Buena pregunta, ¿verdad? La respuesta, como es lógico, es sí. Tanto si hablamos de los habitantes de un acuario doméstico como si se trata de grandes acuarios donde habitan animales salvajes (o incluso instalaciones de acuicultura), los peces que viven en ellos necesitan que alguien se ocupe de su salud y bienestar. Y esa precisamente es la labor de los veterinarios de peces, cuya formación incluye cursos específicos que les permiten tratar a estas delicadas y fascinantes criaturas. Si quieres saber cómo es su trabajo y qué hay que hacer para convertirte en uno de ellos, ¡no te pierdas este artículo!
Veterinarios de peces: descubre dónde trabajan
Como comentaba antes, estos profesionales tienen muchas opciones a la hora de desarrollar su labor. En primer lugar, el auge de la acuariofilia está empezando a generar una gran demanda de veterinarios de peces en nuestro país. Son ya muchas las consultas y clínicas veterinarias que cuentan con un especialista, a tiempo completo o parcial. ¿Te apasionan los acuarios y la vida subacuática? Plantéate hacer un Curso de Acuariofilia y Especialista en Grandes Acuarios y se abrirá ante ti todo un mundo de posibilidades. ¡Échale un vistazo!
Pero los acuarios domésticos no son los únicos que necesitan cuidados “nivel pro”. Los grandes tanques que podemos visitar en parques zoológicos, centros de la naturaleza, etc. precisan de un cuidado constante por parte de veterinarios con formación y experiencia. Y como te comentaba antes, las instalaciones de acuicultura, un sector súper potente en nuestro país e indispensable para la alimentación mundial, deben contar con uno o varios veterinarios de peces en nómina que controlen constantemente las condiciones de salubridad del medio y de los animales.
¿Cómo llevar a un pez al veterinario?
Cuando llevamos a nuestras mascotas al vete, estamos acostumbrados a ver transportines con mininos, perretes esperando pacientemente con sus compañeros humanos, tal vez algún pájaro enjaulado, un conejo… ¡Hasta iguanas! Pero lo cierto es que suele ser raro ver peces. Y aun así, ellos también pueden necesitar los servicios del veterinario.
Los expertos recomiendan hacer las visitas en casa y sin sacar al animal del acuario, ya que el cambio de agua les genera un fuerte estrés. Si no queda más remedio, el pez se debe transportar en un recipiente de plástico o vidrio, que esté limpio y no haya tenido contacto con productos tóxicos o jabones. Hay que llenarlo con agua de su mismo acuario, en una cantidad de un litro de agua por cada centímetro de pez (aproximado, que ya sabemos que medir a un pez en el agua es algo poco menos que imposible).
Si el trayecto va a durar más de una hora, conviene oxigenar el agua introduciendo una piedra difusora en el recipiente. Y aparte, es fundamental recoger una muestra de agua extra del acuario para que la puedan analizar: basta con unos 100 ml. Con este kit y nuestro pequeño amigo a gusto en su recipiente, podremos ir a la consulta sin miedo de sufra estrés o esté expuesto a cualquier riesgo.
Y esto es lo que pasa en la consulta…
Si trasladar a nuestros peques acuáticos al veterinario es curioso, el tratamiento en consulta no lo es menos. Cuando llegues, lo primero que tendrás que hacer es responder a una batería de preguntas, algo habitual para cualquier “paciente”. Más o menos, el veterinario de peces (o el ATV) te preguntará cuánto tiempo lleva el animal presentando síntomas, si hay más afectados, la alimentación, el comportamiento, el cuidado del agua…
Hasta aquí, nada fuera de lo común. Lo bueno viene cuando hay que examinar a tan escurridizo paciente. Primero, el experto examinará su comportamiento en el recipiente y anotará todas las anomalías. Y si hay que hacer un examen físico tendrá que anestesiar al pez: para ello pasará una parte del agua del transporte a otro recipiente y diluirá en ella un anestésico en la proporción adecuada. Luego, el ATV trasladará al animal a ese recipiente para esperar a que se duerma.
Durante el tiempo que dure el examen físico, el veterinario y el ATV mantendrán una vigilancia constante sobre la respiración del animal y el movimiento de sus branquias. El examen suele incluir la toma de muestras de sangre de la vena caudal (en la cola), así como el raspado cutáneo y la biopsia de branquias para descartar ataques de hongos, bacterias o parásitos. Incluso se pueden llegar a realizar ecografías y radiografías, llegado el caso. ¿A que es increíble?
¿Has pensado en trabajar como veterinario de peces?
Si esta información te ha dejado fascinado y crees que podrías ser un buen profesional, no dejes pasar la oportunidad. Trabajar cuidando a estos seres es todo un reto, y no solo en consulta: también podrías enfocar tu carrera a espacios como acuarios, delfinarios, zoológicos, piscifactorías o reservas naturales. Si te encanta el agua, adoras a los seres que viven en ella y pasas horas cuidando de tu acuario, no te pierdas lo que viene a continuación.
¡No dudes en rellenar y enviar el formulario! A cambio, recibirás información detallada sobre un completo curso de Acuariofilia y Especialista en Grandes Acuarios que te capacitará para trabajar en este tipo de instalaciones. Si eres veterinario, esta formación te convertirá en especialista; y si no lo eres, podrás trabajar codo con codo con otros profesionales. Te abrirás camino en establecimientos especializados en acuariofilia, consultas veterinarias, tiendas… Y por supuesto, en zoos y grandes instalaciones.
Echa un vistazo al temario y verás cómo encaja con tus perspectivas. Además, la formación incluye hasta 300 horas de prácticas para que conozcas de primera mano qué hacen los profesionales, y puedas desarrollar los contenidos teóricos del curso. Da el paso y empieza a trabajar por tu futuro en un sector en auge, totalmente vocacional y en el que cada día es distinto al anterior. ¡Una profesión increíble!