Depresión en gatos: ¡todo lo que necesitas saber!
Gatos y depresión no son palabras o conceptos que suelan ir asociados, ¿verdad? No hace tampoco mucho tiempo, ni siquiera se consideraba que las personas sufrieran esta terrible patología. Cuando alguien estaba «deprimido», la solución era decirle que se animase; y muchas veces, se culpaba al propio afectado por no hacer un esfuerzo para estar bien. Afortunadamente, todo esto ha cambiado de forma radical… Y puede que sea el momento de echar un vistazo a nuestras mascotas. Entonces, ¿Los gatos sufren depresión? Vamos a echar un vistazo a lo que nos dicen los expertos: te sorprenderás con lo que puedes descubrir.
El gato que está triste y azul… ¿O solo triste?
No he podido evitar mencionar la canción que tan famosa hizo Roberto Carlos a finales de los años 80. Y es que nos va al pelo con el tema de hoy, gatos y depresión. ¿Te gustaría trabajar mejorando la vida de nuestros mininos y otras mascotas? Pues no dejes de contemplar la posibilidad de realizar un Curso de Auxiliar y Asistente Técnico Veterinario. Aprenderás todo lo que necesitas saber para trabajar en clínicas y centros hospitalarios dedicados a cuidar la salud de los animales más maravillosos. Y ahora, sigamos con lo nuestro…
Pues sí: los gatos pueden sufrir depresión. Lógicamente, no es una enfermedad similar a la de los seres humanos. Ni en lo que a causas se refiere, ni a síntomas, ni a tratamiento. En el caso de los animales, siempre hay que considerar variables que no se aplican a la raza humana (y viceversa). ¿Cómo saber si un gato está deprimido o bajo de ánimo? Hay una serie de síntomas y actitudes que nos pueden ayudar a identificar el problema. Toma nota:
- Pasa mucho tiempo durmiendo. Los mininos duermen muchísimo, unas 17 horas al día como media. Pero si apenas se mueve de su camita o siempre te lo encuentras acurrucado, puede ser una señal de alerta.
- Deja de asearse (o lo hace de forma compulsiva). Todos los cat lovers sabemos lo limpísimos que son nuestros pequeños amigos. Sin embargo, si están alicaídos o deprimidos, pueden abandonar el hábito de la limpieza. O todo lo contrario, limpiarse de forma constante y claramente patológica.
- No usa el arenero. Los gatos tienen la peculiaridad de hacer siempre sus necesidades en el arenero. Incluso cuando son muy pequeños, en poquísimo tiempo adoptan la costumbre de «ir al baño». Por eso, si ves que tu gato deja de usar el suyo, cuidado: puede ser que simplemente le ha dado por ahí (que también puede pasar), o que está desarrollando un cuadro de depresión.
- Cambia sus hábitos a la hora de comer. Es uno de los síntomas más evidentes de la depresión en gatos (y por cierto, también se da en los seres humanos). Cuando están tristes y decaídos, los mininos suelen dejar de comer. También puede que coman de más o demanden mucha comida, pero no es tan habitual. Es el momento de hacer una visita al «vete»…
- Se vuelve más agresivo. Si ves que tu minino adopta actitudes agresivas que nunca antes había desarrollado, ojo: puede ser un síntoma claro de depresión.
- Maúlla mucho… O deja de hacerlo. ¿Tu gatete es muy hablador? Pues si ves que se calla, mantente alerta. Puede que esté pasando por un proceso depresivo. Lo mismo sucede si es al contrario: un gato que antes no decía ni pío (o ni miau, para ser exacto), ahora no calla.
En definitiva, todo consiste en observar cambios en las pautas de comportamiento del animal. Si son temporales o debidas a algún motivo concreto (una mudanza, la pérdida de un ser querido, la llegada de otro gato a la casa, etc.), es posible que el gato solo necesite un tiempo de adaptación. Pero si los síntomas se mantienen en el tiempo, no dudes en llevar a tu pequeño amigo al veterinario. Te lo agradecerá.
Depresión en gatos: posibles causas
¿Cuál puede ser el motivo de que nuestra mascota se muestre triste y mohína? En el párrafo anterior apuntaba algunos de los cambios que pueden generar una alteración en el ánimo de nuestro gato. Los celos suelen ser una de las causas más habituales. Mucha gente piensa que los felinos pasan de la gente y de sus dueños; que son independientes y van a lo suyo. Pues de eso, nada.
Es verdad que no son como los perros, que necesitan atención constante por parte de sus compañeros humanos. Pero los gatos son animales muy cariñosos, a los que les encanta que les dediquen mimos y atención. Si vives con uno, estoy segura de que ahora mismo estás asintiendo con la cabeza… Por eso, acontecimientos como la llegada de un bebé al hogar o la adopción de una nueva mascota pueden provocar que su ánimo decaiga, sobre todo si sienten que han perdido tu cariño.
Los gatos también pueden sufrir depresión por motivos de salud (una enfermedad o un accidente), por haber sido maltratados, por cambios en la salud o el humor de sus compañeros humanos… Son animales muy empáticos, que sienten muy cerca las alteraciones anímicas de quienes les rodean.
¿Existen tratamientos para devolver la alegría a nuestro minino?
Pues sí, la depresión en gatos se puede y se debe tratar. Aunque en principio, antes de proceder a aportar un tratamiento, el médico veterinario te aconsejará una serie de pautas para ir paliando el ánimo decaído de tu mascota de forma paulatina. Presta atención a sus consejos, ya que la mayoría de las veces funcionan y evitan tener que usar medicamentos.
Por ejemplo, no dudes en aumentar el tiempo que pasas jugando y divirtiéndote con tu gatito. Dedícale tiempo y mimos; háblale, deja que duerma en tu regazo, llévale juguetes divertidos, acaríciale… Los expertos recomiendan pasar por lo menos 30 minutos al día jugando con él. ¡Verás cómo mejora su ánimo!
Si tienes una terraza o un patio, déjale salir y que entre en contacto con la naturaleza. A los gatos les encanta investigar, escarbar, cazar… Eso sí, hazlo con todas las precauciones necesarias para evitar caídas o que se escape. Otra opción es ponerle un arnés, aunque hay mininos que no los soportan. Siempre lo puedes intentar.
Si el cuadro depresivo de tu minino es grave, llévalo de nuevo al veterinario. El ATV y el doctor harán las pruebas y las comprobaciones necesarias para elegir el tratamiento adecuado. Existen medicamentos antidepresivos para mascotas, pero siempre deben ser la última solución. Pueden generar adicciones o crear cuadros crónicos, que implican que tu mascota deberá seguir un tratamiento durante toda la vida.
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