“Mi perro no me hace caso”: por qué ocurre y cómo solucionarlo

Para cualquier persona que tenga uno o varios perros en su casa, la frase “mi perro no me hace caso” le será más que familiar. Y es que esta es una de las quejas más habituales en los propietarios de mascotas, pero ¿realmente comprenden qué es lo que está pasando para que eso suceda?

En este artículo queremos entrar al detalle de la educación y comprensión de nuestro compañero de vida y darte unos pequeños tips que, con la ayuda de un profesional, te podrán ayudar a tener una relación más sana y provechosa con tu perro, de la que ambos podréis disfrutar. ¡Quédate y presta atención!

El vínculo entre el perro y su amo: lo más importante

A lo largo de estos años de experiencia, en Nubika hemos comprobado cómo muchos de los problemas de convivencia entre los animales domésticos; sea este un perro, un gato o un periquito; y sus dueños tienen origen en la falta de comprensión y en el querer que nos obedezcan a toda costa, como si de máquinas programables se tratasen.

Y no, los perros no son máquinas. Son seres sumamente inteligentes, con emociones complejas que sienten y padecen; al igual que tú. Así que, cuando pienses “mi perro no me hace caso, ¿qué puedo hacer?”; párate un momento, analiza la situación particular en la que no te hace caso e intenta ponerte en el lugar de tu peludo amigo. ¿Qué estará sintiendo? ¿a qué le tendrá miedo? ¿por qué está tan alterado?

«Debidamente entrenado, el hombre puede llegar a ser el mejor amigo del perro.» Corey Ford, novelista y guionista

Todas estas cuestiones son muy importantes y, con la ayuda de un buen profesional, podrás encontrar patrones de comportamiento a situaciones específicas que pueden reflejar temores, ansiedades e inseguridades.

Si bien no existe ninguna solución mágica en lo referente a la educación de un perro, conocer y adaptarse a estos comportamientos hará que todo vaya mucho más fluido y, con tiempo y esfuerzo por tu parte, podrás conseguir ser verdaderamente su compañero, su amigo y su protector.

“Mi perro no me hace caso”: cuestión de idioma

Mal que nos pese, los perros no hablan castellano. Así que, cuando te venga a la mente la frase “mi perro no me hace caso”, piensa también que seguramente no esté entendiendo lo que le estás queriendo decir.

Y como el perro tiene su lenguaje propio, es imprescindible que realices el esfuerzo de conocerlo y adaptarte a él. Créenos, esto te ayudará a entender mucho mejor las expresiones y comportamientos de tu perro cuando se sienta ansioso, triste, alegre, aburrido…

«Para disfrutar en verdad de un perro, no se debe tratar de entrenarlo para que sea semihumano. El punto es abrirse uno, a la posibilidad de ser más perro.» Eduard Hoagland, escritor de viajes

Los perros se están comunicando con nosotros las 24 horas del día. Cada movimiento de oreja, de la boca, el movimiento del rabo, el del resto del cuerpo… Todo ello son señales comunicativas que debemos aprender a interpretar. Por eso, te dejamos aquí algunas de las más habituales:

• Señales de calma: son las que realizan cuando se encuentran en un entorno conocido y amigable para él, en el que puede por fin relajarse sin temor a ningún peligro. Estas son las más habituales.
  • Lamerse el hocico
  • Bostezar
  • Caminar lento
  • Caminar en zigzag
  • Girar la cabeza hacia atrás
• Señales de miedo: las suelen emitir en momentos de incertidumbre o incomodidad en los que el perro se siente inseguro y atemorizado.
  • Cola baja (inseguridad)
  • Cola entre las piernas; prácticamente pegada a la barriga (de miedo o pánico)
  • Pupilas dilatadas
  • Posición de las orejas
  • Encogimiento o lombo curvado
  • Temblores, jadeos y salivación
• Señales de agresividad: son las que emite el perro cuando se siente amenazado y tiene la necesidad de agredir para salvaguardar su seguridad. Estas son las señales que manifestará cuando está a punto de agredir.
  • Desplazamiento lateral alejándose de nosotros y evitando que nos acerquemos. Esto podría traducirse como “no me gusta lo que estás haciendo, no sigas por ahí”.
  • Focalización, es decir, cuando el animal se centra sumamente en un objetivo, tensando su cuerpo y olvidándose de todo lo demás.
  • Gruñido (en ocasiones, pues hay perros que no gruñen) y cierre brusco de la boca cuando está jadeando.

Además de conocer todas estas señales, es imprescindible saber interpretarlas en el contexto en el que se producen. Las señales comunicativas, al igual que las de los humanos, están repletas de matices.

Que se lama el hocico no siempre quiere decir que está en situación de calma, puede que justo haya acabado de comer. Por eso, no te anticipes demasiado y mide estos comportamientos en su justa medida.

Cariño, cariño y más cariño

Antes de terminar, queremos hacer hincapié en cómo se puede construir una relación sana y de comprensión entre humanos y perros. Y es que, estos, son uno de los animales más fieles que existen. Hasta tal punto que seguirán y obedecerán hasta a quien no les trate bien, pero eso no significa que lo hagan a gusto.

El punto de inflexión es cuando aparece la comprensión y el cariño mutuo, fruto del buen trato y del respeto. Cuando eso sucede, tendrás al más fiel de los compañeros, pero respetando mutuamente el espacio e individualidad de cada uno. Verás cómo la relación gana en calidad y disfrute.

¡Apréndelo todo acerca de los perros con la mejor formación!

Pero todos estos tips que te hemos dado son tan solo una muy pequeña parte de lo que es la psicología y comportamiento canino. Con la formación adecuada, podrás profundizar y profesionalizarte en la educación y adiestramiento de perros y ayudar a todo tipo de personas a tener una mejor relación con su mascota.

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