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¿Qué es la carabela portuguesa?

13 marzo 2024
carabela portuguesa

Si cuando has leído el título de este artículo te has imaginado a los primos portugueses de Colón desembarcando en América… Pues lo siento, pero te has equivocado de lugar. Si por el contrario eres un fan de los bichos más extraños, ¡enhorabuena! Porque la carabela portuguesa no es una embarcación, sino una agrupación de seres vivos que habitan la superficie del mar en forma de colonia. Vamos, que es tan rara que ni siquiera es un animal, sino muchos. ¿Quieres saber más? Quédate conmigo, ¡y alucina un rato!

Carabela portuguesa: la versión “animal” de una cooperativa

Pues sí, parece increíble. Pero lo cierto es que este organismo (porque no le podemos llamar “ser” ni “animal”) está formado por miles de seres, que cooperan para sacar adelante su proyecto entre todos. ¿Estás flipando? Pues no te quedes aquí y anímate a realizar un Máster de Animales Exóticos y Salvajes. Se trata de una formación del máximo nivel que te habilitará para “enfrentarte” a frikis del calibre de la carabela portuguesa, y a vivir de tu vocación en compañía de los animales más increíbles.

Lo cierto es que este tipo de organismos son menos extraños de lo que pensamos. De hecho, bichejos tan familiares como las hormigas o las abejas también viven formando organismos coloniales. Es cierto que son seres independientes, pero ninguno es capaz de sobrevivir fuera de la comunidad (el hormiguero o la colmena). Por otra parte, tenemos también a los corales, más similares a las carabelas portuguesas: al igual que en ellas, los organismos que los conforman viven fusionados.

A lo que íbamos. El nombre científico de este organismo colonial es Physalia physalis, aunque también se lo conoce con nombres tan peculiares como agua mala, agua viva o botella azul. Muchas veces se las confunde con medusas por su estructura gelatinosa, su “capuchón” y sus tentáculos; pero no lo son en absoluto. Las medusas, por ejemplo, viven bajo la superficie del mar; las carabelas portuguesas flotan sobre ella y se dejan llevar por el viento, las mareas y las corrientes, en busca de alimento o buenas condiciones de vida.

¿50 metros de tentáculos? Ni el kraken…

Si hasta ahora te han parecido peculiares, prepárate para lo que viene a continuación. Las carabelas portuguesas están formadas por una vela gelatinosa (similar a la de una embarcación antigua: de ahí su nombre) que flota por encima del agua, un aparato digestivo interno y un buen número de tentáculos sumergidos. Atención, porque ¡pueden llegar a medir hasta 50 metros! Eso sí, lo habitual es que no pasen de 10 metros, que ya es bastante.

Y aquí va otro dato para flipar: cada parte de la carabela portuguesa está formada por organismos con distintas funciones. Todos ellos se conocen como hidroides, pero los hay de cuatro tipos:

  • Neumatóforo. Es la “vela” del organismo, que sirve, como comentábamos, para desplazarse.
  • Gastrozoides. Son los encargados de hacer la digestión.
  • Dactilozoides. Aquí tenemos a los soldados: se encargan de detectar y capturar presas y de defender a la colonia.
  • Gonozoides. Su labor es la reproducción.

Depredador y presa, al mismo tiempo

Pues sí, has leído bien. Este organismo se alimenta de presas, es decir, es carnívoro. Y según su tamaño, pueden capturar y comer desde plancton hasta peces de cierto tamaño. Pero como suele suceder en la naturaleza, todo tiene su contrapeso: la carabela portuguesa no es solo un depredador. Hay ciertas especies que la incluyen en su menú, como las tortugas carey, el caracol violeta, el pez luna (cuya alimentación consta en gran medida de medusas) y el dragón azul (Glaucus atlanticus), una espectacular babosa de mar.

Los tentáculos de estos organismos son urticantes: los emplean como medio de defensa y para inmovilizar y capturar a sus presas. Pero lo más curioso es que hay una especie de pulpo, el pulpo manta, cuyos individuos más jóvenes portan a veces sus tentáculos (arrebatados a algún ejemplar) como método defensivo y para cazar. Si es que no pueden ser más espabilados…

¿Qué ocurre si te pica una carabela portuguesa?

Esta es, sin duda, la pregunta del millón. Muchos de nosotros no habíamos oído hablar de este curioso ser hasta hace unos veranos. Y es que, salvo excepciones, la carabela portuguesa no frecuentaba nuestras costas; pero el cambio climático y el descenso de sus depredadores han hecho que se multiplique. El resultado: algunos ejemplares empiezan a llegar a puntos como Asturias, Cantabria o el País Vasco.

Además de correr el riesgo de que nos roce un tentáculo urticante en el agua (con más de 10 metros de largo, lo raro sería que nos librásemos), también nos pueden “picar” cuando están en la arena. Aunque estén muertas, el veneno sigue activo durante unas horas. Conviene tener precaución: la picadura no suele ser mortal, pero en niños y adultos con problemas de salud puede ser extremadamente grave, llegando a causar la muerte en contadas ocasiones.

Si sufrimos su “ataque” lo normal es que la piel se enrojezca y sintamos un fuerte escozor. Esto es lo que debes hacer: lava la zona afectada con agua salada (nunca dulce) o alcohol. No apliques vinagre; sirve con las medusas corrientes, pero no con estos “monstruitos”. Después, lo mejor es aplicar una crema con cortisona y acudir lo antes posible a un centro de urgencias o un hospital.

¿Crees que es un bicho raro? Pues sigue leyendo

La carabela portuguesa es una firme candidata a “organismo más extraño del universo”. Pero es solo la primera de una larga lista, la de los animales más extraños, salvajes y fascinantes que pueblan nuestro planeta. Estudiarlos, investigar su desarrollo y trabajar con ellos tiene que ser la caña, ¿verdad?

Si es lo que crees, anímate a completar tu formación con un Máster de Animales Exóticos y Salvajes. No solo descubrirás a los bichos más extravagantes, sino que obtendrás los conocimientos y la práctica necesaria para cuidarlos, alimentarlos y protegerlos en zoos, acuarios, reservas marinas o terrestres, centros de recuperación…

Una fantástica opción para quienes, como tú, creen que todos los animales son bellos y maravillosos. Sí, hasta la carabela portuguesa… Que aunque ni siquiera sea un animal, ¡nos mola!

Bibliografía:

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