Por qué tiemblan los perros: descubriendo las causas y las soluciones

El organismo canino tiene respuestas instintivas a determinados factores. Por ejemplo, ponerse a tiritar, una acción que no siempre responde a las bajas temperaturas. Muchas veces, la razón por la que tiemblan los perros es fisiológica, pero también es posible que sea el síntoma de una enfermedad. En nuestro Curso de Asistente y Auxiliar Técnico/a Veterinario/a te daremos las claves para diferenciar ambas situaciones, de manera que puedas garantizar siempre el bienestar de tus compañeros perrunos. ¡Veamos los principales motivos que provocan que se estremezcan!

Fisiología del temblor canino

Cuando un perro tiembla es porque su sistema nervioso está mandando una orden a su musculatura: la de contraerse y relajarse constantemente. Se trata de una respuesta involuntaria que el animal no puede controlar y que suele cumplir una función específica.

Por ejemplo, si hace frío, tiritar ayudará a nuestro perro a aumentar su temperatura. En este caso, hablaríamos de un temblor fisiológico, es decir, de una respuesta que entra dentro de la normalidad, que es transitoria y que no tienen mayor importancia.

Los temblores pueden tener causas fisiológicas (sin importancia) o patológicas (provocadas por una enfermedad subyacente)

El otro tipo de estremecimiento que existe es el patológico. La denominación comprende cualquier temblor que tenga su origen en una enfermedad, como el párkinson o la diabetes, y que suele ir agravándose a medida que la dolencia evoluciona. Acudir a un/a especialista veterinario/a es crucial cuando se da esta clase de situaciones. Si no se le proporciona tratamiento, la vida del animal podría quedar comprometida, de ahí la importancia de diferenciar los factores desencadenantes. ¡Te los resumimos!

Temblores fisiológicos: los casos en los que no hay que preocuparse

Cuando la razón es fisiológica, los perros tiemblan por infecciones menores o por factores ambientales o emocionales. En general, significa que el perro necesita gestionar alguna de estas situaciones:

• Hipertermia: ante una infección, el cuerpo aumenta la temperatura para luchar contra los virus o las bacterias. Normalmente, los estremecimientos también se producen por desequilibrios del hipotálamo o por un exceso de actividad del sistema nervioso.
• Exceso de ejercicio: uno de los motivos por los que tiemblan los perros es el cansancio. Demasiada actividad física puede acabar con las reservas de glucógeno de su musculatura o hacer que se acumule en ella el ácido láctico.
• Sueño profundo: en las fases más profundas del sueño, el cerebro del can registra un alto nivel de activación y, a veces, eso hace que ordene a los músculos que se contraigan. También nos pasa a los humanos, aunque, si conoces cuántas horas duerme un perro, sabrás que ambos periodos de reposo no pueden compararse.

Ansiedad y estrés en perros: desencadenantes comunes

Dentro de los motivos por los que tiemblan los perros, el estrés y el miedo requieren una mención aparte. Y es que, en estos casos, son los sentimientos los que provocan la contracción de los músculos, en lugar de una causa estrictamente física.

El desencadenante más habitual en perros es la ansiedad por separación, pero también pueden tiritar por ruidos fuertes o por enfrentarse a situaciones nuevas —por ejemplo, un viaje en coche—. Esto es lo que ocurre en el organismo cuando el temblor se debe a la tensión emocional:

• Desequilibrio hormonal: en los perros, el estrés libera en el cuerpo hormonas como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina, que estimulan la musculatura para defenderse del peligro.
• Tensión muscular: los músculos se activan, preparándose para luchar o huir.
• Hiperventilación: respirar más y un mayor número de veces es una respuesta común del organismo para que la musculatura tenga más oxígeno y reaccione de manera eficaz ante el supuesto riesgo. Sin embargo, produce un exceso de dióxido de carbono en el torrente sanguíneo, que puede ocasionar temblores.
• Llanto: a veces, nuestros compañeros perrunos no se limitan a tensarse. Si los perros lloran porque tienen miedo, la desregularización de sus respiraciones es capaz de producir convulsiones involuntarias.

Problemas de salud subyacentes: ¿cómo afectan a los temblores?

Los peores pronósticos implicarán la existencia de una enfermedad subyacente. Hablamos de patologías de tipo articular, neurológico u hormonal, como:

• Párkinson y epilepsia: deterioran el sistema nervioso central, encargado de controlar el movimiento de los músculos.
• Diabetes: es una de las enfermedades comunes en perros ancianos. Tiene lugar cuando el páncreas no es capaz de generar suficiente insulina, ocasionando hipoglucemias. Al no haber azúcar en sangre, los músculos no disponen de energía para funcionar y van “al ralentí”.
• Artrosis: el dolor y la limitación de los movimientos puede ser uno de los motivos por los que los perros tiemblan.

Factores genéticos y predisposición a los temblores

A pesar de que no es el motivo principal por el que los perros tiemblan, hay que reconocer que la raza puede llegar a influir. De este modo, algunas especies tienen más probabilidades de presentar estremecimientos, ya sea por su tamaño, por factores hereditarios o por las enfermedades habituales que sufre su grupo:

• Temblores genéticos: los temblores pueden transmitirse de padres a hijos. Le ocurre, por ejemplo, al cocker spaniel americano, al labrador retriever y al bulldog inglés.
• Temblores neurológicos: de todas cuantas razas de perros hay, algunas tienen más propensión a sufrir deterioros cognitivos. Es el caso de los pastores alemanes y de los conocidos como “perros salchicha”.
• Temblores por bajadas de azúcar: la hipoglucemia es una de las razones por las que tiemblan los perros de pequeño tamaño, como los chihuahuas y los yorkshire terrier.
• Temblores hormonales: las disfunciones hormonales, como el hipertiroidismo, están presentes en razas como el pinscher, el shetland sheedog y el golden retriever.

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Bibliografía

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• Bueno, R.Á. (2010). El perro y el descanso. Argos: Informativo Veterininario, (121), pp.50-51. Disponible en: https://www.portalveterinaria.com/pdfjs/web/viewer.php?file=%2Fupload%2Friviste%2Fargos121.pdf [Accedido el 26/12/2023].