animales uno de los individuos aporta comida o agua, mientras que el otro proporciona defensa, limpieza, desinfección, etc.

Los ejemplos más increíbles de mutualismo animal

Hasta aquí, la parte más didáctica y “gafapasta” de nuestro artículo. Y ahora, vamos con lo divertido: veamos qué simbiosis existen en el mundo animal, desde las más conocidas hasta las más bizarras e increíbles. Todas ellas son un ejemplo del maravilloso mecanismo de la naturaleza, y de cómo la colaboración es siempre más inteligente y eficaz que el individualismo. Y si no, ¡que se lo digan a las hormigas de ‘Bichos’!

Gobio y camarón pistola: compañeros de piso

El camarón pistola es uno de los bichos más alucinantes del fondo marino, que ya es decir. Capaz de propinar mamporros a más de 100 km/hora con sus 5 centímetros de envergadura, es todo un campeón. Pero este crustáceo tiene muy en cuenta aquello de “con amigos, sí”, y suele establecer una relación de mutualismo con ciertas especies de gobios.

En la simbiosis, el camarón excava una madriguera para ambos mientras el gobio vigila a los posibles enemigos. Si viene alguno, avisará a su compañero para que prepare su golpe letal. Una relación muy parecida, por cierto, a la del Gobio de Luther y la gamba ciega. En ambos casos, estamos ante un claro ejemplo de mutualismo en animales tipo servicio-servicio.

Hormigas y pulgones, ¡a cuidar del rebaño!

Los pulgones o áfidos se alimentan de savia, y como desecho, secretan una melaza dulce que encanta a las hormigas. Así que no es raro verlas “ordeñando” a rebaños de pulgones, como si de pastoras se tratase. Y a cambio, las hormigas ofrecen protección a los pequeños insectos frente a otros depredadores o parásitos. Incluso en ocasiones, los meten con ellas al hormiguero…

Pez payaso y anémona: la mejor amiga de Nemo

Todos recordamos al pequeño Nemo, el pez payaso atrapado en el acuario de un dentista cuyo padre emprende un largo viaje en su búsqueda. Estos preciosos animales suelen vivir entre los urticantes brazos de las anémonas, que a ellos no les hacen ningún daño. La anémona protege al pez, y este se come sus parásitos y la nutre con sus heces. Increíble, ¿verdad?

Cocodrilo y pájaro pluvial, tú me limpias y yo te doy de comer

Los pájaros pluviales y los cocodrilos son un ejemplo clásico del mutualismo animal. Que no por conocido, resulta menos impactante. Estas aves, que viven en los humedales de gran parte de África, limpian los dientes de los grandes reptiles mientras estos abren sus bocazas para dejarse hacer. Los pájaros obtienen alimento y los cocodrilos, una limpieza de boca que ni el mejor higienista dental podría hacer (y dudo mucho que se atreviera).

Rémoras y titanes marinos: en buena compañía

Otro ejemplo de simbiosis cuyo objetivo es la limpieza y la alimentación (servicio-recurso) es la relación entre las rémoras y algunos grandes habitantes de los océanos. Los tiburones ballena, las tortugas marinas, las mantarrayas, las ballenas… Todos ellos suelen ir acompañados de un pequeño ejército de estos peces, que se comen los parásitos de su piel o caparazón para alimentarse. Y de paso, les dejan a sus “amigos” como la patena de limpios.

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Bibliografía:

• Hale, K. (2020, septiembre 30). Sin avispas no tendríamos higos: así funciona el mutualismo. National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/animales/2020/09/asi-funciona-el-mutualismo
• Osterloff, E. (2020, septiembre 28). Mutualism: eight examples of species that work together to get ahead. https://www.nhm.ac.uk/discover/mutualism-examples-of-species-that-work-together.html
• 8 fascinating underwater symbiotic relationships. (s/f). Divessi.com. Recuperado el 6 de septiembre de 2024, de https://www.divessi.com/en/blog/underwater-symbiotic-relationships-9349.html