Pulpo de anillos azules: características y peculiaridades

¿Qué es pequeñito, venenoso, colorido y mortal? No le des mas vueltas: la respuesta la tienes en el título de este post. El pulpo de anillos azules es uno de los animales más interesantes que esconden los fondos marinos. Sus preciosos colores, dignos de un estampado de camisa «setentero», son tan alegres como mortal es su veneno. Estas características hacen de este pequeño cefalópodo un ser increíble. ¿Quieres conocerlo a fondo? Pues sigue leyendo y no te arrepentirás.

Pulpo de anillos azules: chiquito pero matón

Una vieja canción de los años 50, obra de Lalo Guerrero hablaba de un tal «Pancho López, chiquito pero matón». No sabemos si el tal Pancho cumplía las expectativas; aunque según la tonada, «mató a dos hombres a la edad de tres (años)». Pues a nuestro amigo el pulpo de anillos azules nadie le ha dedicado aún una canción, pero se la merece tanto como Pancho. Porque su veneno puede matar a una persona adulta y sana, ¡en tan solo 15 minutos!

Afortunadamente, este pulpo no es frecuente en nuestras costas. Podemos darnos un buen baño en la playa sin miedo a toparnos con uno… ¿Te gustan los animales extraños y poco corrientes? Si te apasionan tanto como a mí, yo me plantearía convertir mi pasión en una alternativa laboral. Un Curso de Técnico Especialista en Animales Exóticos te abrirá las puertas de zoológicos, centros de recuperación, parques acuáticos y clínicas especializadas en estos seres.

Así que este precioso animal es, sin duda, matón. En cuanto a lo de chiquito, pues no se queda atrás. El nombre «pulpo de anillos azules» se les otorga a los cefalópodos que integran el grupo Hapalochlaena. Estos animales suelen medir entre 5 y 10 cm, aunque hay algunos gigantones que alcanzan los 15 cm. En cuanto a su peso, va acorde con su envergadura: no superan los 85 gramos. El grupo está formado por cuatro especies: Hapalochlaena lunulata (pulpo de anillos azules mayor), Hapalochlaena maculosa (pulpo de anillos azules menor), Hapalochlaena fasciata (pulpo de líneas azules) y Hapalochlaena nierstraszi (una especie rara, a la espera de ser clasificada a día de hoy).

Una belleza de tamaño XS

El nombre del pulpo de anillos azules (que en realidad son varias especies dentro de un mismo grupo, todas muy parecidas) no es una sorpresa para nadie que haya visto alguna imagen. Sobre un fondo amarillo, estos invertebrados lucen un precioso estampado de anillos en dos tonos de azul: oscuro e índigo vibrante. La combinación destaca con fuerza sobre el fondo marino, y como suele ser habitual en el reino animal, es una auténtica advertencia: los colores brillantes suelen esconder venenos muy peligrosos. Fíjate lo bellísimo que es este precioso animal en el agua, con su «ropa» de gala y sus movimientos elegantes…

Los anillos de estos animales no siempre destacan con la misma intensidad. Cuando el pulpito está alerta o en estado de alarma, son mucho más evidentes. Por el contrario, si está relajado o quiere esconderse se vuelven apagados. Para conseguir estos efectos, dignos de una película de ciencia-ficción, estos animales emplean tres estructuras orgánicas encargadas de la luminiscencia:

• Cromatóforos. Son una especie de bolsas de pigmento que se activan cuando el pulpo de anillos azules contrae los músculos. Son los responsables de hacer que los anillos se vean más o menos.
• Iridóforos. Se encargan de aportar los tonos iridiscentes: en este caso, los anillos de azul índigo vibrante.
• Leucóforos. Estos «dispositivos» captan y reflejan la luz, aumentando la luminosidad de los colores.

La letal mordedura del pulpo de anillos azules. ¡Qué miedín…!

A pesar de su diminuto tamaño, estos animales pueden alimentarse de peces más grandes que ellos. Aunque su dieta se compone sobre todo de pequeños crustáceos y moluscos, en ocasiones atacan a peces heridos y se alimentan de ellos. En el caso de las presas con caparazón, utilizan su diente en forma de pico para romperlo y proceder después a extraer la carne.

El veneno de los pulpos de anillos azules es un mecanismo de defensa; por instinto, los posibles depredadores saben que los colores de este animal significan que es un bocado letal. Se trata de una sustancia compuesta por más de diez activos distintos, entre los que figura la temible tetrodotoxina. ¿No te suena? Pues es la misma que acumula el fugu o pez globo, uno de los manjares más apreciados y más peligrosos de Japón. Aunque en este caso, las toximas se encuentran en la saliva del pulpo. Esto significa que se transmite únicamente por la mordedura; les sirve, por lo tanto, para cazar y para defenderse.

Un solo ejemplar de pulpo contiene veneno suficiente como para tumbar a más de 20 personas. Así que si alguna vez te topas con uno de ellos, ya lo sabes: se mira, pero no se toca. También has de saber que no existe ningún antídoto para este veneno, pero que si a la persona afectada se le mantiene con vida durante 24 horas, lo más probable es que consiga eliminarlo por completo y sobrevivir. El veneno provoca una parada cardiorrespiratoria, por lo que la forma de mantener con vida al afectado es la respiración asistida. Nunca está de más conocer el protocolo de primeros auxilios…

Una madre entregada hasta el final

Estos preciosos animales tienen una esperanza de vida relativamente corta, al igual que cientos de sus parientes de ocho patas. Las Las cuatro especies que integran el grupo Hapalochlaena viven entre 2 y 4 años. Esta diferencia depende sobre todo de la reproducción de cada grupo. En todos los casos, la reproducción es sexual; durante el apareamiento, el macho deposita sacos de esperma bajo el manto de la hembra. Cuando esta considera que el proceso ha sido satisfactorio se marchará lejos del macho, llegando a atacarle si le sigue «incordiando».

La hembra del pulpo de anillos azules pone unos 50 huevos, que llevará a su espalda; cuando eclosionen, las crías se esconderán bajo su manto hasta que sean capaces de valerse. Durante este tiempo, los colores del manto de la señora pulpo disuadirán a los depredadores de atacar a su progenie. La hembra renunciará a cuidar de sí misma durante ese proceso: no se alimentará y apenas se moverá. La única especie que sobrevive a esta etapa es la Hapalochlaena Lunulata, que puede tener 2-3 puestas a lo largo de su vida. En el resto, la hembra fallecerá por debilidad.

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