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¿Qué es un gusarapo? Unos bichos de ciencia-ficción

18 noviembre 2023
gusarapo

Al hablar de un gusarapo, puede que pienses en un ingrediente que las brujas de las historias de fantasía utilizan para hacer pócimas en sus enormes calderos. ¿Es acaso un animal real? Tal vez se trate solo de un ser mitológico, como los gamusinos que, a modo de broma, mandaban capturar a los cazadores novatos… Pues flipa, porque ¡el gusarapo existe! Y aquí te lo cuento todo sobre él.

Un animal entre dos reinos

Su existencia está más que probada. Según la RAE, de forma coloquial, es un insulto que significa “persona despreciable”. No sé qué habrán hecho los pobres gusarapos para recibir esa fama… Puede que les tengamos envidia, ya que el gusarapo, también llamado gusarapa, es uno de los pocos seres que podemos encontrar en dos reinos animales. Concretamente, los gusarapos son a la vez anfibios e insectos. ¿Cómo es eso posible?

En breve te lo explico; pero antes, tengo que confesar que escribir este artículo no ha sido fácil. En general, cuesta un montón encontrar información sobre los gusarapos.. Si quieres no romperte la cabeza a la hora de aprender más sobre animales poco comunes, te ofrezco una solución: en este Curso de Técnico en Animales Exóticos tendrás a profesionales en la materia hablándote de ellos en profundidad. Tras terminar, serás tú quien pueda informar a nuevos padawans animalísticos acerca del gusarapo y otros seres igual de curiosos.

Lo primero que les puedes contar es el motivo por el que el gusarapo pertenece a dos reinos. No se trata de una especie específica, sino de una fase de desarrollo que comparten algunas de ellas. Cuando hablamos de un gusarapo, nos referimos a un animal en estado larvario que se cría en medio acuático y tiene forma de gusano. Por un lado, esto se aplica a larvas de batracios como tritones, salamanquesas de agua y ranas y, por otro, a las de mosquito. Si esperabas algo similar al monstruo de Frankenstein, siento haberte decepcionado… Aun así, no deja de ser curioso que animales tan distintos pasen por el mismo proceso de crecimiento.

El gusarapo anfibio, nuestro favorito

Hoy la cosa va de confesiones, así que aquí viene otra: me encantan las ranas. Por eso, para ejemplificar el caso de los anfibios me centraré en la rana y en su fase de larva o gusarapo. Puede que ya lo estéis pensando; y es que cuando nos referimos a las ranas, sus gusarapos son los renacuajos.

Es posible que pensar en “larvas de rana” parezca extraño, pues no solemos asociar a los anfibios con una fase larvaria. Sin embargo, las larvas no son otra cosa que ejemplares jóvenes de animales con una anatomía, fisiología y ecología distintas a las de los adultos. A este proceso de crecimiento lo llamamos desarrollo indirecto o metamorfosis. 

La rana deposita sus abundantes huevos entre las algas y la vegetación de los ríos y otras superficies de agua dulce, para protegerlos de depredadores y corrientes. Entre seis y nueve días después, salen de ellos unos seres con branquias que desarrollan una cabeza redonda y un cuerpo delgado y alargado (en relación a sus 70 mm de tamaño), con dos pequeñas aletas que les permiten nadar. En este momento son herbívoros y se estima que al día pueden comer su peso en algas.

¿Sabes ese momento en el que te aparecen cuatro pelillos en el bigote, empiezas a tener la menstruación o pegas el estirón, pero todavía tienes cara de bebé? A los renacuajos les pasa algo similar, con menos intensidad emocional, en una fase de transición a la que nos referimos como “rana joven”. Comienzan a absorber sus branquias, que pasan a transformarse en pulmones. Además, desarrollan dos patitas a ambos lados de la cola y otras dos en la mitad del cuerpo que luego serán grandes y fuertes. Su sistema circulatorio, al tener que adaptarse a vivir en tierra, también cambia. Cuando su cuerpo reabsorbe la cola y son totalmente capaces de respirar oxígeno y de desplazarse por tierra con soltura, ya son ranas hechas y derechas. 

Teniendo en cuenta todo esto, ¿seguro que los renacuajos o gusarapos de rana no son larvas? Porque no se me ocurre mayor metamorfosis que pasar de un gusanito cabezón acuático, a un ser semiterrestre que caza insectos con la lengua y que tiene cuatro patas. Que, por cierto, le permiten saltar treinta veces su tamaño.

El gusarapo insecto: también merece nuestra atención

Por su lado, los mosquitos tienen un ciclo de vida de solo veintiún días: tiempo más que suficiente para que una hembra te acribille a picaduras. Estas mismas hembras depositan sus huevos en las paredes internas de zonas con agua, o en las que el nivel de agua va a crecer pronto debido a lluvias u otro tipo de precipitaciones. Con un hábitat del tamaño de un tazón, las futuras larvas tienen ya espacio suficiente para vivir. Los huevos se adhieren a las paredes húmedas como si los hubieran pegado con superglue; dos días después de entrar en contacto con el agua, eclosionan y salen de ellos los gusarapos.

Así como los renacuajos tienen branquias, las larvas de mosquito respiran aire. Por eso, en la mayoría de las especies quedan a ras de la superficie (con su cuerpo colgando hacia el interior del agua) y respiran a través de una especie de sifón que tienen en el abdomen. ¿Habéis hecho alguna vez esnórquel? Pues es algo similar al tubo que se utiliza en este deporte.

Las larvas se alimentan de material orgánico que filtran con sus piezas bucales y van creciendo hasta formar una pupa o crisálida. En esa fase de crisálida asoman la cola; ahora no uno, sino dos sifones que les permiten respirar. Durante los escasos días (o incluso horas en el caso de algunas especies) que están en la crisálida, las larvas no comen. Cuando estás ocupado en desarrollar patas y alas para salir del agua y echar a volar lo más rápido posible, ¡no tienes tiempo para eso!

Una vez completada esa fase se convierten en mosquitos adultos, también llamados imago. Sí, son muy molestos y más cuando cualquier picadura te causa una reacción alérgica… Pero también son una pieza importantísima en muchos ecosistemas. Además, no deja de ser fascinante que pasen de ser un hilillo que cuelga en el agua a un bicho con seis patas, que vuela metiendo el mismo ruido que una corneta y bebe sangre cual vampiro. No me gustan tanto como las ranas, pero reconozco que tienen su encanto.

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