¿Qué es la Megafauna? La guía completa de los grandes mamíferos extintos
Durante el desarrollo de nuestro planeta, han existido numerosas especies de animales que a día de hoy son apenas conocidas; la causa de ello, bien parece haber sido el protagonismo que han tomado los dinosaurios durante la historia.
El caso es que no todo en el pasado fueron grandes reptiles, así que intentaremos escudriñar el pasado en busca de esos grandes mamíferos terrestres que, incluso, cohabitaron con nosotros, el Homo Sapiens, y que bien merecen ser ahora los protagonistas: hablamos de la Megafauna.
La Megafauna: especies representativas del período Cuaternario
Empezaremos por el origen de la palabra megafauna que significa literalmente “animal grande”.
El animal que se quiera incluir dentro del término, deberá pesar más de 44 quilogramos, así que los animalitos que no den la talla deberán esperar a su turno de microfauna.
Ahora bien, ¿puede cualquier animal gigante formar parte del club de los grandes? Definitivamente no, únicamente lo harán aquellos que hayan vivido en el período Cuaternario.
Vamos pues, a conocer esta etapa geológica.
Con la extinción masiva del cretácico, hace 65 millones de años, tres cuartas partes de las especies de plantas y animales de la Tierra se van a tomar viento. Ningún animal de cuatro extremidades que pesara más de 25 kg sobreviviría, resumiendo, fin de los dinosaurios, aunque ahora los tengamos muy presentes.
¿Y cuánto tiempo ha pasado desde entonces?
- El Pleistoceno comienza hace 2,5 millones de años y finaliza hace unos 12.000 años, en el 10.000 a. c. También se le conoce como época Antropozoica, puesto que fue en ella cuando el género Homo evolucionó. En esta época, el hielo se extendió en forma de glaciares y más de una cuarta parte de la superficie terrestre era puro hielo. La vida, tanto la flora como la fauna del momento, tendrían que adaptarse al nuevo clima o morir.
- El Holoceno es la época más reciente del periodo Cuaternario, tan reciente que dura hasta nuestros días. Comenzó hace unos 12.000 años, en el 10.000 a. C., cuando el deshielo hizo subir más de treinta metros el nivel del mar. En este período los seres humanos serían capaces de desarrollar una vida organizada en grupos sociales, dando paso al nacimiento de lo que hoy conocemos como civilización.
Será en estas dos grandes épocas cuando los mamíferos empiecen a aumentar considerablemente su tamaño haciendo gala a su terminología de Megafauna. Conocida su época, es momento pues, de presentar a estos grandes mamíferos.
Para poder entender mejor la anatomía de estos animales gigantes, hemos tomado mano del lápiz, y los hemos dibujado uno a uno. ¡Qué mejor manera de entenderlos que esbozándolos!, la mano pensante nos ha ayudado a entender su morfología y características.
Aquí va una muestra del proceso que hemos realizado con cariño para que puedas ver a estos grandes mamíferos
El Paraceratherium: ¿el mamífero más grande de la Tierra?
El Paraceratherium o “bestia casi cornuda” probablemente haya sido el mamífero terrestre más grande que haya existido sobre la faz de la tierra. Existen diversas controversias con su tamaño, pero se cree que llegó a una altura de 7,5 metros hasta su cabeza y 8 metros de longitud. Pero lo que más sorprende es su colosal peso, nada más y nada menos que 15 toneladas, es decir 15.000 kilogramos de animal.
A continuación, una comparativa entre la escala del género Homo, con el Paraceratherium.
A pesar de sus monumentales dimensiones, este súper mamífero era herbívoro, disfrutando de las hojas de árboles. A saber, cómo de pelados se quedaban los bosques cuando se paseaba un Paraceratherium por ellos.
Su alargado cuello, con años de evolución adaptados a su morfología, le facilitaba la tarea de alimentarse. Aunque tenga una cierta similitud con las jirafas, nada tiene que ver con las mismas.
A día de hoy, sus descendientes cetamorfos, que campan a sus anchas, son los rinocerontes y tapires.
