En este artículo te vamos a hablar sobre cómo respiran las aves. Este tipo de animales tienen un sistema respiratorio particular adaptado a su alta demanda de oxígeno. Dicho sistema está compuesto por los pulmones y por unos sacos aéreos. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo y no te pierdas nada!

El sistema respiratorio de las aves es bastante delicado. Por eso, hay que procurar vigilar la salud de las aves para detectar a tiempo posibles problemas respiratorios.

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Cómo respiran las aves: algunas claves 

Las aves respiran por pulmones al igual que otros animales y que las personas. Sin embargo, su sistema respiratorio es un poco diferente al nuestro y sus pulmones funcionan de forma distinta.

Este tipo de animales tienen una alta demanda de oxígeno. Esto se debe a la alta tasa metabólica que requiere el vuelo. Por eso, su sistema respiratorio se ha adaptado para resultar mucho más eficiente.

Las aves ventilan sus pulmones a través de los sacos aéreos. Estos sacos son unas estructuras que solo tienen las aves (tal vez también las tenían los dinosaurios). El aire fluye primero por los sacos aéreos y luego por los pulmones.

 

El sistema respiratorio de las aves

El sistema respiratorio de las aves se compone de lo siguiente: la tráquea, los pulmones, los sacos aéreos, los bronquios, los nervios y los vasos sanguíneos. Sus pulmones son rígidos y están fijos a la pared torácica.

Estos animales pueden respirar por medio de las fosas nasales (que suelen ser bastante cortas) o por la boca. El aire entra y pasa por la faringe y luego por la tráquea. Después, la tráquea se bifurca en la siringe en dos bronquios primarios. Los bronquios primarios entran en los pulmones, donde se ramifican.

Los sacos de aire de las aves

Los sacos aéreos de las aves no intervienen en el intercambio de los gases, sus principales funciones son, en realidad, almacenar aire y actuar como fuelles. Esto permite a las aves mantener en sus pulmones un volumen constante y fijo de aire fresco fluyendo por su interior.

En la respiración de estos animales intervienen tres juegos diferentes de órganos: los sacos de aire anteriores (ventricular, cervical y torácicos), los pulmones y los sacos de aire posteriores (torácicos posteriores y abdominales).

Estos sacos aéreos se extienden hacia el húmero, el fémur, las vértebras e incluso el cráneo. Las aves no tienen diafragma, por lo tanto, el aire entra y sale mediante cambios de presión en los sacos.

Los pulmones de las aves

Los pulmones de este tipo de animales no tienen alveolos. Tampoco se expanden ni se contraen como sí lo hacen los pulmones de los mamíferos. 

En lugar de los alveolos, los pulmones de las aves cuentan con millones de tubos paralelos entre sí que se conocen como “parabronquios”.

Las paredes de los parabronquios están compuestas por tejido epitelial y se comunican con los capilares de aire. Estos capilares de aire forman una red con los capilares sanguíneos. El intercambio de gases (oxígeno y dióxido de carbono) se produce en este punto del sistema respiratorio. En el caso de los mamíferos, dicho intercambio se da en los alveolos.

 

El ciclo respiratorio de las aves

En las aves, el aire fluye de manera unidireccional a través de los pulmones mediante el sistema bronquial.

El ciclo respiratorio se completa en dos fases:

  • Primera fase: se realiza la inspiración y el aire entra hacia los parabronquios primarios. De allí, va a los sacos aéreos caudales. Con una espiración, se conduce el aire a los parabronquios pulmonares para el intercambio de los gases.
  • Segunda fase: el aire pasa a los sacos aéreos torácicos craneales y al clavicular. Después, va a los bronquios medioventrales secundarios y de allí otra vez a la tráquea.

 

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