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Alergia y sensibilidad alimentaria en perros y gatos, ¿es lo mismo?

23 febrero 2024
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No me lo digas. Vives con un perrete o con un minino en casa, y este tipo de temas te rondan la cabeza… Quizá has empezado a observar que, de repente, no les sienta bien la comida a alguna de tus mascotas. O sin más, te apetece aprender más sobre el mundo de la nutrición animal. Al fin y al cabo, eres un animal lover; y por desgracia, estas dolencias no son exclusivas del ser humano. La alergia alimentaria en perros es bastante más común de lo que imaginamos:  cuanto más sepas sobre ella, mejor podrás ayudar a estos amigos que tanta felicidad regalan.

Alergia alimentaria en perros y gatos, e intolerancias. ¡Nada que ver!

Tanto un gato como un perro pueden desarrollar de repente una alergia alimentaria, de la que hasta el momento no habían dado señales. Aunque no nos mole nada descubrirlo. Realmente, sabemos poco acerca de esta reacción exagerada de sus sistemas inmunitarios ante sustancias inocuas, los llamados alérgenos. Y bastante menos sobre si la alergia alimentaria en perros o mininos es lo mismo que la intolerancia…

¿Qué tal si empezamos aclarando qué es qué? Si bien las dos son reacciones adversas a ciertos alimentos, conllevan mecanismos inmunológicos distintos. Y las señales clínicas, afortunadamente, no son iguales. Para muchas personas, investigar sobre la nutrición de los seres vivos y cómo repercute en su bienestar supone un reto alucinante. Si eres uno de ellos, realizar un Curso de Nutrición animal: canina, felina y equina te acercará a esta vertiente de la veterinaria y te mantendrá en contacto directo con mascotas de todos los pelajes. ¡Mola!

Volviendo a las diferencias entre ambos conceptos, una intolerancia alimentaria es una incapacidad del organismo de procesar ciertas sustancias. El típico ejemplo de la lactosa: ¿a qué te suena? Pero en este caso, el sistema inmunitario no interviene para nada. Lo más curioso es que suele ser un alimento bastante habitual en la dieta el que termine causando este tipo de alergias: los animales se vuelven sensibles ante una ingesta repetida.

Es totalmente normal que tu perro o tu gatito lleven años felices con su comida favorita, y de repente manifiesten alteraciones alérgicas porque no tolera proteínas o carbohidratos. Los alérgenos más frecuentes son el pescado, la carne de vacuno, los productos lácteos, la carne de cordero y de pollo… Sin olvidarnos de la sensibilidad que muestran ciertas mascotas hacia cereales con gluten, como el trigo.

Vale, ¿y cómo lo detectamos?

Una vez confirmado que la alergia alimentaria en perros y gatos no tiene nada que ver con la intolerancia o sensibilidad, toca hablar de los síntomas más frecuentes. Sin pasar por alto una duda a despejar para cualquier amante de estas criaturas: si existen razas caninas con una mayor predisposición a desarrollarla. ¿Te lo habías preguntado?

Aunque como punto de partida cualquier perro es susceptible de padecer estas alergias, no podemos obviar lo que dice al respecto la comunidad científica. Algunos estudios han podido demostrar que ciertas razas son más proclives. Por citar algunos, los golden retriever, perros pastores,  labradores, teckel, white terrier y cocker spaniel, entre otros. La lista es larga.

Antes de que una alergia alimentaria en perros o gatos dé la cara, es bastante normal que pasen por un periodo de sensibilización, imperceptible incluso para los propios animales. Cuando aparece, los síntomas que presentan nuestras mascotas son bastante similares:

  • Dermatitis por alergia alimentaria en perros. Es el trastorno por excelencia, causando picores intensos y enrojecimiento. Afecta sobre todo a la zona inferior del cuerpo, las axilas y las orejas, provocando otitis. Debido a los intensos rascados y lamidos, no es extraño que se hagan heridas, se les caiga el pelo y se les irrite la piel.
  • Prurito y alopecia parcial en los gatos. En mininos, son dos síntomas bastante frecuentes. Pueden aparecer combinados con un cuadro de alteraciones gastrointestinales. Será el veterinario el que determinará si se trata de un prurito estacional o no estacional; cuando el picor persiste durante todo el año y no solo en primavera, todo apunta a que es una alergia alimentaria y no al polen.
  • Dermatitis por infecciones secundarias bacterianas. Es un síntoma habitual en los gatos.
  • Diarreas y vómitos. Tanto perros como gatos pueden mostrar estas alteraciones digestivas, y no siempre son indicios de una alergia alimentaria. Por ejemplo, los canes sufren dolores abdominales y diarreas cuando tienen intolerancias al pienso; en cambio, los gatos muestran síntomas de dermatitis.

Tratamientos para la alergia alimentaria en perros y gatos

Para cualquier amante de estas criaturas, una de las principales preocupaciones es saber si la alergia es para toda la vida. Aunque hay que hacerse a la idea de que no se cura, lo importante es conseguir un diagnóstico certero por parte del veterinario. La prueba más extendida es la de eliminación, con dietas especiales libres de los ingredientes sospechosos.

Eso permitirá proporcionar al animal un menú nuevo y equilibrado, sin los componentes nocivos. El tratamiento se basa en trabajar sobre una nueva alimentación, manteniendo a raya la alergia y sus síntomas. La prescripción de fármacos o antibióticos solo tendrá lugar ante lesiones dermatológicas graves, infecciones secundarias bacterianas, etc.

Los profesionales suelen recomendar dar una nueva dieta durante un periodo de entre 8 y 10 semanas. Tiempo suficiente para observar una mejora en nuestras mascotas. De ser así, y siempre con la supervisión de un veterinario, iremos incorporando nuevos alimentos, uno por uno. Si la dieta funciona, se mantendrá de forma indefinida.

¿Podemos hablar de alimentos recomendados? En realidad sí: los piensos sin granos y sin ciertas proteínas. Además, existen proteínas que generan más alergias que otras; el pollo, sin ir más lejos, suele figurar en la lista de “no dar”. En cambio, hay otras proteínas que sí se aconsejan en animales con alergia o sensibilidad alimentaria, como el pavo y el conejo, carnes blancas de fácil asimilación.

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Bibliografía:

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