Caballo tordo: ¡todo sobre esta raza!

Tornado, Sombragrís o Pequeño Tío, el compañero de aventuras de la querida Pippi Calzaslargas… Son los nombres de algunos de los caballos más famosos de la literatura y la televisión. ¿Cómo bautizarían los grandes del cine y la televisión al caballo tordo, un equino singular, si protagonizara algunas de estas aventuras? Este amigo con nombre de ave es un animal maravilloso, capaz de inspirar el guion de infinidad de historias y de ser el mejor compañero del hombre. Si quieres saber las razones, sigue leyendo… Y verás que no exageramos lo más mínimo.

Caballo tordo, el equino que cambia de color

Caballo tordo (o cariñosamente para los amigos, tordillo): estás ante uno de los animales más especiales del universo ecuestre por ese atuendo tan espectacular que luce. Los fans de estos animales suelen reconocer sentir debilidad por ellos. Pero antes de describir cómo es su pelaje y a qué se debe tanta expectación, os doy una pista: se llaman igual que un ave muy común, el estornino (Sturnus vulgaris).

En algunas regiones de España a este pájaro se le conoce como tordo. Pues bien, alguien decidió que su plumaje negro con tonos irisados recordaba mucho al llamativo pelaje de este mamífero perisodáctilo… Y fin del asunto. Ya sea porque los caballos te parecen seres fantásticos o en general cualquier bicho viviente en la Tierra, ¿has pensado hacer un Curso de Asistente y Auxiliar Técnico Veterinario? Interactuar con ellos, cuidarlos, velar por su calidad de vida… Un sueño hecho realidad, ¿o no?

Cuando se ve el manto de un caballo tordo, es difícil de olvidar por sus manchas blancas y grises distribuidas de una forma especial. Podría ser la obra abstracta de un pintor, ya que parecen estar coloreadas. Sin embargo, la manera es que se reparten por la cabeza, cuerpo y crines es el resultado de una variación genética que se da en muchas razas de equinos.

Hasta donde sabemos, los potrillos tordos no son así. Nacen con una capa base negro oscuro. Lo que sí puede ocurrir es que presenten en su físico algunas señales de que son tordos en potencia. En concreto, manchas blancas alrededor de los ojos e incluso de las pestañas. Curioso, ¿verdad?

El secreto de su despigmentación, la clave de todo

En realidad, lo que le sucede a un caballo tordo a lo largo de su vida (sea la raza que sea) es que experimenta un proceso de despigmentación progresiva que finaliza con la capa gris jaspeada y con puntos blancos que le caracteriza. Es una transformación que solo altera al pelaje: ni los ojos ni la piel subyacente cambian el color.

El fenómeno en sí despierta muchísimo interés entre los enamorados del reino animal. Y no digamos ya entre los forofos del universo equino. No es para menos, porque cada una de sus fases (y son seis) son increíbles. Las recapitulamos por aquí brevemente:

1.  Pelaje de nacimiento. Como te adelantaba antes, los potrillos poseen un pelaje oscuro que viene a ser la capa de base. En esta etapa de su vida, raras veces se ven ejemplares con la clásica capa blanca o canosa.
2. Tordos incipientes. El proceso de despigmentación empieza a hacer de las suyas en esta fase, justo cuando tiene lugar la primera muda del pelaje del caballo. Los primeros cambios consisten en pelos largos a lo largo de la piel, concentrándose en la cabeza.
3. Tordillos rodados. Es el momento en el que la muda de nuestro amigo equino es más frecuente y aumenta la aparición de pelos blancos o canos, normalmente agrupados como manchas o pintas por todo el cuerpo. No es extraño que sean grandes y tengan la forma típica que conocemos, distribuyéndose por la piel más expuesta del animal.
4. Rodados claros. Cuando llega a esta fase, el proceso es ya bastante evidente: la proliferación de pelos blancos se dispara, el tono blanco empieza a superponerse sobre la capa oscura… Y las pintas o manchas no solo crecen de tamaño, también aumentan. El caballo tordo, tal y como se le conoce, está a punto de salir a escena.
5. Moscatel y atruitats. Es una fase definitiva del proceso de despigmentación, ya que la  proporción de pelos negros frente a pelos blancos es notablemente inferior. Ya solo quedan unos pocos lunares oscuros sobre su pelaje. Cuando el pelo que subyace en los animales es pardo o negro, lo correcto es llamarlos tordos moscatel. Mientras que si son de color castaño o alazán hay que hablar de tordos atruitats.

Blancos o canosos. Y llegamos a la última etapa, cuando ya por fin muestra su magnífico pelaje gris salpicado de manchas blancas tanto en el cuerpo, como en las crines, cola y cabeza. ¡Esa capa torda tan valorada! ¿Impresionado con el proceso?

Más razones para quererlo… y cuidarlo

Pero esta criatura tan noble e inteligente no es sólo una cara bonita. Además de esa belleza singular que le da su pelaje, está considerado un caballo fuerte y con una genética valorada entre los entendidos. Su esperanza de vida es alta, con una media aproximada de 35 años si ha recibido los cuidados adecuados. Si bien depende mucho de las razas; algunas no pasan de los 25 y otras, en cambio, pueden superar los 40.

Querer a un caballo tordo también implica conocer uno de los puntos débiles de su salud. Vais a flipar, pero este mamífero perisodáctilo tiene una predisposición importante a la aparición de melanomas. Alrededor de un 80% de estos caballos mayores de 15 años los desarrollan, tanto machos como hembras, y pueden llegar a convertirse en malignos. Los melanomas son tumores originados por una alteración en el ADN de los melanocitos; las células que producen melanina, el pigmento encargado de dar color negro a su pelaje.

Suelen aparecer a partir de los 12-14 años de edad, y lo habitual es que surjan manchas oscuras debajo de la cola y en las partes del cuerpo donde hay poco pelaje o directamente nada. La buena noticia es que, por lo general, están asociados a tumores benignos. Aun así, es recomendable recurrir a la cirugía cuando causan molestias y dolor al animal. Y a modo preventivo, los veterinarios son partidarios de realizar revisiones a partir de los 12 años e intervenir quirúrgicamente cuando hay indicios de tumores malignos.

¿Quieres saber más sobre el caballo tordo y otros “parientes”?

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Obtendrás todos los conocimientos básicos para sus cuidados y bienestar. Quizá no tengas cerca un caballo tordo, pero seguro que podrás velar por la salud de otras muchas criaturas. Eso sí, después de haber pasado por un período de prácticas profesionales (hasta 300 horas) que serán la mejor experiencia laboral antes de empezar a ejercer como un ATV.

Sean quien sean tus futuros pacientes, seguro que tendrás mucho que aportar a esta profesión. Convertirte en un guardián de su salud y de su estado anímico. ¿Te ves? ¡Pues ya estás tardando en matricularte!