Por mucho que nuestro amor por ellos llegue hasta las estrellas, los peludos no dejan de ser animales. Por eso es normal que un perro se asuste del peluquero canino, dependiendo del carácter, su experiencia o traumas; por lo menos hasta cierto punto.
Si te preguntas cómo gestionar estos escenarios como profesional, la respuesta es a través de herramientas que, combinadas, permitirán que las sesiones sean lo más fluidas posibles. ¡Apréndelas con el Curso de Peluquería Canina y Felina!
¿Es normal que un perro se asuste del peluquero canino? Sí, hasta cierto punto
Los perros son animales, fieles y encantadores, pero animales, al fin y al cabo. No tienen la capacidad de raciocinio de un humano como para poder gestionar la ansiedad, enfado, nerviosismo o agresividad en un entorno como es la peluquería canina.
Los detonantes para que un perro se ponga nervioso en este entorno pueden darse por múltiples motivos: su carácter, traumas pasados o fobias en concreto son algunos de ellos.
Pero, además, teniendo en cuenta que en una peluquería canina hay tijeras, maquinillas, secadores o hasta incluso bañeras y agua pueden ser escenarios propensos a que los perros pierdan los estribos. Te explicamos la raíz de todos estos problemas.
El carácter: un detonante para que un perro se ponga nervioso en la peluquería canina
Piensa en tu círculo más cercano: seguro que tendrás en tu vida gente extrovertida, tímida, sincera, comedida, introvertida y todo lo que se te pueda venir a la cabeza. Pues las trazas del carácter no son exclusivas del ser humano y son uno de los motivos por los que es normal que un perro se asuste del peluquero canino.
- Nervioso. Escenarios novedosos, inseguridades cuando los dueños no están o verse enfrentados a utensilios y herramientas con las que no están familiarizados son algunos de los detonantes para que la sesión sea tensa en perros que se definen por el nerviosismo.
- Miedoso. Hay perros más osados, que se sienten con confianza para enfrentarse a cualquier escenario sin sentirse limitados por el temor, pero hay otros que cuando se ven cegados por él, pueden hacer que se pongan nerviosos en la peluquería canina,
- Tímido. Otra traza de personalidad que pueden dificultar las sesiones de peluquería canina puede ser la timidez, ya que son perros a los que les cuesta el contacto físico y coger confianza con extraños.
Las fobias a utensilios o técnicas en la peluquería canina
¿Se te erizan los pelos de la espalda con el chirrido de una tiza sobre la pizarra? Pues los perros también pueden tener manías. No tienen que presentar necesariamente un carácter nervioso, miedoso o timidez en su día a día, pero que ciertos sonidos o elementos pueden sacarles de quicio. Estos son los más habituales que figuran en los salones de peluquería.
- Secador. Incluso siendo un ser humano, el sonido del secador puede ser molesto, para un perro puede ser difícil de gestionar.
- Agua. Es más que sabido que los gatos y el agua no suelen hacer buenas migas, pero no menospreciemos lo mal que lo pueden pasar los perros con ella. Por eso bañarlos también puede ser toda una odisea.
- Envoltura en la toalla. Los peluqueros caninos tienen técnicas sofisticadas y respetuosas con los peludos para reducir el estrés de quitar la humedad con una toalla. Pero, aun así, el perro puede tener cierto rechazo al ver el paño y sentirlo restringir sus movimientos.
- Espacios nuevos. Al verse encerrados en los salones de peluquería (especialmente la primera vez), la ansiedad de los perros puede subirse por las nubes al sentirse incómodos en un espacio con los que no están familiarizados.
Experiencias traumáticas que pueden hacer la sesión más tensa
Hay perros con pasados desgarradores, que sufrieron todo tipo de desafortunadas experiencias y que les marcaron, para siempre, la conducta. El trabajo con ellos debe ser meticuloso, sensible y cuidadoso para que sientan confianza en el profesional y no disparar sus detonantes.
Técnicas de relajación, juegos, ejercicios o chuches son algunas de las estrategias que podrás aplicar para hacer la sesión con estos perros.
En estos casos hace falta un cuidado extra, chuches o técnicas de relajación que bajen la guardia a este animal de cuatro patas y experimente el menor de los nerviosismos posible, dentro de lo que cabe.
Consejos para llevar a cabo estas sesiones, evitando cualquier incidencia
El carácter, las experiencias pasadas o las manías pueden ser algunos de los factores que desaten incidencias en la peluquería canina. Como profesional debes estar con plenas capacidades para hacerles frente y, aunque aprenderás las técnicas al completo en una formación adecuada, te avanzamos una serie de consejos para que fluyan apropiadamente.
- Refuerzo positivo. Un premio, un tono amigable o cualquier otra técnica de refuerzo positivo será más eficaz que la severidad para que el perro siga tus órdenes.
- Familiarización. Si a lo que teme es al material instrumental, acércaselo, haz ruido con él y deja que se familiarice para que le pierda el miedo cuando lo uses.
- Técnicas de relajación. Masajes, cepillados extra intensos o caricias ayudarán a que el perro coja confianza y baje la guardia.
- Bozal, en casos extremos. Si el perro es agresivo, no pongas en riesgo tu integridad física. Si ningún método funciona, podrás echar mano de bozal o instrumentos de inmovilización para evitar accidentes y siempre empleándolas de la forma más suave y agradable posible.
¡Vive de la peluquería canina!
Si tienes la pasión, también tienes el perfil para dedicarte a la peluquería canina y hacer de estas sesiones las más agradables para estos peludos. Lo único que necesitas es una buena formación, que saque lo mejor de ti y te brinde las herramientas para desarrollarla sin incidencias. ¡Hazte con todas con el Curso de Peluquería Canina y Felina! Envía tus datos para recibir todos los detalles.