Sacrificar un Perro: ¿Cuándo es aceptable?
Decir adiós a nuestro mejor amigo siempre es algo difícil. No obstante, hay situaciones y momentos en los que su calidad de vida se ha reducido tanto que puede ser necesario eutanasiar a nuestra mascota. En este artículo te contamos todos los casos en los que puede ser aceptable sacrificar a un perro.
Eso sí, para saber a la perfección en qué momento es conveniente considerar el sacrificio de un perro, es conveniente consultar a los médicos veterinarios. Este es otro de los puntos que trataremos a lo largo de este artículo. Así mismo, también hay que tener en cuenta a otros profesionales que también participan en este proceso, como puede ser el Asistente y Auxiliar Técnico Veterinario.
¿Está bien sacrificar a un perro?
Como decíamos, ante todo, el sacrificar a un perro es una decisión compleja. En la gran mayoría de casos nos puede el sentimiento y el querer que nuestro fiel amigo siga con nosotros un poco más. Sin embargo, hay ocasiones en las que la eutanasia puede ser una solución más humana que el mantenerlo con vida. Por otra parte, como veremos, también existen otros casos en los que puede estar bien decidir sacrificar a un perro.
Cuándo se suele considerar el sacrificio de un perro
Existen ciertas condiciones bajo las cuáles un médico veterinario puede llegar a recomendar sacrificar un perro.
Razones médicas y de salud
El motivo más lógico y por el cuál un veterinario puede recomendar el sacrificio de un perro es su salud. Si nuestra mascota tiene problemas de salud graves o enfermedades crónicas que empeoran su calidad de vida, puede llegar el momento de sacrificar al perro.
Dentro de estas causas de salud, nos encontramos, como decíamos enfermedades graves o terminales, como puede ser el cáncer. Sin embargo, existen determinadas enfermedades crónicas que pueden llevar a tener que sacrificar al animal. Esto sucede, por ejemplo, cuando los medicamentos que toma ya no surtan efecto y se agrave su condición.
Por otra parte, dentro de las razones médicas, también podemos incluir a los perros mayores. Nuestros compañeros, al llegar a determinado momento de su vida, pueden ver como su calidad de vida se reduce debido a su edad. En esas ocasiones, se abre la posibilidad de hablar con el veterinario y plantear sacrificar al perro.
Comportamiento agresivo o peligroso
Existen ocasiones en las que los veterinarios o los adiestradores caninos se encuentran con perros agresivos. En casos extremos, se puede recomendar sacrificar al perro. No obstante, el que el animal haya mordido una vez, no suele ser un motivo que justifique la eutanasia.
Aun así, en casos de agresividad extrema y comportamientos que pueden suponer un peligro para el dueño u otras personas, un veterinario puede llegar a proponer sacrificar al perro.
Condiciones de vida inaceptables
Otra de las circunstancias en las que se puede tomar la decisión de sacrificar a un perro puede ser el que el animal tenga unas condiciones de vida deplorables. Si el animal vive mal, está enfermo o se puede correr el riesgo de que transmita enfermedades a seres humanos, se puede llegar al extremo de la eutanasia. No obstante, se trata de casos, igual que en lo que se refiere a comportamiento, muy poco comunes.
Métodos para el sacrificio de un perro
Aunque puedan existir distintas maneras de practicar la eutanasia a los animales, lo humano y lo más lógico es buscar una manera de hacerlo que resulte indolora para el perro.
Anestesia intravenosa
Es la forma más habitual para el sacrificio de animales domésticos. Lo más frecuente es que los veterinarios opten por emplear un sedante previo a la eutanasia. Después, los medicamentos que se usan son barbitúricos, siendo el de preferencia de los profesionales el pentobarbital. Se trata de un medicamento que se usa o bien solo o combinado con otros como la fenitoína.
El veterinario administra la dosis adecuada por vía intravenosa y el medicamento actúa de tal forma que hace que el perro quede completamente inconsciente. Esto favorece que el animal deje de padecer dolor y le lleva a una parada cardiorrespiratoria mientras está dormido.
