Peces del Mediterráneo: ¡descúbrelos!
«Y qué voy a hacer si yoooo nací en el Mediterráneo…» Si nunca has escuchado esta estrofa, háztelo mirar: es una de las canciones en lengua castellana más famosas de todos los tiempos. Con el permiso de Joan Manuel Serrat, él no nació en el Mediterráneo exactamente… Más bien, junto a él. Pero los seres de los que hablaremos hoy podrían cantar a coro este tema con todo el derecho, cual si de un número de La Sirenita se tratase. Porque hoy vamos a descubrir a los peces del Mediterráneo: un mar que supone un auténtico despliegue de vida. ¿Me acompañas?
Peces del Mediterráneo: un mar que bulle de vida (todavía)
Antes de conocer a sus habitantes, vamos a descubrir algún dato curioso sobre el Mare Nostrum de los romanos (o sea, el Mar Mediterráneo, por si te perdiste este cómic de Asterix). Es el mar cerrado más profundo del planeta, con una media de unos 1500 metros de profundidad y fosas que alcanzan los 5.000 metros. En él viven cerca de 17.000 especies, de las cuales, aunque te parezca increíble, solo un 4,7% son peces y otros vertebrados. El resto son invertebrados, es decir, moluscos y crustáceos. ¿A que no te lo esperabas?
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Sigamos conociendo a nuestro objetivo: los peces del Mediterráneo. En este mar se contabilizan un total de 712 especies que habitan en distintas zonas. Encontramos peces de roca, de alta mar, abisales… Incluso magníficas especies de raya o imponentes tiburones. Sin embargo, toda esta diversidad es bastante delicada; además de ser el mar cerrado más profundo de la Tierra, el Mediterráneo es también el más contaminado. Alucina con este dato: solo representa el 1% de toda la masa de agua oceánica del planeta, pero acumula el 7% de los microplásticos a nivel global.
Una noticia fatal para nuestras costas, nuestros pescadores y para el planeta en general, ¿verdad? Nunca más que hoy, cuidar nuestros mares y controlar el consumo de envases de plástico es una obligación. Es la única forma de preservar las especies de peces del Mediterráneo que aún quedan. Por eso, cuando en el súper vayas a coger fruta en un envase de plástico, párate un momento: ¿no sería mejor cogerla al peso, allí mismo o en la frutería? Anímate a poner tu granito de arena para frenar entre todos la contaminación de los océanos.
Pescados de roca y grandes depredadores
Como es lógico, en este artículo no podemos hablar de las 712 especies de peces del Mediterráneo. Es más, ni siquiera nos interesaría nombrarlas a riesgo de que se convierta en un auténtico tostón. Pero sí podemos conocer más de cerca a algunos de los más interesantes, populares y curiosos. Es el caso de los peces de roca (o pescados de roca, si estás en una pescadería o en un restaurante). Son peces que viven, tal y como indica su nombre genérico, en zonas rocosas costeras o de alta mar. Estos animales emplean su entorno para esconderse, como coto de caza o como vivienda.
Uno de los más conocidos es el cabracho o escórpora (Scorpaena scrofa). Además de serlo por el famoso pastel que inventó con su carne el célebre Juan Mari Arzak, también lo es por su impresionante aspecto. Con una gama tonal que va del rojo al blanco, cara de pocos amigos y cubierto de espinas venenosas, parece un ser de ciencia-ficción. Se alimenta de moluscos, crustáceos e incluso de peces más pequeños que él, y tiene una sorprendente capacidad para camuflarse. Pero el cabracho no es el único pez roqueño del Mare Nostrum; junto a él comparten el lecho marino otros como los gobios, las castañuelas (con su divertida cola en V), los serranos y las preciosas doncellas.
Además de estos animales, hay otros peces en el Mediterráneo que viven más alejados de la costa, en áreas rocosas situadas mar adentro. Probablemente los más populares, sobre todo entre amantes del submarinismo y el buceo a pulmón, sean los meros (Epinephelus marginatus). Estos espectaculares animales pueden llegar a pesar 40 kilos y tienen un aspecto formidable, con grandes cabezas, labios gruesos y el cuerpo cubierto de manchas amarillas, rojas, verdes… Son potentes depredadores que se alimentan de otros peces, cefalópodos como pulpos y calamares y crustáceos. En algunas reservas naturales, como la del Cabo de Gata en Almería o la del Cabo de Palos, es posible bucear con ellos y verlos de cerca. Te lo garantizo: impresionan.
Los peces más temibles del Mediterráneo: tiburones y rayas
Puede que pienses que cuando te bañas en Gandía, Benidorm, Tarragona o Málaga, es imposible que vayas a toparte con un tiburón como el de la peli de Spielberg. Razón no te falta: en nuestras costas no se suelen ver animalotes como el célebre escualo asesino. Pero lo que sí es cierto es que entre los peces del Mediterráneo hay nada menos que 90 especies de tiburones. ¿Sabías que España es el tercer país del mundo en número de capturas de estos escualos? No es un buen dato, ya que la mayoría de las especies están en peligro de extinción. ¡Cuánto mejor sería dejarles en paz!
Entre los tiburones más famosos que se pueden avistar en el Mediterráneo encontramos especies tan famosas como el tiburón blanco (sí, el que inspiró el libro de Peter Benchley y la película), el tiburón mako (otro «malote» con el que es mejor no toparse), el tiburón peregrino (un gigante pacífico de hasta 10 metros de longitud), la tintorera o tiburón azul, la mielga, el tiburón arenero… Todos ellos, tristemente, en riesgo de extinción. Al final, el depredador más peligroso resulta ser de nuevo el ser humano.
Pero los escualos no son los únicos peces impresionantes de este mar. Las rayas también tienen su fama, una vez más injustificada. No porque no puedan resultar peligrosas en un momento dado, sino porque solo lo hacen para defenderse o sobrevivir. Dicho esto, seguro que te interesa saber que en el Mediterráneo hay 32 especies de rayas y que una de ellas es eléctrica. Se trata de la tembladera o tremielga (Torpedo marmorata), una raya que ha desarrollado unos músculos que provocan descargas. Para el ser humano son mortales en absoluto: solo les ayudan a que las dejemos en paz. Y ahí va otra peculiaridad de este pez: es una especie vivípara, es decir, que pare a sus crías en lugar de poner huevos. Una cosa loquísima…
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