¿Cómo bañar a un gato que no se deja? Tips para no morir en el intento

Por fortuna, los felinos son una especie extremadamente higiénica y este hecho reduce las veces a las que tendrás que enfrentarte al trauma que puede suponer meterlos en la ducha. Pero si ha llegado el momento de que asumas este desafío, no temas, en este artículo te explicamos cómo bañar a un gato que no se deja. ¡Sal victorioso de esta misión!

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Cómo bañar a un gato que no se deja: ¿tengo que hacerlo?

La cultura popular ha sembrado en nuestras cabezas que los gatos beben leche y odian meterse en el agua. Lo primero, no es nada recomendable y podría considerarse falso. Lo segundo, cualquier dueño de un felino puede confirmar que, como mínimo, no les entusiasma la experiencia. 

La frecuencia para bañar a un gato es de, como mínimo, un mes.

Si no les gusta el agua: ¿tienes que bañarlos? La respuesta es sí, pero, por norma general, no muy a menudo. Si alguna vez te ha lamido un gato habrás notado que tiene una lengua áspera: la usan para asearse continuamente y facilitan el trabajo a sus dueños. 

Pero puede haber situaciones en las que se requiere más frecuencia: 

• Heridas que necesiten medidas de higiene. Un agua tibia y jabón con pH neutro para gatos son eficaces cuando tienen heridas o costras a las que les cuesta cicatrizar. Esto aumentará la frecuencia de baños. 
• Cuando se manchan. La lengua se queda corta para limpiar a un gato que, por ejemplo, se manchara con barro. Ahí es necesario sacar la alcachofa e intervenir con un baño de emergencia. 
• Parásitos. Si el animal tiene parásitos en el cuerpo, por higiene y comodidad, lo ideal es bañarlo para esterilizar el daño en la piel. 
• Si el pelaje es excesivamente largo. Los gatos con un pelaje más extenso que la media necesitan unos baños con una mayor frecuencia que otros con un pelaje más corto. 

Cómo bañar a un gato que no se deja sin temer por tu vida: los consejos 

Primero que todo, una pep talk: ¡puedes hacerlo, no desistas! Pero necesitarás meterte en el papel, relajarte y seguir una serie de pasos para que al terminar no sea para tanto. ¡Vamos a ello! 

Previo al baño

Los preliminares son importantes para brindarle bienestar a tu gato y que la experiencia sea relajada tanto para ti como para el animal. En este sentido es recomendable que sigas una serie de consejos que podrás implementar previos al baño. 

• Cortarle las uñas. Si es un día antes, mucho mejor. Así prevendrás que, si el gato decide arañarte de los nervios, el daño sea mucho menor. Asegúrate de hacerlo correctamente. 
• Protégete los antebrazos. La parte de tu cuerpo que estará en primera línea ante el peligro de arañazos son tus antebrazos, así que ponte manga larga o algún tipo de protección de tela para reducir el impacto del gato.
• Juega con él y mímale. Ayudará a que se relaje en la sesión previa al lavado. Asegúrate de que sea un juego que le ayude a liberar tensiones, no que lo active. También puedes darle cariño y mimos extra para tranquilizarle. Es recomendable un buen cepillado: le eliminará el vello sobrante y las púas le darán un buen masaje. 
• Llena la bañera antes. El ruido del grifo puede ser un detonante para que tu gato pierda los nervios. Por eso, debes llenar la bañera poco a poco y sin que el gato presencie el ruido de la llave abierta. 

En el momento del baño

Estos son todos los preparativos, si los vas siguiendo lograrás que el momento del baño sea agradable y suceda con el menor número de incidentes. Llegó el momento de meter a tu mascota en la bañera y proceder a lavarla. ¡Te contamos cómo! 

• Temperatura del agua. Asegúrate de que el agua esté tibia: ni muy fría ni muy caliente. Los gatos son tremendamente sensibles ante el cambio de temperaturas, así que presta atención a este detalle.
•  Superficie a la que agarrarse. Los gatos tienden a sacar las garras cuando están nerviosos para aferrarse a la superficie donde se encuentran. En la bañera resbalan, pero si le tiendes una toalla o alfombrilla, ayudarás a que pueda tranquilizarse agarrándose a ella.  
• Evita la alcachofa. Estos animales no llevan bien los ruidos y el chorro de la ducha puede ponerles nerviosos a la hora de bañar a un gato que no se deja. Prueba a hacer cuencos con las manos y lavarlos poco a poco. 
• Utiliza un champú adecuado. El pH de los gatos no es el mismo que el nuestro, es más sensible. Asegúrate de coger el champú adecuado para su cuero cabelludo. 
• Toallas húmedas en zonas sensibles. Los ojos de los gatos tienden a infectarse con facilidad, por lo que no le laves con jabón y agua directamente en la cara. Emplea una toalla humedecida para retirar la suciedad del rostro. 

Nada más finalizar

¡Lo lograste! Has superado la parte más complicada, ahora solo falta el secado y ya tendrás a tu gato limpio y listo para lucir melena. Te contamos los últimos pasos para rematar este proceso. 

• Envuélvelo. Nada más terminar con el lavado, para que no se altere y su temperatura corporal caiga en picado, envuélvelo con una toalla. Así sentirá que se desprende del exceso de agua y estará más tranquilo. 
• Campo de visión despejado. Asegúrate de que no le tapas la vista a tu gato, eso seguro que lo alterará. Lo mejor es que dejes la cara fuera de la envoltura en la toalla para que esto no suceda. 
• Secador, solo si se deja. Hay dueños que tienen la fortuna de poderles secar la melena con secador a sus gatos: esto agiliza el proceso. Si no es tu caso, mejor usa la toalla. 

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