Su extinción, todavía por causas desconocidas, fue aproximadamente hace 16,6 millones de años, por lo que no llegarían al periodo del Pleistoceno, donde otros grandes mamíferos sí tendrían su auge de desarrollo.
El Megatherium: el mamífero perezoso gigante
Este osito tan entrañable, llamado Megaterio, presentaba una altura de 4 metros de pie y 6 metros de longitud desde la cabeza a la cola. Su enorme tamaño le permitía alimentarse en las alturas.
¿Pero, cómo lo conseguía? Para ello, se elevaba sobre sus patas traseras y sirviéndole como apoyo su cola, tal cual un trípode, podía elevarse cómodamente y alimentarse. Parece mentira que con sus 3 toneladas de peso pudiese hacer un ejercicio tan preciso de equilibrismo.
Resultó ser el antecesor de los actuales osos perezosos y osos hormigueros. Con su pariente “el enérgico”, compartía similitudes en la apariencia de sus garras. Se creía que las utilizaba al igual que su primo, para trepar a los árboles y tener vida arborícola. Aunque, sus zarpas las utilizaba para escarbar, hacer túneles, prefería optar por la vida subterránea. También, eran empleadas para encontrar su alimento preferido, las raíces y tubérculos. ¡Qué buen recolector de patatas sería este animalito!
Tener unas garras tan potentes no iban a ser todo ventajas puesto que, para caminar, debía hacerlo con las manos y pies apoyados ligeramente de lado. Semejantes pezuñas, le impedían apoyar sus extremidades de forma horizontal.
Vivieron en América del Sur durante el Pleistoceno y Holoceno donde campaban a sus anchas hasta que llegó el hombre, posiblemente el mismo contribuyó a su fin. Su extinción, hace 8000 años, fue unos 4000 años antes que el mamífero gigante que veremos a continuación. Vamos pues, a conocerlo.
El Mamut lanudo: el elefante peludo de la Edad de Hielo
Este predecesor de los actuales elefantes, era el más famoso del género Mammuthus, del cual hubo hasta diez tipos diferentes. Destaca por su cabeza abombada y largos colmillitos curvados, así como por su cabellera frondosa adaptada al clima gélido del momento, es tal cual un peluche.
El peludo se constituye como la especie más pequeña de Mamut Primigenius, con una altura de cruz, medida desde las patas al cuello aproximadamente, de 2 metros. Los más grandes de su familia, pero no tan famosos como el melenas, serían El Mamut sungari con altura de cruz de 5,3 metros y longitud de 9 metros o el Mamut Imperial de 5 metros de altura.
Primero el Mastodonte; luego, el Mamut
Los Mastodontes, cuyo origen se remonta a hace más de 20 millones de años, unos quince millones de primaveras antes que el mamut, anduvieron por Eurasia y luego África y América. A pesar de ser grandes viajeros, vivieron menos que los mamuts; una vida más plena seguramente.
La diferencia respecto a estos era su cuerpo más robusto con torso más largo y patas cortas, es decir, que el bicho en cuestión estaba más compacto.
Ahora bien, un esqueleto que fue hallado de este animal en Grecia, presentaba unos colmillos de 4,39 metros de longitud, así que, echando cálculos, se llegó a la conclusión de que la bestia debía de tener al menos 3,5 metros de altura y un peso de 6 toneladas.
A pesar de que suena colosal esta dimensión, el mastodonte presentaba habitualmente una alzada (altura entre patas y cuello) menor que los mamuts imperiales o, incluso, que los elefantes actuales.
Sin embargo, echando un vistazo a la siguiente imagen, si lo comparamos con el Mamut Lanudo, la raza enana de los mamuts primigenius, bien le saca un par de cabezas, y ya no digamos cuantas nos saca a nosotros.
Continuando con el estudio de las trompas, es momento de hablar del Dinoterios, un proto elefante de trompa más corta, pero que, en su tamaño, nada tiene de corto.
El Dinoterios: el segundo mamífero más grande de la Tierra.
