Libélula azul: esto es todo lo que tienes que saber

Los colores iridiscentes de algunos insectos voladores son dignos de ser admirados, fotografiados y captados millones de veces en documentales sobre fauna y naturaleza. La libélula azul es uno de estos seres vivos espectaculares, una criatura de vuelo audaz y curiosos comportamientos. Todo un personaje del reino animal al que vale la pena dedicar unos minutos de lectura para empezar a saber más de ella y mirarla con otros ojos. ¿Me sigues?

Libélula azul o uno de los insectos más bonitos de la Tierra

Para la mayoría de las personas los insectos no suelen ser “santo de su devoción” (vamos que no les atraen lo más mínimo) por su fisonomía tan particular, con sus patas articuladas y su exoesqueleto. Hasta aquí todos más o menos de acuerdo. Pero cuando entramos a hablar de belleza, algunos de estos animales invertebrados y artrópodos sorprenden, realmente son súper bonitos. Es justo lo que ocurre con nuestra amiga la libélula azul.

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¿Dónde nos habíamos quedado? Ah, sí, descubriendo que la libélula azul (Orthetrum cancellatum) es uno de los insectos voladores más bellos. Pertenece al orden llamado odonatos, con dos subórdenes a su vez: anisóptera y zygoptera. En cuanto a dónde verla, es frecuente en pequeños ríos, estanques y arroyos de Europa porque precisa entornos acuáticos para su ciclo de vida. De hecho, su presencia es la mejor señal de que sus aguas son de elevada calidad, pues necesita que sean muy limpias y ricas en oxígeno.

Y sigo contándote. Ahora sobre las diferencias cromáticas que se dan entre los ejemplares machos y las hembras. Mientras que ellos son de ese azul metálico tan alucinante cuando llegan a la etapa de madurez, ellas mantienen la misma coloración de cuando eran jóvenes, marrón tirando a rojizo. Resumiendo: el color es un rasgo dimórfico que distingue a cada sexo.

¡Menuda crack de los cielos!

Otro rasgo realmente llamativo de la libélula azul, y del resto de ejemplares de su mismo orden, es su capacidad para batir sus dos pares de alas a una velocidad pasmosa y con agilidad: 90 km/hora. De hecho efectúa vuelos estables que pueden ser comparados con los que realiza un colibrí. La envergadura de estas estructuras membranosas es de unos siete centímetros y pueden moverse totalmente sincronizadas o de forma asincrónica.

Gracias a esta doble facultad de sus alas, la libélula azul puede detenerse si lo necesita, cambiar el rumbo del vuelo, estabilizarse… En una palabra, es una verdadera acróbata de los cielos, pero no todo es bueno. Como no puede replegarlas sobre su cuerpo, siempre las tiene extendidas, incluso al posarse sobre ramas y hojas. De ahí esa imagen tan reconocible de su figura reposando en plena naturaleza. ¡Seguro que la has visto más de una vez! Piénsalo.

Que la libélula azul es un insecto muy curioso no hay duda. De cuerpo alargado y delgado, apenas alcanza los cinco centímetros de longitud y, sin embargo, presenta tres secciones corporales muy definidas. Una cabeza ancha con pequeñas antenas y ojos grandes del mismo color, un abdomen dividido en 11 segmentos y donde por cierto se encuentra el aparato reproductor, y finalmente el tórax.

En concreto, en esta parte del cuerpo se alojan sus dos pares de alas y las patas, preparadas para poder cazar mediante púas que actúan como herramientas infalibles con las que capturar a sus presas. Sin olvidarnos de su garra filosa, que recuerda a una uña en su aspecto y que proporciona al animal mayor agarre y letalidad en los ataques.

Pequeñita pero matona… y glotona

Puestos a familiarizarse con la libélula azul, toca hablar de cómo se comporta en su hábitat natural y cuál es la base de su alimentación. Pero antes de empezar, un inciso: este insecto volador al parecer es tan voraz que puede actuar como un “controlador natural” de plagas de mosquitos y sus larvas.

Y ahora sí, vuelvo sobre su comportamiento: llama la atención lo territoriales que pueden llegar a ser los ejemplares macho con respecto a otros integrantes de su especie. Son verdaderos vigilantes de los entornos de agua donde habitan y si es preciso vuelan batiendo rápido sus alas para proteger su territorio, evitando posibles invasiones. Así alcanzan una velocidad y movilidad considerables y logran velar por sus recursos.

La dieta de la libélula azul

En cuanto a la dieta, varía algo a lo largo de su vida. Una cosa es el patrón de alimentación durante su estado larval y otra cuando nuestra amiga alcanza su etapa adulta. Veamos las diferencias:

• Etapa ninfa. Su dieta se basa sobre todo en larvas, gusanos y pequeños artrópodos que habitan en el agua. No presenta demasiadas dificultadas para acechar a estas presas y capturarlas.
• Etapa adulta. Moscas, mosquitos, abejas, polillas e incluso mariposas son los principales manjares de la libélula azul. Puede cazar a sus víctimas sin problemas en pleno vuelo, o mientras están descansando, matándolas por contacto gracias a la uña y púas de sus patas.

El calentamiento global y la subida de las temperaturas que está acarreando en los ecosistemas supone una amenaza para la reproducción de esta belleza y de la del resto de especies de su misma orden. La tasa reproductiva de los anisópteros está disminuyendo en la medida en que los machos han ido perdiendo sus colores oscuros y los patrones característicos de sus alas, su principal reclamo para encontrar pareja.

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