¿Cuál es el tiburón más peligroso?
Ver cómo un tornado de tiburones hambrientos se aproxima a ti puede ser una experiencia terrorífica. Sin embargo, por mucho que nos guste la bizarra propuesta de ‘Sharknado’, no es muy verosímil. Tampoco tiene que ser agradable que, como en ‘Tiburón 4, la venganza’, un escualo especialmente inteligente quiera matar a toda tu familia porque tu padre acabó con otros miembros de su especie… Pero esto es todavía menos creíble. Así pues, si ni los que vuelan en tornados ni los que esconden ansias vengativas son los más amenazantes, ¿cuál es el tiburón más peligroso? ¡Vamos a descubrirlo!
Peligroso, vale. Pero, ¿para quién?
Si un ejemplar de plancton estuviera escribiendo este artículo (algo digno de una peli de Cronenberg), te diría que el tiburón más peligroso de todos es el tiburón ballena. Este gigante abre laboca para dejar entrar grandes cantidades de agua que expulsa después a través de sus branquias, reteniendo los microorganismos y pequeñas algas que había en ella para nutrirse. Aunque para los humanos es bastante inofensivo, para el plancton o los pequeños moluscos el tiburón ballena es objetivamente un peligro monumental.
Nadar junto a este animal de entre cinco y seis metros, estudiarlo, ayudar a su conservación, ver cómo realiza su proceso alimenticio… Tiene que ser una pasada. ¿Te gustaría poder hacerlo? Pues quédate con este Máster de Animales Exóticos y Salvajes. Descubrirás mil peculiaridades sobre un montón de seres, que te dejarán con la boca tan abierta como la del tiburón ballena. Cuando termines, podrás trabajar con ellos y seguir aprendiendo mientras te dedicas profesionalmente a cuidar su bienestar.
Por supuesto, cuando tratas con animales salvajes exóticos hay que conocer los riesgos. Ten cuidado si en algún momento trabajas con un tiburón toro: algunos biólogos marinos afirman que es el tiburón más peligroso del mundo. Aunque mide poco más de 3 metros, es fuerte, robusto y muy territorial: en cuanto considera que lo están provocando, se lanza al ataque.
Además, tanto en aguas dulces como saladas, suele estar cerca de la costa para encontrar alimento y su mordedura es una de las más letales del mundo acuático. No tiene botines ni va descalzo porque no tiene pies; pero, ¡ojo con este torito guapo!
Spielberg no iba desencaminado: el tiburón más peligroso es…
No hay que subestimar al tiburón toro, al igual que al tiburón tigre, que recibe su nombre por las rayas transversales oscuras que presenta en el costado. Se han registrado ataques aislados a humanos por parte de este depredador en lugares como el Mar Rojo. Aun así, la mayoría de expertos coinciden: el protagonista de ‘Tiburón’, la película de Steven Spielberg que hizo que el turismo en las playas de Estados Unidos decreciese a finales de la década de 1970, es el ganador. Si es lo que estabas pensando, ¡acertaste! El tiburón blanco es el más peligroso del mundo.
¿Y qué es lo que hace tan temible al tiburón blanco? Para empezar, su gran tamaño. Este carnívoro, al que apodaron “el asesino del mar”, mide aproximadamente 1,2 metros al nacer y suele alimentarse de crustáceos, moluscos o peces… Pero cuando empieza a crecer y alcanza incluso los 6,5 metros, se le quedan pequeños y pasa a comer también focas, leones marinos o incluso calamares gigantes. Es posible que, si en su hábitat desaparecieran sus presas habituales, atacara a algún humano si este pasase por allí; y siempre, para tratar de alimentarse.
Una máquina de cazar de alto nivel
Además, su cuerpo está perfectamente preparado para la caza. En primer lugar, parece que la coloración de su piel le permite camuflarse de forma que cuando sus presas lo ven desde abajo, tienen problemas para detectarlo. Su zona dorsal blanca se mimetiza con la luz solar procedente de la superficie, y su zona lumbar, grisácea, se funde con la oscuridad de las profundidades.
Por otro lado, su olfato y las vibraciones del mar le permiten detectar a dichas presas a grandes distancias. Se acerca a ellas de forma sigilosa y, cuando considera que están a su alcance, acelera de golpe gracias a su aleta dorsal o cola, que le permite moverse a nada menos que 50 kilómetros por hora, y las captura. Con esas condiciones, ¡no hay escapatoria!
Por si esto fuera poco, sus mandíbulas se cierran con una fuerza de hasta dos toneladas: 300 veces más que la de cualquier humano. Y no se conforman con ser letales, ya que también están listos para evitar sufrir cualquier daño. Para que te hagas una idea, son capaces de rotar sus ojos por completo dentro de la órbita para no herirlos durante la caza. No sólo arrasan, sino que se aseguran de que ellos, como buenos reyes del océano, no van a sufrir ni un rasguño.
El mayor peligro para el tiburón más peligroso
Es innegable que los tiburones blancos son unos cazadores implacables. El único animal acuático capaz de atacar a uno de ellos y salir victorioso es la orca, y no lo hace para alimentarse sino para quitarse de en medio rivales por posibles presas. Por tanto, el tiburón blanco no tiene depredadores naturales y podría vivir con total tranquilidad en las aguas templadas de todos los océanos.
Y aun así, según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), es una especie vulnerable. En la actualidad, su riesgo de extinción es alto. ¿Cómo es posible, si no tiene depredadores naturales y solo un enemigo letal? Pues te lo puedes imaginar: la mayor amenaza para el tiburón blanco son los humanos.
Cada año exterminamos a 100 millones de tiburones, ya sea por pesca permitida, incidental o ilegal. En 2013 se detectaron 24 países que los estaban cazando en el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, sin reportar las capturas tal como dicta la ley. De hecho, la población de tiburón blanco en el Mediterráneo ha decrecido enormemente en los últimos años.
Si a la sobrepesca le sumamos la persecución que sufren para conseguir sus aletas, el problema no hace más que aumentar. En lugares como China, la sopa de aleta de tiburón se considera un manjar. A los tiburones, muchas veces, se los caza únicamente para cortarles las aletas y volverlos a soltar al mar. Allí mueren, convirtiendo esta práctica en un consumo muy irresponsable.
¿Quieres ayudar a los tiburones?
En realidad, el tiburón blanco pocas veces ataca a humanos. Las muertes registradas por estos ataques son de unas cinco personas al año. Si a nosotros nos parecen peligrosos, imagina lo que les tenemos que parecer a ellos… Sin embargo, actualmente se siguen impulsando programas de recuperación de la especie. En ellas se necesitan expertos dispuestos a estudiarlos y a encontrar formas de asegurar su conservación. ¿Te gustaría ser uno de ellos?
¡Rellena nuestro formulario! Cuando lo hagas, te enviaremos toda la información sobre un Máster de Animales Exóticos y Salvajes… Y, la respuesta a todos los misterios sobre tiburones y otros seres igual de interesantes estarán al alcance de tu mano. Además, podrás acceder hasta a 300 horas de prácticas que te ayudarán a comenzar tu aventura profesional con animales: desde la tierra hasta el viento, y desde el río hasta el mar.
No nos vamos a engañar: el tiburón blanco no es un pedazo de pan tranquilo e inofensivo. Pero si le preguntas a él, te dirá que nosotros tampoco lo somos. Si quieres demostrarle que algunos estamos dispuestos a ayudarle, anímate a embarcarte en esta aventura… ¡Seguro que no será tan peligrosa como tornados de escualos o tiburones vengativos!