Cuando un amigote peludo comienza a moverse de una forma extraña, ¡ojo con infravalorar ese gesto! Casi con toda seguridad ,será su manera de decirnos en su lenguaje perruno que algo no va bien en su organismo. Las glándulas anales de los perros pueden no funcionar con normalidad y ser las culpables. Pero exactamente ¿qué son?, ¿por qué los veterinarios recomiendan su vaciado? Estás en el post perfecto para salir de dudas y saber cómo actuar si tu compañero necesita ayuda. Te lo agradecerá como solo él sabe.

Glándulas anales de los perros: para marcar territorio… Y mucho más

Si vives con un peludo o te mueres de ganas de tener una mascota como él, estarás acostumbrado a una escena de lo más cotidiana: ver cómo se reconoce con sus colegas de cuatro patas cuando llega al parque, olfateando el culete de cada uno… Y al revés. Tu amigo busca el potente estímulo olfativo del resto, y a la vez deja su propio olor, una especie de seña de identidad olfativa. Y todo, gracias al líquido que segregan las glándulas anales de los perros.

Para nuestros canes, esta es su particular manera de comunicarse: dan información y la reciben por el olor de sus fluidos. De hecho, esta secreción cumple un papel importante en su comportamiento sexual y para el marcaje territorial. Visto lo visto, cualquier animal es un tesoro por descubrir y estudiar, ¿a que sí? Sobre todo, si crees que llevas en tu ADN amar y cuidar a animales de todo tipo, desde adorables mascotas a criaturas exóticas. Pues plantéate hacer un Curso de Auxiliar y Asistente Técnico Veterinario, ¡y estarás más cerca de alcanzarlo!

¿Dónde estábamos? Ah, sí... Volviendo a las glándulas anales de los perros, su función principal no es comunicarse sino marcar sus heces y regular su lubricación. Aunque no lo parezca, este animal no suele depositarlas en cualquier lugar: cuando las expulsa también esparce el líquido acumulado en dichas glándulas. Y no es casual, sino que pretende extender su olor todavía más. En una palabra, es su forma de decir que ése es su territorio.

Un vaciado a tiempo, ¡y adiós problemas!

Nadie quiere ver cómo su mascota querida del alma sufre dolor porque sus glándulas anales o sacos anales (Sinus paranalis) han dejado de funcionar con normalidad. Por lo general, nuestros amigos de cuatro patas las vacían al defecar de forma natural. Su líquido actúa como un excelente lubricante cuando pasan por el recto, y de esa manera son expulsadas más fácilmente.

Sí es así, genial. Pero lo ideal no siempre es lo habitual, o lo que queremos para el bienestar de nuestros amigos caninos, ¿verdad? Cuando no las vacían por sí solos, es preciso realizar un vaciado manual para evitar problemas mayores en su salud. Lo más probable es que se haya producido un desequilibrio entre el líquido generado, espeso y de olor muy fuerte, y el expulsado.

Son muchos los factores que pueden haber generado esa alteración; que el perro sea mayor, que haya pasado por una enfermedad, haya vivido recientemente un embarazo, o que su alimentación haya experimentado algún cambio. Mejorar su dieta puede ser decisivo para no tener que hacerlo. ¡Importantísimo recordarlo!

Aunque no se trata de dramatizar, un vaciado a tiempo de las glándulas anales de los perros puede evitar una obstrucción de dichos sacos, situados a ambos lados del ano (tanto las hembras como los machos) y con un tamaño de alrededor de 1 cm. La lista de beneficios para su salud es larga: les ahorraremos inflamaciones severas, intensos dolores, ardores, mal olor, infección, quistes, abscesos, adenomas (tumores benignos)... Y en ocasiones, incluso adenocarcinomas (tumores malignos). ¡Como para no tomárselo en serio!

¿Se lame demasiado o arrastra el culete? ¡Ojo!

Son muchas las señales que nuestros amigos caninos nos lanzan como muestra de que se encuentran molestos. Cuando su malestar alcanza cotas altas, lo visibilizan con estos gestos y síntomas:

  • Se lamen con exageración la zona del ano.
  • Arrastran el culete por el suelo varias veces a lo largo del día. Una escena muy habitual es, por ejemplo, después de haber defecado en el parque.
  • No quieren caminar porque se sienten molestos, y evitan mover la cola.
  • Dejan rastros del fluido que generan estas glándulas en su camita o en el suelo.
  • Tienen fiebre y se muestran apáticos.
  • Pierden el apetito y están con somnolencia.

Si algunos de estos síntomas los reproduce nuestra mascota tal cual, podemos empezar a pensar que está sufriendo una saculitis anal (impactación de sus glándulas anales). Traducido quiere decir que hay una acumulación y obstrucción del líquido que generan. Cuando es diagnosticado por los veterinarios, los antiinflamatorios no esteroideos ((AINE) son un tratamiento efectivo: poseen propiedades analgésicas, antiinflamatorias y antipiréticas.

Como no es cuestión de entrar en pánico y adelantar acontecimientos, lo mejor que podemos hacer para salir de dudas cuanto antes es consultarlo con nuestro veterinario de confianza. Como profesional, evaluará qué le ocurre al can tras una exploración, le pondrá un tratamiento si lo considera necesario y le vaciará los sacos si valora que hay que hacerlo, que seguro que sí.

Una pequeña clase magistral para hacerlo nosotros en casa

De buenas a primeras, intentar hacer el vaciado de sus glándulas por nuestra cuenta no suele ser una buena decisión. Pero se puede aprender, y nada como tener de maestro a un veterinario o auxiliar técnico veterinario en el que confiemos plenamente. Una master class con unas nociones básicas es todo lo que nos hará falta.

Localizar dónde están las glándulas anales de los perros no siempre es fácil; y para nuestros peludos, tampoco es agradable sentir esa exploración. Hay que levantar la cola con mucho cuidado, palpar la zona alrededor del ano, notar estas pequeñas glándulas con nuestras manos y, finalmente, presionarlas para que salga el fluido. ¿Nos atrevemos?

Una vez claro el procedimiento, la idea es hacérselo en casa periódicamente en función de las características del animal. Cada perrete es un mundo. Mientras que algunas mascotas necesitan ese vaciado cada 15 días o cada mes, otros canes solo padecen este episodio puntualmente. También depende de la genética: hay ejemplares que nacen con las glándulas bastante profundas, y es la razón por la que les cuesta vaciarlas de forma natural.

Vaciar las glándulas anales de los perros es cosa de profesionales. ¿Lo eres?

Cuando se nace con una vocación tan clara y valiosa, hay que escuchar al corazón. Y después, prepararse a fondo con una formación de calidad que nos permita llegar a ser profesionales cualificados y labrarse un futuro prometedor dentro del mundo de la veterinaria.

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Bibliografía: