Tortugas domésticas: cuidados y tipos
Hay reptiles que llevan habitando en la Tierra hace más de 200 millones de años. Así sucede con uno de los animales más antiguos del reino animal, las tortugas domésticas. Un hecho que desde luego puede ser razón de peso para querer tener una en casa y no dejar de admirarla. Pero antes, es clave saber qué tipos hay y los cuidados propios de cada especie para garantizar su bienestar. Vivirán con nosotros toda una vida y merecen cariño y atenciones. ¡Te lo contamos!
Tortugas domésticas: ¡bienvenidas al hogar!
Tortugas domésticas. ¿Qué se debe hacer para que estas amigas de aspecto prehistórico estén a gusto en casa y su presencia nos haga feliz? Aunque no nos vayan a sonreír ni busquen una caricia son mascotas, solo que exóticas. Es decir, tienen una serie de necesidades como cualquier otro animal y aparte, cuidados concretos. Como vigilar la temperatura del agua y recurrir a lámparas térmicas cuando no les pueda dar el sol.
Para cualquiera que ame los animales no tiene precio estudiar la fisiología y anatomía de reptiles como estos, o saber cuáles son los principales procedimientos a seguir durante su conservación en cautividad. ¿Eres uno de ellos? ¿Por qué no te planteas seriamente hacer un Curso de Herpetología: Especialista en Anfibios y Reptiles? Puede cambiarte la vida.
Volviendo a las tortugas domésticas, más allá de su aspecto con su característico caparazón (uno de los órganos más duros que hay en la naturaleza) estos quelonios son muy longevos. Por tanto, el hecho de llevarnos una a casa significará que nuestro compromiso de cuidarlas es para toda la vida, salvo que contraigan una enfermedad o tengan una muerte prematura por una higiene o cuidados deficientes.
¿Terrestres o de agua? Y cada una con sus cuidados
Es muy habitual enamorarse de ciertas especies por el simple hecho de verlas en casa de amigos o familiares. La mayoría son una pasada, ¡no parecen de este mundo! Pero antes de pensar en cualquier tortuga doméstica común hay que conocer primero los tipos que existen y valorar después las características que reúne nuestra vivienda para acogerlas.
Voy al grano. Las tortugas domésticas pueden ser de agua, más conocidas y más exigentes en su higiene y cuidados, o bien terrestres, menos comunes y felices en el jardín de casa. ¿Lo sabías? Pues bien, las diferencias entre un tipo y otro van desde la clase de alimentación, al tamaño que pueden llegar a tener y el hábitat que reclaman. Así que voy a parar un momento para contar más detalles sobre aspectos a tener en cuenta:
- Acuáticas. Estas tortugas domésticas pueden ser de agua salada o dulce. Necesitan un espacio superacuático, por eso el mejor consejo es hacerse con una tortuguera con bastante capacidad de agua y una plataforma donde secarse, tomar la luz o calentarse. Quizá cuando llegue a casa sea pequeña, pero crecerá. Al ser reptiles omnívoros, su dieta es rica y variada; los veterinarios recomiendan que un 20 por ciento sea comida en pellets y el resto a base de verduras de hoja verde junto con pimientos y zanahorias. La fruta, en pequeñas cantidades, y los animales vivos, como gusanos, solo de vez en cuando.
- Terrestres. Estas amigas pueden superar tranquilamente los 50 años y hay especies que alcanzan un tamaño generoso (cuidado con eso). Desde luego son tu opción si no te emocionan los acuarios, pero a cambio se recomienda colocar terrarios donde puedan excavar o tortugueras terrestres con una pequeña piscina en la que puedan refrescarse y beber. Son tortugas herbívoras en su alimentación y lo ideal es que el 90 por ciento sean verduras y solo el 10 por ciento frutas. Por ejemplo, pueden comer judías verdes, acelgas, brócoli y fresas.
Un elenco de “amigas” para llevarte a casa
Tortugas domésticas de tierra y de agua, son las que pueden vivir como animales de compañía. Sin olvidarnos de sus necesidades y de otras peculiaridades propias de estos reptiles del orden Testudines, como que hibernan en invierno. Además, la mayoría tiene un tamaño idóneo para su bienestar doméstico:
Dentro de las domésticas terrestres:
Tortuga rusa: de lo más longevo de la familia
Esta amiga (Testudo horsfieldii) puede vivir más de 100 años en cautividad. Procedente de las estepas rusas, posee un caparazón bastante redondo y no suele crecer más de los 25 cm de longitud. Lo ideal es tenerla al aire libre porque es aventurera, pero necesita vivir con una temperatura elevada, entre 32 y 35 grados.
Tortuga mora: la especie africana de espíritu aventurero
Aunque fue descubierta en África en el siglo XVIII, esta tortuga (Testudo graeca) se encuentra muy extendida en Europa y en países asiáticos. De caparazón verde oscuro con manchas negras y cabeza amarilla, puede convivir con otras especies, como la Mediterránea, pero no se lleva bien con los animales en general. En casa será feliz en un terreno grande donde tomar el sol con un bebedero con agua repuesta a diario.
Entre las tortugas acuáticas…
Tortuga de Ramsay: una mascota con nariz de cerdo
Originaria de Australia y Nueva Guinea (Carettochelys insculpta) es difícil verla fuera del agua porque solo lo hace para poner huevos si es hembra. Es la excepción en cuanto a tamaños se refiere, ya que puede alcanzar los 60 cm de largo y lo realmente curioso de su aspecto son los grandes orificios nasales de su nariz. En cautividad precisa bastantes cuidados para garantizar su bienestar y amplio espacio para que no se estrese.
Tortuga de bulbo: pequeñita pero matona
Nativa de Estados Unidos, es cien por cien acuática (Sternotherus carinatus) y desde luego su tamaño sorprende, 15 cm como máximo. Pero lo más llamativo de ella quizá no sea eso, sino su sistema defensivo cuando se siente amenazada; una secreción de intenso olor, no precisamente agradable. De ahí que también se la conozca como “apestosa común”.
De todos modos, si tienes dudas sobre la legalidad de ciertas especies, te recomiendo consultar el catálogo de especies invasoras; son las que están prohibidas por el alto riesgo de destrucción que generan en nuestros ecosistemas.
Fórmate como experto en reptiles y ¡a disfrutar de tu vocación!
Como verás, los cuidados de las tortugas domésticas y en general cualquier reptil requieren vigilar su nutrición, la alimentación y, por supuesto, dejarlas en manos de profesionales expertos cuando reclaman atenciones médicas. Y eso solo lo puede hacer una persona cualificada porque se ha preparado con la formación idónea. Un curso de Herpetología: Especialista en Anfibios y Reptiles puede convertirte justo en eso. Y después podrás plantearte trabajar mano a mano con herpetólogos, médicos, veterinarios y otros profesionales del sector.
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