Las gallinas fueron uno de los primeros animales del mundo en ser domesticados. La primera vez que tenemos constancia de esto fue hace unos 8000 años, según algunos expertos en China y según otros en India. Desde allí, se fue expandiendo el hábito hacia Rusia y se acabó criando a estas aves de corral en todo el continente europeo. Sin embargo, la protagonista de este artículo no procede ni de Asia ni de Europa. Os presento a gallina araucana.

 

Más viajeras que la mochila de Pocholo

Puede que pienses que existen unas 100 razas de gallina, tal vez 500 o tal vez 1000… En realidad, tenemos alguna más: a día de hoy hay registradas 2629. Unas 1300 vienen de Europa (¡solo en España hay 32 tipos!), 700 de América y el resto de Asia y de Oceanía. De hecho, es el ave doméstica más abundante del mundo, con unos 20 billones de ejemplares en la actualidad a lo largo del globo. Algunas se crían por su carne y otras por sus huevos. Y entre todas ellas, la gallina araucana es una raza muy particular.

¿Sabías que las gallinas no tienen estómago o que, para descansar, prefieren los lugares altos? Hay mucho que aprender sobre ellas para criarlas en las mejores condiciones. En este Curso de Asistente y Auxiliar de Técnico Veterinario podrás descubrirlo. Después tendrás la oportunidad de trabajar, entre otros muchos animales, con estas aves. Así podrás ver, por ejemplo, cómo cuando se pone el sol se van a dormir entre seis y ocho horas. Y cómo las más dominantes del corral son las últimas en retirarse a la cama. ¡Todo un ritual!

Hoy, como ya hemos dicho, vamos a conocer en mayor profundidad a la gallina araucana. La primera vez que se documenta la existencia de este animal es en 1890, en Chile. Allí vive el pueblo indígena de los mapuches, también conocidos como las araucanas: de ahí que a esta ave la llamemos también gallina mapuche. 

Aunque se creía que estas aves habían sido introducidas en América por los colonos portugueses o españoles, esto está desmentido. El análisis del ADN de los fósiles de gallinas encontrados en Chile demuestra que ya campaban por allí cien años antes de que llegase los europeos. Se sospecha, de hecho, que las llevaron a la zona navegantes de Polinesia, por lo que puede que los ancestros de la gallina araucana fuesen de Oceanía.

 

¿Qué tiene de especial la gallina araucana?

Nuestra pequeña amiga chilena tiene muchas cosas que la hacen especial. Es muy reconocible por sus plumas. También lo es por algo particular que ocurre con su cola.  Y sus huevos, ademñás, son inconfundibles. Vamos a desvelar todos sus misterios...

Su plumaje suelto suele ser de color blanco y negro, aunque también es muy habitual observar plumas azules. La forma en la que estas plumas se distribuyen en su cabeza es, cuando menos, curiosa. Hay algunas que presentan una especie de perilla o pequeña barba que, junto a dos plumeros similares a patillas, hace que tengan cierto parecido con Abraham Lincoln. Y también encontramos a otras aves que, en lugar de esas patillas, tienen unos penachos, también conocidos como tufos o aretes. Se encuentran en los oídos y se despliegan hacia ambos laterales dándoles cierto aire de menina o de... ¿Lo adivinas? Pues claro: la princesa Leia de Star Wars.

¿Y qué pasa con su cola? Pues el misterio está en que... ¡No tienen! Si quieres saber si una gallina araucana es de raza pura, lo primero que tendrás que hacer es comprobar si cuenta o no con esta parte de la anatomía, presente en la mayor parte de ejemplares de la especie. Este rasgo, puede que el más característico de la raza a primera vista, hace que sea a veces complicado diferenciar a las hembras de los machos. Para hacerlo, ten en cuenta que las hembras suelen ser un poco más pequeñas y que los machos caminan más erguidos. O como diríamos cuando alguien se muestra prepotente, “se ponen gallitos” (nunca mejor dicho).

Como ya he adelantado, los huevos de la gallina araucana son también muy llamativos. El motivo principal es el color de su cáscara. No es ni blanca, ni marrón, ni amarillenta… Si no más bien verdosa o turquesa. Esto se debe a una enzima que segrega su oviducto (el lugar donde se forma el huevo) que convierte la hemoglobina en biliverdina, un pigmento biliar verde. No vas a adquirir superpoderes ni a convertirte en zombi por comer uno de estos huevos, pero siempre podrás decir que has comido un huevo de cáscara verde. Hay otras gallinas que ponen huevos de colores pop; por ejemplo, las easter egg layers, criadas en Estados Unidos a partir de distintas razas, los ponen incluso con cáscara rosa.

 

¿Cómo es la convivencia con ellas?

Tal vez te plantees tener gallinas mapuches en tu parcela. Siempre que tengas el espacio y los medios adecuados para ello, puede ser una buena idea. Tienen un carácter amigable y dócil, y si las alimentas a mano desde muy pequeñas se acostumbrarán a ti rápido. Además, una hembra en edad ponedora puede dejar entre 200 y 230 huevos al año. Su cáscara verdosa es muy gruesa, lo cual permite que el contenido de su interior se mantenga en buenas condiciones durante más tiempo. 

Nuestras peculiares amigas tienen una naturaleza resistente, y se adaptan a diversas condiciones climatológicas. Aun así, es importante que en invierno las mantengas abrigadas. En  verano deben tener acceso a sombras, y siempre han de disponer de un lugar donde dormir y cubrirse de la lluvia. Aunque toleran el confinamiento, prefieren vivir en espacios amplios y salir a campo abierto de vez en cuando, en busca de alimento como gusanos.

Asegúrate de limpiar de forma regular el espacio destinado a tus gallinas araucanas. El cuidado de las aves también es fundamental, así que recuerda recortarles cuidadosamente las uñas y las espinas de las patas para evitar lesiones y malformaciones. Lo podrás hacer con un cortaúñas común.  Es recomendable además que las lleves de forma periódica al veterinario para controlar su salud. 

Por último, no hace falta que cumplan a rajatabla la dieta mediterránea; pero sí que sigan una alimentación equilibrada. Procura que siempre tengan agua disponible. Tampoco tiene que ser vichy catalán, pero sí fresca y limpia. Son omnívoras: además de los gusanos que ellas mismas pueden cazar, ofréceles semillas, verduras, grano y proteínas de origen animal. Por ejemplo, pescado; o incluso, por irónico que parezca… ¡Pollo (OMG!).

Si sigues estos consejos, es casi seguro que tus gallinas araucanas o mapuches crecerán fuertes y sanas. Así podrás disfrutar de la compañía de estas aves únicas durante mucho tiempo. Además, tendrás siempre a tu disposición huevos turquesas de calidad. Y podrás cantar “La gallina araucana ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres…” Y así, todo el año. 

 

El mundo "gallinero" no es más que el comienzo

Peinado de menina, ausencia de cola, huevos verdes Puede que este artículo haya sido tu primera toma de contacto con esta simpática ave. Que, por cierto, podría ser la primera que te empuje a profesionalizarte en el mundo de la veterinaria. Si quieres tener la oportunidad, rellena el formulario que aparece más arriba. Te servirá para recibir toda la información (sin compromiso, ¿eh?) sobre un Curso de Asistente y Auxiliar Técnico Veterinario de la máxima excelencia.

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