Con una altura desde las patas a cuello de 4 a 4,5 metros y peso de aproximadamente 14 toneladas, bien se ha merecido el título del 2º mamífero terrestre más grande, después del Paraceratherium.
Estos descomunales animales eran muy agresivos, le plantaban cara a cualquiera. Además, teniendo en cuenta que se movían en manadas, el peligro era aún mayor para quien se topase con el elefante en cuestión.
Si bien resultan muy parecidos a los mastodontes y a los mamuts, su trompa y colmillos eran menores. De hecho, sus caninos se curvaban hacia abajo, en la mandíbula inferior, como si se le fuesen a clavar en su propia boca, muy curioso.
Con su temperamento y su morfología parecía que nada les podía parar, a excepción del cambio climático que terminó con ellos.
Espero que hasta ahora te lo estés pasando bien, disfrutando con la lectura de este artículo. Aunque, digo yo que, si has aterrizado aquí, seguro es porque te apasionan los grandes mamíferos, como a mí.
¿Te imaginas poder cuidar de estos grandes animalitos y saber todo sobre ellos y contribuir a su bienestar y predominio futuro?
Pues es posible, actualmente existen muchos grandes mamíferos que necesitan un gran cuidado adecuado a su gran tamaño, y mucho conocimiento sobre ellos. Es por ello, que nuestro Curso de Especialista en Grandes Mamíferos Terrestres, te ayudará a sentar unas bases firmes para conocer y contribuir al bienestar de estos súper mamíferos y convertirlo en tu profesión.
¿Te imaginas a tus pacientes y acompañantes de trabajo: elefantes, jirafas, hipopótamos…? ¡Qué maravilla! Pues no esperes mucho, que el tiempo pasa y el conocimiento tiene el poder para alcanzar tus metas. Así que, adelante con ello.
¡Sigamos pues, conoce y descubre conmigo todo, que no es poco, sobre la Megafauna!
Es momento de hablar del gran mamífero carnívoro terrestre. De la familia felidae, como es de esperar, se trata de un gato, pero no de cualquier gato, sino de uno bien grande.
El Smilodon: el felino de dientes de sable.
Con sus grandes dientes, tal que, a modo de sable, realizaba la caza de sus presas ayudándose de la gran fuerza de sus extremidades anteriores y garras retráctiles.
Existieron tres especies de este género: gracilis, fatalis y populator. La especie gracilis era la más pequeña y la populator la más grande. El macho de Smilodon Populator con una alzada de hasta un metro llegaba a alcanzar hasta 300 quilogramos de peso.
Bien pudo haber una lucha con el tigre actual para la disputa del título al mayor felino de todos los tiempos, quedando de seguro, muy igualado en combate. Si bien se le ha comparado en envergadura con el tigre y el león, el caso es que se asemeja más al lince rojo, el cual actualmente es vulnerable de extinción.
Su origen se remonta a finales del Plioceno en América del Norte. Se expandió también a América del Sur durante el Gran Intercambio Americano. Por si no conoces este acontecimiento, éste fue un gran evento paleozoo-geográfico.
La fauna terrestre emigró de América del Norte a América del Sur porque en este momento surgió el istmo de Panamá que unió ambos continentes. De ese modo, fue como nuestro gato gigante, entre otras especies, se fue expandiendo por el continente americano de norte a sur.
Me hubiera encantando que este maravilloso felino habitase actualmente nuestro tiempo, pero por desgracia, la modificación de los ecosistemas y la llegada del ser más temible de los tiempos, el hombre, causaron su extinción.
Sin embargo, actualmente, pervive el félido con más años a sus espaldas y que, aunque no sea un megafáunico, bien se merece un par de líneas a continuación, se trata de el Manul.
El Manul o Gato de Pallas, el felino más antiguo de nuestro tiempo.
Este bello felino lleva en la Tierra unos 12 millones de años, pero habría que esperar hasta el siglo dieciocho para conocerlo. Será el zoológo Peter Simon Pallas el que lo presente en sociedad y de su mismo apellido saldrá la denominación de “Pallas” con la que se conocerá al felino.
