Los perros son animales profundamente sociales, al igual que los humanos. Además de mantener una actividad física mínima al día, también tienen unas necesidades sociales y educativas concretas que, de no atenderse, suelen derivar en problemas de comportamiento.

Por eso es importante conocer una serie de conceptos relacionados con el adiestramiento profesional, que te servirán como trucos para enseñar a tu perro a obedecer tus instrucciones, manteniendo siempre una relación sana y de compañerismo entre ambos.

 

Cuestiones a tener en cuenta antes de enseñar cualquier truco a tu perro

Lo más importante y en lo que primero deberás centrarte será en establecer un ambiente de comprensión y comunicación por ambas partes. Si bien los perros son muy inteligentes y son capaces de detectar cuándo estamos tristes, alegres o enfadados; somos especies distintas y el lenguaje que empleamos también lo es.

De nada sirve regañarle si el pobre no entiende el motivo o si lo haces cuando no corresponde. Además, tendremos que adaptar nuestra forma de hablar y nuestro comportamiento físico al animal para encontrar la manera de que nos comprenda.

 

Trucos útiles para enseñar a tu perro a obedecer

En el adiestramiento de un perro es importantísimo entender que no debemos recurrir a métodos antiguos, basados en el miedo y el dolor. Lo único que se consigue de esa manera es crear un estrés tremendo en el animal, que nos tema y que se desapegue de nosotros.

Por eso, cuando adoptes a tu perro y lo lleves por primera vez a casa, tendrás que asimilar unos tips que te ayudarán a que el peludo confié en ti, entienda lo que dices (o mejor dicho, cómo lo dices) y a mejorar el vínculo que os une.

Tono de voz y posición física

El primer truco para enseñar a tu perro está en el tono de voz y en nuestro comportamiento corporal. Lo importante a la hora de dirigirte al animal no está en las palabras que utilizas (no entienden el castellano), sino en el timbre de voz que pones en función de lo que quieras de él y de cada momento, y en la comunicación no verbal.

Para regañar por un buen motivo a tu perro deberás forzar una voz grave y profunda, que transmita seriedad y contundencia, empleando la palabra “no”. Procura mantenerte tranquilo y sereno, para no crear nerviosismo en él, adoptando una pose recta y estática. Si te mueves demasiado podría interpretar que lo que queremos es jugar.

Para indicarle que ha hecho algo bien y que estás contento, emplearás un tono más melódico y agudo, como cuando se le habla a un bebé. Puedes enfatizar tu emoción con palabras como “buen chico” o “muy bien” que, con el tiempo irá aprendiendo a identificar. También puedes demostrar tu felicidad jugando con él, animándolo y saltando junto a él.

Trucos para enseñar a tu perro: el refuerzo positivo

En ocasiones regañamos a nuestras mascotas por comportamientos que son inherentes a su naturaleza, provocando únicamente incomodidad y malestar en el animal, además de que perderá cualquier tipo de apego que pueda tener con nosotros.

Por eso es muy importante emplear los llamados refuerzos positivos, es decir, en vez de reñirle cuando hace algo mal, recompensarlo cuando lo hace bien. Lleva siempre contigo una bolsita con golosinas caninas o trozos de pienso. Cuando obedezca nuestra instrucción, le darás la recompensa acompañándolo de un estímulo verbal para hacerle entender su buen comportamiento.

 

La importancia del cariño y otras cuestiones

Los perros suelen ser bastante mimosos y no hay cosa que les guste más que les rasques la barriga y que te eches una siesta con ellos en el sofá. Tu mascota no es un animal que tengas que controlar o atemorizar, sino que también debes aprender a entender sus sentimientos y reacciones. Pasa tiempo de calidad con él, jugando o simplemente estando junto a él mientras haces otra actividad.

A la hora de adiestrarlo o de enseñarle a comportarse, tendrás que armarte de paciencia. Paciencia, paciencia, y paciencia. Una reacción habitual, y muy negativa, es el frustrarse y volcar las frustraciones de uno con el animal. Si haces eso, lo único que conseguirás será crearle ansiedad y temor.

Adáptate al tipo de perro

No puedes pretender que todos los perros se comporten de la misma manera. Ellos también tienen una “personalidad”, en función de la raza, de las vivencias por las que han pasado y de su propio carácter individual. Un bulldog no será tan activo y juguetón, ni tendrá las mismas necesidades físicas, que un border collie.

Su capacidad de aprendizaje también variará en función de la edad. Con un perro joven podrás (y deberás) empezar a enseñarle desde el primer día, pues cómo lo hagas repercutirá directamente en su comportamiento durante la vida adulta. Y, por supuesto, un perro más viejillo no tendrá la capacidad de aprender tantas cosas como a lo mejor te gustaría.

 

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