Animales marinos fascinantes: manatí del Caribe

Hay ocasiones en las que los animales terrestres tienen réplicas acuáticas. Es lo que ocurre con el manatí del Caribe, un apacible sirenio popularmente conocido como “vaca de mar”. Este mamífero pasa su vida alimentándose de pastos bajo el agua, que debe ser cálida para mantener sus constantes vitales. Actualmente, existen varios programas de conservación de la especie, a la que te invitamos a conocer en este artículo. ¡Echa un vistazo!

Características del Manatí del Caribe: descubre a esta especie

Tranquilo, inofensivo y solitario. El manatí del Caribe es el perfecto vecino del océano. A pesar de su gran envergadura, que puede alcanzar los 4 metros de longitud, este animal resulta inocuo. Su cuerpo varía entre el color marrón y el gris, y está totalmente adaptado al medio acuático.

Para desplazarse por él, se vale de sus dos aletas superiores, así como de una tercera posterior en forma de espátula. Al ser un mamífero debe salir a la superficie para respirar cada cinco minutos, aunque puede espaciar sus emersiones hasta los 20 en los periodos de descanso. 

Una de las características del manatí del Caribe que lo diferencia de otros parientes es que tiene uñas para rascarse y ayudarse en sus ingestas. También dispone de dos válvulas que bloquean sus fosas nasales cuando está sumergido, y de unos dientes que se renuevan constantemente para triturar la comida.

De hecho, estos mamíferos ya nacen con molares, por lo que pueden empezar a alimentarse como los adultos a lo largo de su primer mes. Para la lactancia, las crías utilizan las glándulas que encuentran bajo las aletas las hembras, que pueden llegar a alcanzar los 600 kilos de peso.

Manatí del Caribe: cómo es su alimentación

En el caso del manatí del Caribe, la alimentación es simple. Consume tanto algas como pastos marinos, aunque en ocasiones puede llegar a comer algún pez. 

Sin embargo, lo normal es que lleve un menú vegetariano, aunque no por ello aburrido. Puede elegir entre unas 60 especies vegetales distintas, como el alga bajú, la caulerpa o el convenientemente bautizado como “pasto manatí” (Syringodium filiforme).

No dispone de una gran capa de grasa que lo aísle, pero sí debe ingerir grandes cantidades de alimento debido al bajo índice calórico de su dieta. Podríamos decir que es todo un glotón: en circunstancias ideales, consumiría hasta 50 kilos de plantas cada siete horas.

¿Cuál es el hábitat del manatí del Caribe?

El manatí del Caribe vive en la costa, los ríos, los canales y los estuarios. Le gustan las aguas lentas y poco profundas que se reparten entre Norteamérica y Brasil, sin importar si son dulces o saladas.

Eso sí, tienen que ser tropicales, porque carecen de una capa de grasa lo suficientemente gruesa como para aislarse del frío. Esta sensibilidad es tan grande que les impide soportar temperaturas inferiores a los 20 grados centígrados. Si esto ocurre, se les bloquea el aparato digestivo, lo que les causa la muerte.

En función de la época del año, los manatíes del Caribe se trasladan a aguas más cálidas, como las de Florida. Una buena forma de encontrarlos es enfocarse en aquellos puntos en los que abunda la vegetación.

Subespecies de manatí: ¿Dónde vive cada una?

El nombre científico del manatí del Caribe es Trichechus manatus. La especie se divide en dos subramas, el Trichechus manatus latirostris (manatí de Florida) y el Trichechus manatus manatus (manatí antillano). 

La principal diferencia entre ambos es la zona en la que viven. El primero se localiza en Estados Unidos, concretamente en Florida, mientras que el segundo se reparte entre Brasil, México, las Bahamas y el Caribe.

Curiosidades del Manatí del Caribe

El manatí del Caribe está repleto de peculiaridades. Resulta difícil no sentir ternura hacia su apariencia amable y gruesa, aunque lo cierto es que estos mamíferos distan mucho de ser torpes. 

A continuación, te contamos algunos de los rasgos más sorprendentes de esta vaca de mar. ¡Apúntate los mejores para compartirlos!

Atletas marinos

Piruetas, giros y volteretas. En un logro que solo puede calificarse de admirable, los manatíes del Caribe mueven grácilmente sus cerca de 600 kilos en el agua para realizar saltos o desplazarse boca arriba. 

Ingenuos e inocentes

Las vacas de mar se han desarrollado históricamente en zonas en las que carecían de depredadores naturales. Esto significa que no poseen mecanismos de defensa ante los peligros. El más habitual es el ser humano, que lo caza por su carne y su piel.

Cerebro de guisante

No tiene el tamaño de una legumbre, pero sí el más pequeño en relación al cuerpo que se ha observado en un mamífero. Además, carece de esa apariencia laberíntica a la que estamos acostumbrados: es prácticamente liso.

Sensibilidad a flor de piel

Los manatíes son solitarios, pero eso no significa que no sean cariñosos. Se les ha observado abrazando a sus compañeros, y tienen otras aptitudes que demuestran su sensibilidad, como su capacidad para diferenciar colores.

Embarazos tediosos

La tasa reproductiva del manatí es baja. No es de extrañar si pensamos que los embarazos se extienden entre un año y los 14 meses, y que en cada parto solo nace una cría. 

Estos bebés no dudan en avisar a sus madres cuando tienen hambre. Lloran emitiendo unos chillidos específicos que les ayudan a disfrutar de la siguiente toma.

Las amenazas del manatí: una especie vulnerable

La acción humana ha provocado que esta clase de sirenio se encuentre en un estado vulnerable. Sufre la caza, choca con barcos y se queda atrapado en las redes de pesca.

En ocasiones, las ciénagas en las que habitan son secadas para regar otros terrenos, lo que les perjudica gravemente. Algunos incluso han dejado de migrar para quedarse en zonas que se caldean debido a actividades artificiales.

Fórmate para cuidar la diversidad acuática

Las reservas de agua del planeta esconden una fauna muy rica. El manatí del Caribe es solo uno de sus exponentes, aunque necesita un cuidado especial para evitar su extinción en el futuro. 

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