A pesar de su apariencia de felino incondicional, presenta ciertas características que difieren del gato convencional. Así pues, sus pupilas son redondeadas, en lugar de la forma de lágrima de la pupila gatuna. Se pensaba que debido a sus orejas y hocico aplanado era un ancestro de la raza del gato persa, pero esta relación es falsa.
Su tamaño es considerable, de 45-65cm de longitud, sin contar su cola que son unos 25 cm a mayores. Su peso, para su tamaño es correcto con unos 4kg. Bien parece que pueda pesar más, pero eso es por su frondoso y abundante pelaje.
Su hábitat está entre las rocas, en estepas de Mongolia, Siberia y el Tíbet, a grandes altitudes de hasta 5.000 metros. Les gusta tomar el sol, al igual que los gatos y son cazadores crepusculares, es decir, cazan antes de la salida de la luz solar o a la puesta de sol. ¡Si es que son unos románticos!
La causa de su predominio durante tanto tiempo ha sido el aislamiento del hombre. ¡Cuánto más lejos de nosotros, más longevidad!
De hecho, presentan un sistema inmunológico poco desarrollado a causa de su hábitat natural aislado lo que hace que, y casi mejor, que su cría en cautiverio sea complicada.
A continuación, puedes conocer a este especial felino, que además de ser el más antiguo de nuestra era, se lleva el premio a la súper expresividad.
Tras una breve pausa conociendo al Gato de Pallas, sigamos entonces con nuestro recorrido megafáunico. De trompas a felinos y de felinos a cuernos. Le ha tocado la hora al animal que dio origen a la leyenda del unicornio, el Elasmotherium.
El Elasmoterio: el unicornio gigante siberiano
Forma parte de la familia de los rinocerontes, que por si no lo recuerdas, tiene dos cuernos. El Elasmoterio únicamente tiene un solo cuerno, enorme y puntiagudo, el cual, supuestamente, fue el causante de que se iniciase la leyenda del unicornio. Este cuerno es producto de la unión de dos cuernos, como lo oyes, quedando justificado el origen de su gran grosor.
Sus dimensiones no iban a ser menos que las de su cuerno, así que nos encontramos con un cornudo gigante de longitud de 5 metros y alzada (altura entre patas y cuello) de casi 4 metros.
Existió hace al menos 39.000 años en el Pleistoceno tardío, aunque su leyenda de unicornio, todavía perdura a día de hoy.
Ahora pasaremos a echarle un ojo a dos grandes animales acorazados, es decir, que tienen coraza, caparazón, estructura rígida, (tipo tortuga)… como lo quieras llamar, y que vivieron en el Pleistoceno tardío. Se trata pues del Doedicurus y el Glyptodon.
El Doedicurus: el armadillo gigante con cola de mazo.
Este ser, de aspecto poco amigable, aunque no lo parezca fue un mamífero y, ancestro del actual armadillo. Con una altura de 1,5 metros y longitud de casi 4 metros, llegaba a pesar entre 1910 y 2370 kg. ¡Vaya bichazo!
Su caparazón, que disponía de escudo óseo, estaba anclado a su pelvis y delante disponía de una pequeña joroba, a modo de camello, en la que guardaba energía y le servía para amortiguar impactos de enemigos. Si es que menuda obra de ingeniería era el cuerpo de este gran mamífero, ¡puro diseño de la naturaleza!
Siguiendo sus mismas características, tal cual gemelos, estaba el Glyptodon, con el que comparte mismos datos de altura, misma longitud y peso. Este animal y las tortugas son un ejemplo de evolución convergente, de hecho, fue Darwin el primero que lo encontró, aunque no se haría mención del bicho hasta 1823.
Procoptodon: el canguro más grande extinto
Este marsupial, perteneciente a la familia Macropodidae, fue el canguro más grande que ha existido. Vivió en Australia durante el Pleistoceno alcanzando una altura de 2m de pie y un peso de 240 kg.