Anestesia inhalada
Es otra de las opciones para sacrificar animales. En este caso, se usan anestésicos inhalados y se suele usar en animales de pequeño tamaño, no tanto con perros o gatos. No es el método de preferencia a la hora de sacrificar un perro ya que, aunque el animal está sedado, la muerte se produce por monóxido de carbono.
Inyección intracardiaca o intraperitoneal
Esta es una opción para sacrificar un perro cuando la inyección intravenosa no es posible. Se suele optar por la intraperitoneal y suele estar aceptada en el ámbito veterinario. Sin embargo, en lo que se refiere a la intracardiaca, esta solo puede darse si el animal está profundamente sedado. En algunos lugares se trata de una práctica prohibida por el sufrimiento animal que puede provocar.
Responsabilidades profesionales del veterinario
Existen unas responsabilidades que los veterinarios y sus asistentes deben conocer a la hora de practicar la eutanasia del perro. Estas son las más importantes:
Evaluación ética y médica
Lo primero que hacen muchos veterinarios es establecer una diferencia entre sacrificio y eutanasia. Esto se debe a que la eutanasia se considera un proceso clínico que incluye varias fases: diagnóstico, historia clínica y razonamiento sobre la situación actual y futura del animal.
Esto lleva a que los veterinarios y sus asistentes tengan que elaborar un informe completo con las razones que justifican tomar la decisión de aplicar la eutanasia al animal. Se trata, por tanto, de un proceso que debe ser llevado a cabo por profesionales del ámbito veterinario.
Consentimiento del propietario
Una vez que el veterinario estima que sacrificar o eutanasiar al perro es la mejor opción, se debe recoger el consentimiento informado del propietario. Hay que saber comunicar bien como es el proceso y que otras opciones pueden existir para el tratamiento del animal.
Proceso de eutanasia y cuidado post mortem
En muchas ocasiones los propietarios no están preparados para la pérdida de su animal. Por eso, una de las funciones de los veterinarios y de sus asistentes es la de acompañar al dueño del perro en la toma de la decisión y facilitar los trámites para el proceso y los cuidados necesarios post mortem.
Durante la eutanasia, el dueño puede acompañar al animal en sus últimos momentos. Esto hace que el perro esté más tranquilo durante el proceso y que el humano se pueda despedir de su mascota. Lo ideal es que el compañero del perro esté todo lo sereno y tranquilo posible, para que también lo esté el animal.
Una vez que el perro haya muerto, toca informar sobre las opciones para el cuidado postmortem. Hay que tener en cuenta que enterrar un perro en terreno privado en España solo está permitido en algunas comunidades. De esta manera, la opción más segura es la incineración.
Consideraciones legales y éticas
Al margen de lo que nos puede parecer más humano (y mejor) para nuestro compañero, los profesionales que ofertan la eutanasia deben hacerlo bajo el convencimiento ético y moral de que es la mejor solución para el animal. Un veterinario debe estar convencido de que va a ser la mejor opción para el perro.
Además, también entra en consideración la parte de negocio. Y es que, mantener al animal con vida puede suponer el tener durante un plazo más o menos largo un cliente con un tratamiento que a la larga va a suponer unos mayores ingresos. No obstante, hay que contar con el lado humano y que, como veterinarios, hay que evitar el sufrimiento de los animales.
¡Trabaja como asistente veterinario!
Ahora ya conoces todos los casos en los que se considera que sacrificar un perro es algo aceptable, necesario e incluso lo más humano que se puede hacer por el animal. Por otra parte, también sabes cuáles son las principales obligaciones de los médicos veterinarios y de sus asistentes. Es el momento de qué des un paso más y que te formes para ser un profesional veterinario. Si te decides por ello, tan solo tienes que rellenar nuestro formulario para que nuestro equipo te de todas las claves. ¡Fórmate con Nubika!