Entre las dudas que se nos vienen a la cabeza al ver imágenes de animales con una fisionomía tan distinta a la nuestra, como son las serpientes, está la de si cuentan con un esqueleto completo como cualquier mamífero o si por el contrario carecen de él.

En el artículo de hoy daremos respuesta a la extendida pregunta de si las serpientes tienen huesos y analizaremos por qué son tan flexibles, algo que los especialistas con una buena formación siguen estudiando a día de hoy y descubriendo, como veremos, nuevos datos fascinantes sobre estos sinuosos reptiles. ¡Presta atención!

 

¿Realmente tienen huesos?: la clave está en las vértebras

Al igual que cualquier reptil, las serpientes son animales vertebrados. Esto quiere decir que su cuerpo se encuentra sostenido por una larguísima columna vertebral formada por un mínimo de 100 vértebras y de la que salen cientos y cientos de delgados pero fuertes huesos. Por lo tanto sí, las serpientes sí tienen huesos, y muchos.

Pero, ¿cómo es posible que tengan una flexibilidad tan pronunciada, en qué influye esto en cómo se desplaza y por qué su cráneo es uno de los más complejos de su familia? Una vez resuelta la duda de si las serpientes tienen huesos, presta atención y descubre estas y otras curiosidades sobre estos, para algunos espeluznantes, pero también fascinantes animales.

 

¿Cómo es posible el desplazamiento de las serpientes si tienen huesos?

Ya hemos visto que sí, las serpientes sí tienen huesos, pero ¿qué función tienen estos en la manera en que se desplazan? ¿Cómo es posible que puedan contraerse y moverse de esa manera? Como hemos dicho, la espina dorsal de las serpientes puede tener de 100 a 400 vértebras, según la especie, lo que les proporciona muchos más puntos de flexión que la gran mayoría de vertebrados. Esta característica, junto a una muy fuerte musculatura, posibilita que realicen esos movimientos tan característicos que conocemos como “serpenteantes”.

 

¿Cómo está compuesto el esqueleto de una serpiente?

El esqueleto de las serpientes no se parece en lo más mínimo al de cualquier mamífero o incluso al de otro vertebrado, ya que son uno de los pocos animales con espina dorsal que no tienen extremidades. Ahora que ya sabemos que las serpientes sí que tienen huesos, vamos a analizar las características más llamativas de su estructura ósea:

 

La pérdida de las extremidades

No hace demasiado, en 2016, un estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley dio a conocer que las serpientes perdieron sus patas hace millones de años debido a una mutación en una parte de su ADN que estaba relacionada concretamente con el desarrollo de extremidades.

De hecho, llevaron a cabo una prueba científica en la que introdujeron este ADN mutado en ratones y las crías nacieron con extremidades deformadas y poco desarrolladas. Esto explica por qué la gran mayoría de mamíferos y reptiles sí que desarrollan patas o brazos y las serpientes no.

 

¿Cómo son las costillas de las serpientes?

Uno de los huesos de las serpientes que desempeñan un papel crucial son las costillas. Todas ellas son costillas flotantes y se disponen de tal manera que, de cada vértebra salen dos. Son largas, curvadas y bastante finas, aunque con mucha capacidad de resistencia.

Emplean la fuerza de estos huesos para adaptar su movimiento a las condiciones del terreno por el que se van arrastrando. Los músculos están aferrados a las costillas, sobre todo en su parte delantera (las serpientes carecen de esternón), por lo que son capaces de ejercer una gran fuerza con ellos y propulsarse para moverse o estrangular a sus presas.

Las costillas juegan un papel protagonista en el desplazamiento de las serpientes y en su adaptación al terreno

En las cobras, una de las especies más típicas, las costillas llegan hasta la zona de la cabeza y alcanzan una mayor longitud. Gracias a ellas, son capaces de extender una membrana a cada lado del cráneo y el cuello, llamadas “capucha”, que emplean como símbolo de advertencia cuando se sientes en una situación de peligro o están irritadas.

 

El cráneo de las serpientes

A lo largo de su evolución las serpientes han desarrollado un cráneo totalmente distinto al del resto de reptiles que se caracteriza por la libertad de movimiento con la que cuenta un minúsculo hueso de la mandíbula llamado “cuadrado”.

Además, los huesos restantes que sostienen la mandíbula a penas están unidos al resto del cráneo, lo que les proporciona la capacidad de abrir enormemente la susodicha mandíbula y la posibilidad de engullir animales que a simple vista no podría tragar.

 

Pérdida de la cintura

Otra parte de la estructura ósea que las serpientes fuero perdiendo a lo largo de los millones de años de evolución es la cintura. En efecto, las serpientes no tienen ni pelvis ni cintura pectoral (también llamada cintura escapular). Su pérdida puede estar justificada por la misma mutación genética que provocó que dejaran de desarrollar extremidades, aunque no está demostrado por ningún estudio científico.

En otras dos de las especies de serpientes más reconocibles, las pitones y las boas, sí que se puede observar un ligero hundimiento en las zonas en las que solían tener el armazón pectoral y la pelvis.

 

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