Su tamaño no era lo único que los diferenciaba de los canguros actuales. Estos caminaban de pie, eran bípedos, tal cual homínidos. También su cara era diferente, más corta, y sus pies únicamente tenían un dedo largo, puntiagudo, como si de una flecha se tratase.
Sus garras, compuestas por dos dedos muy alargados (en este marsupial todo era prolongado), le servían para acercarse a las hojas de los árboles y zampárselas.
El Macrauchenia: ¿camello o no camello?
Y si hablamos del canguro más grande de la historia, también le toca la hora al camello más grande de todos los tiempos. Y perdón, no estamos hablando de Sito Miñanco, ni nada parecido.
Pues resulta que, a pesar de su aspecto, producto de la evolución convergente, no es un Camélido ni tampoco está relacionado con él. ¡Pues sí que hemos empezado bien! Conozcamos entonces, a este no camello.
Con 3 metros de longitud y 2 metros de altura, alcanzaba un peso de unos 1000 kg. No tenía joroba, pero sí una pequeña trompa que le servía de labio para permanecer sumergido. ¡A falta de joroba, pues una trompa sumergible!
Convivieron con nuestra especie, la cual comenzaba a habitar América del Sur hace unos 14.000 años. El caso es que esta especie no había coevolucionado con la nuestra y no nos tenían miedo. Esto provocaba que fuese fácilmente cazado, puesto que no huía, ¡qué gran inocencia la de este gran animal! Esta falta de miedo a nuestra especie, fue una de las causas de su extinción.
Del mismo modo, otro de los grandes mamíferos terrestres que vio afectada su vida por la presencia del Homo fue el Oso de las cavernas. Este oso, a diferencia del actual oso pardo, únicamente usaba las cuevas durante su hibernación.
Con una alzada de más de 1,3 metros y peso del oso macho entre 350 y 650 kg, su tamaño no parecía ser suficiente para competir con la expansión del Homo sapiens, con el que competía a mayores en la búsqueda de refugio.
Antes de reflexionar sobre si el hombre fue el causante de la extinción de estos grandes mamíferos, nos ponemos en contexto y, si quieres conocer cómo de grandes eran estos mamíferos y otros de hace 23 millones de años en comparación a nosotros, los homos sapiens, dale al play, sube el sonido ya que la música y efectos sonoros son excelentes y ¡Deléitate con el desfile de los modelos de look natural megafáunico! Cada uno tiene su propia personalidad. ¡Ríete ahora del animal print!
Ahora que hemos podido visualizar a todos estos grandes en proporción con nuestra especie, cabe preguntarse:
¿Cuánto hay de cierto en considerar a los humanos como los causantes de la extinción de varios de estos animales mamíferos gigantes?
El ser humano y la extinción de la Megafauna
Existe un debate, todavía abierto, sobre las causas de la extinción de la Megafauna. Unos señalan a los humanos y otros al calentamiento global.
Unos fósiles hallados en Patagonia demuestran que estos animales se extinguieron antes de la llegada de los homínidos al sur de América. Algunos, desaparecieron en apenas unas décadas y otros, como los mamuts, lo hicieron sucesivamente.
Al menos, mientras hubo frío, la colonización humana no provocó extinciones inmediatas, pasarían más de 1000 años de ocupación humana antes de que se produjera el calentamiento global.
La Edad de Hielo, que llegaría a su máximo hace 30.000 años, fue dando paso a una deglaciación progresiva. Se pasaría de la tundra y estepa a grandes bosques. El ecosistema Megafáunico se va deteriorando y al menos, en América del Sur, los humanos no serían culpables de la extinción de estos grandes mamíferos. Bueno, parece que nuestra conciencia se queda un poco más tranquila… ¿o no?
Aunque hemos llegado al final de este apasionante recorrido por el mundo megafáunico, recuerda que, actualmente, existen también grandes mamíferos terrestres. Si te interesa saber más sobre ellos y formarte en su mundo, te recomiendo el siguiente Curso de Especialista en Grandes Mamíferos Terrestres, párate a verlo y piensa ya en formar parte de este apasionante universo de los animales grandes. ¿A qué esperas?