Su nombre, Maine Coon, no puede ser más glamuroso. Pero lo cierto es que esta raza gatuna se despreocupa (y mucho) de su aspecto, mostrando muchas veces un look asalvajado encantador. La razón está clara: su manto de pelo es difícil de dominar… ¿No conoces a estos michis? Pues vamos a descubrir su origen, sus características y por qué se les considera auténticos gato-perros. ¡Sigue leyendo!

Maine Coon: del mapache a María Antonieta

Si este titular tan bizarro te sorprende, bienvenido al club. Los orígenes de los gatos Maine Coon son muy difusos y hay varias teorías que se suelen barajar. En principio podemos descartar la más estrambótica de todas: que la raza procede de un cruce entre un gato común y un mapache. Aunque su enorme cola peluda pueda recordarnos a la de Rocket Racoon, el carismático protagonista de la saga ‘Guardianes de la Galaxia’, estos mininos son gatitos 100%, sin rastro de presencia de otras especies en su ADN.

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En cuanto a María Antonieta, ¿qué pinta en la historia del Maine Coon? Existe una leyenda (muy poco probable) que sugiere que, tras estallar la Revolución Francesa, la reina preparó su fuga a los Estados Unidos en un barco para evitar su ajusticiamiento. En dicho barco dejó a sus seis gatos, que al parecer viajaron en solitario y desembarcaron en la ciudad de Maine (EEUU). Si lo del mapache era bizarro, ¡no sé qué pensar de esta travesía gatuna por el Atlántico!

Una raza natural de una belleza espectacular

El origen más probable de esta bellísima raza de gatos está en los mininos de pelo largo que desembarcaron en Maine alrededor de 1850, tras acompañar a los marineros en sus travesías. No era raro que los barcos llevaran gatos, ya que ayudaban a evitar la proliferación de roedores. Al desembarcar en la ciudad, solo tuvieron que hacer migas con la población gatuna local para empezar a generar “mainecoonitos”.

Esto hace de los gatetes Maine Coon lo que se conoce como raza natural, es decir, la que surge del emparejamiento de machos y hembras animales sin la intervención directa del ser humano. El origen “popular” de estos mininos queda bien patente por su aspecto atigrado, uno de los más habituales, por ejemplo, en los gatos comunes europeos. Al parecer, la fuerza y el tamaño de los gatos de los barcos aportaron una genética muy especial a los que les recibieron en tierra firme…

Los dos primeros rasgos que nos llaman la atención de los mininos Maine Coon son su gran tamaño y su precioso manto de pelo. Los machos suelen tener un peso de entre 5,5 y 8 kilos, y las hembras, entre 4 y 5,5 kilos. A veces se leen y escuchan noticias sobre ejemplares de esta raza de hasta 13 kilos (OMG!), pero no te dejes engañar: son gatos con sobrepeso, algo que se debe evitar siempre. Como máximo, un macho Maine Coon no debe superar los 11 kilos, que ya es bastante…

Con mechones en las orejas. ¿Se puede ser más adorable?

El largo y espeso pelaje de esta raza es una auténtica maravilla. Su cola también presenta esta característica y suele ser tan larga como el propio gato; no es raro que estos michis se envuelvan en ella para mantenerse calentitos. El espesor del manto les aporta un aspecto robusto y fuerte. El color suele ser similar al de los clásicos gatitos tabby o atigrados: entre pardo y blanco o negro y blanco, con todos los tonos intermedios existentes entre ellos.

En cuanto a los ojos, los expertos indican que se aceptan en la raza Maine Coon todos los tonos del verde y el ámbar. Y una característica que adoran quienes aprecian esta raza son los mechones de pelo que muestran algunos ejemplares en la punta de las orejas, que les aporta un aire muy especial. Sea como fuere, y aunque esta raza es una monada, no hay que olvidar una cosa: ‘All Cats Are Beautiful’ (todos los gatos son bellos) y a todos los queremos por igual. ¡Con o sin pedigrí!

Un gato Maine Coon es… Puro amor

Está claro que estos animales tienen un aspecto de lo más señorial. Pero, además, los amantes de estos michis se prodigan en elogios a su carácter, que hace de ellos unos seres entrañables que se han ganado a pulso el apodo de gato-perro. Por si no conoces este término, se aplica a aquellos mininos que acompañan a sus humanos por la casa, piden y entregan cariño constantemente e incluso participan en juegos (ir a buscar juguetes y traerlos de vuelta, por ejemplo), como si de perretes se tratase.

Por tanto, los Maine Coon son gatos cariñosos e ideales para hogares con niños. También se relacionan muy bien con otras mascotas y despliegan una curiosidad sin límites. Otra cosa que les encanta es trepar, así que, si vas a adoptar a uno de ellos, tenlo en cuenta y quita de tus estanterías cualquier objeto que se pueda caer. Una estructura con escalones, rascadores y plataformas, ¡será el mejor regalo de bienvenida que le puedas hacer!

Además de su comportamiento interactivo, curioso y adorable, que incluye una gran variedad de ruiditos fuera del clásico miau (son gatos muy “charlatanes”), hay otras características que hacen de ellos compañeros muy especiales. Por ejemplo, ¿sabías que su manto de pelo es impermeable, herencia probable de sus antepasados marineros? También hay ejemplares polidáctilos, es decir, con hasta siete dedos en sus patitas. En este caso no se trata de una característica de la raza sino de una herencia genética, que al parecer es bastante habitual en los Maine Coon.

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Bibliografía