¿Qué es el enanismo hipofisiario en perros?

Por fortuna (para ellos), los grandes personajes caninos de ficción viven ajenos a las patologías que padecen sus colegas de carne y hueso. Podemos cerrar los ojos e imaginárnoslos inmersos en sus aventuras, libres de dolencias como el enanismo hipofisiario… Una enfermedad endocrina poco frecuente, que se detecta en la fase de crecimiento y a la que ciertas razas son más sensibles. Si te apasionan estos peludos, seguro que sientes curiosidad por saber sus síntomas. ¡Y no digamos si compartes casa con un amigo de cuatro patas!

¡Mi perro no crece! ¿Es enanismo hipofisiario?

¿Has adoptado un pastor alemán? Sí, ese precioso cachorro que promete ser un excelente compañero de vida y que no puedes dejar de mirar una y otra vez…  Y quién sabe, es posible que hayas oído hablar del enanismo hipofisiario en perros y te despierte preocupación. Pues sí, es una de las razas más propensas a padecerlo y los síntomas surgen en los dos o tres primeros meses. Hasta ese momento su aspecto es el de cualquier cachorro normal. Increíble, pero cierto.

Detrás de esta patología endocrina se esconde una enfermedad congénita, y de ahí que los canes baby la hereden de sus padres mediante un patrón de herencia autosómica recesiva (es decir, los dos padres son portadores). Aunque, a veces, dentro de una misma camada un perro puede presentarlo y su hermano no. Misterios de la ciencia que atraen a cualquier animal lover… ¿Te gustaría hacer un Curso de Asistente y Auxiliar Técnico Veterinario? Es lo que necesitas para profundizar en los cuidados de los animales más maravillosos. ¡Piénsalo!

Vamos a seguir profundizando. Primero, cabe señalar que se debe a una deficiencia congénita en la hormona del crecimiento (somatotropina) del animal. Y la forma de pasarle factura es causándole enanismo. Pero, ¡ojo! El hecho de que una mascota no esté creciendo con normalidad, en comparación a otras similares, no siempre es debido a un enanismo hipofisiario sin diagnosticar.

Hay otras patologías de los cánidos que pueden causar una alteración en su desarrollo, o un retraso en el crecimiento. Y viene bien saber las principales: desde problemas cardíacos, como por ejemplo un soplo en el corazón (¡sí, ellos también!), a trastornos hepáticos, problemas renales o una diabetes de nacimiento.

El retrato de estos cachorros “viejunos»

Lo bueno del enanismo hipofisiario (el nombre se debe a que la hormona se produce en la glándula hipófisis, también llamada pituitaria) es que se trata de una enfermedad poco frecuente. Y si se trata no es mortal, pero sí reduce la esperanza de vida del animal a menos de 10 años.

En las razas donde aparece se pueden detectar otros déficits de hormonas, que conllevan nuevas alteraciones endocrinas. Por ejemplo, atrofia testicular en los machos, celo en las hembras, problemas dermatológicos, etc. De hecho, muchos de los perros que desarrollan este enanismo terminan teniendo hipotiroidismo al cumplir uno o dos años.

Aunque el pastor alemán es la raza más predispuesta al enanismo, el porcentaje es bajo; se estima que un 20 por ciento puede portar el gen recesivo. Pero no posee la exclusividad; también la heredan otras razas si bien son casos bastantes más raros. Quédate con algunas: pinscher, spitz y weimaraner (si te digo braco de Weimar, igual lo identificas antes…).

Sea la raza que sea, el proceso de transformación que experimentan es súper curioso. Pero no te imagines cosas raras; no tienen aspecto alienígena, ni nada por el estilo. Son canes proporcionados: su cabeza y sus patas se desarrollan en relación a su cuerpo. Por tanto, su apariencia es la de un cachorro aunque sean adultos. Solo pesan menos y son más bajos. Vamos, unos “viejunos” adorables con pinta de despistados…

Un día en la consulta del veterinario (y el caso de Ranger)

Las revisiones periódicas de un perro cuando tiene entre 3 y 5 meses pueden hacer sospechar que sufre enanismo hipofisiario, si su proceso de crecimiento es anómalo. Sin dudarlo, el vete iniciará un proceso de estudio centrado en conseguir un diagnóstico veraz y definitivo:

• Estudio clínico. Se basará en observar la reducción proporcionada que el animal presenta en su tamaño, junto con otros síntomas habituales de la patología, como por ejemplo problemas en la piel y el pelo.
• Pruebas sanguíneas. A través de ella realizará importantes mediciones de factores y hormonas. Desde análisis de las hormonas tiroideas a una analítica del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (en los perros con enanismo dicho factor se presenta muy reducido) y hemograma y bioquímica para comprobar que son normales.
• Diagnóstico alternativo. Consiste en propiciar la liberación de la hormona de crecimiento mediante una prueba de estimulación con xilacina. En canes normales esta hormona se incrementa al dársela, pero en perros con enanismo no.

Cuando el diagnóstico es claro, nuestras mascotas ganan en calidad de vida y su salud mejora gracias al tratamiento, basado en la administración de progestágenos. Estos fármacos son inductores de la producción de la hormona del crecimiento en la glándula mamaria: un control semanal en ellos por parte del veterinario empezará a identificar algunas mejorías. Por ejemplo, que su peso aumente o que les crezca el pelo de adulto.

Resumiendo, los perros con enanismo hipofisiario pueden ser mascotas maravillosas. Pero hay que ser conscientes de que precisan unos cuidados especiales y que su enfermedad condiciona su personalidad. Quizá sean algo menos entusiastas o más lentos a la hora de jugar con ellos o moverse por casa. Pero es posible hacerlos muy felices (y ellos nos harán felices a nosotros), que es lo que importa.

Y si no que se lo digan a Ranger, un pastor alemán de 2 años con esta enfermedad. Después  de un proceso difícil y numerosas pruebas médicas,  ahora vive feliz y sano en Phoenix (Arizona) gracias a los cuidados y el amor de su dueña, y a un tratamiento con el que ha recuperado el apetito y su pelaje. Una mascota ejemplar, ¿no crees?

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