Las actividades de equinoterapia consiguen grandes beneficios en toda clase de perfiles. Impulsan la socialización y el sistema locomotor de los/as usuarios/as y actúan como estímulo cognitivo en aquellos/as que tienen dificultades relacionadas con el lenguaje o la atención.

En el pasado, el uso de los caballos como recurso terapéutico se limitaba a la monta, pero hoy se realiza en sesiones guiadas por especialistas con conocimientos psicológicos y ecuestres. Estas habilidades, fácilmente adquiribles con un curso de terapia asistida con animales, impulsan el bienestar de personas en todo el mundo. ¡Sigue leyendo y conoce en profundidad la técnica!

Introducción a la equinoterapia: origen y principios

A lo largo de la historia, numerosas personalidades han alabado las bondades de practicar actividades de equinoterapia. Sus beneficios ya se describían en la antigua Grecia, donde especialistas como el médico Hipócrates las recomendaban para mejorar la salud y la calidad del sueño, y prevenir enfermedades futuras.

Viajando hacia delante en el tiempo seguimos encontrando consejos parecidos. En el siglo XVII, por ejemplo, el doctor Thomas Sydenham la prescribía contra cólicos y problemas digestivos, y destacaba su poder para equilibrar el ánimo.

Sobre las ventajas que las actividades de equinoterapia tienen para el físico también se pronunció, ya en el siglo XVIII, Denis Diderot, autor del texto Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios. Las citas y evidencias sobre la práctica dieron lugar a que, en el siglo XIX, el Hospital Ortopédico de Oswentry introdujera a los caballos en los procesos de rehabilitación de excombatientes, dando lugar, pocos años después, al surgimiento de las primeras asociaciones.

Los 3 principios de las actividades de equinoterapia

Las actividades de equinoterapia se apoyan en tres principios básicos, que son los que justifican que se utilice a estos animales para la terapia asistida con objetivos clínicos y de socialización:

  1. Cesión del calor corporal del caballo: la temperatura del cuerpo equino es capaz de alcanzar los 38 grados. Esta calidez se aprovecha en muchos procesos terapéuticos.
  2. Transmisión de impulsos rítmicos: los movimientos del caballo modifican la postura del/la jinete, mejorándola.
  3. Ejecución de movimientos de marcha: al montar, las personas ejercitan los mismos músculos que cuando caminan, incluso si físicamente no pueden hacerlo.

Beneficios de la equinoterapia para la salud mental y física

Ya hemos hablado de los beneficios de la terapia asistida con animales en otros artículos. Pero, ¿cuáles son exactamente los que proporcionan las actividades de equinoterapia? Podemos establecer tres grandes efectos asociados a los principios que mencionamos antes:

  • Relajación de la musculatura y de la mente: el calor corporal de los equinos distiende los músculos y permite entrar en un estado de calma psicológica. El contacto también estimula los sentidos, el sistema circulatorio y la postura en general.
  • Fortalecimiento del equilibrio: el caballo hace que el/la jinete mueva la columna, las extremidades e incluso la cabeza. La oscilación le obliga a estabilizar su cuerpo y a mejorar su capacidad de reacción.
  • Tonificación de la musculatura: montar entrena los músculos, lo que es especialmente importante para las personas que tienen dificultades para ejercitarlos.

Además de estos beneficios, hay que destacar los efectos que las actividades de equinoterapia tienen en la integración social de los/as usuarios/as. Es lo que se conoce como equinoterapia social, en la que se aprovecha el vínculo afectivo con el caballo para:

  • Mejorar la capacidad personal para relacionarse.
  • Aumentar la autoestima y la confianza en uno/a mismo/a.
  • Afrontar miedos u obstáculos personales.
  • Aprender a gestionar las emociones.
  • Desarrollar habilidades útiles para la socialización, como la empatía o la paciencia.

¿Cómo se realiza una sesión de equinoterapia?

El desarrollo de las actividades de equinoterapia depende en gran medida del perfil del/la usuario/a. Una sesión de equinoterapia en niños/as con autismo no será igual que una para personas con movilidad reducida, por ejemplo.

Si buscamos patrones comunes, lo normal es que la terapia tenga lugar a través de varios encuentros a lo largo de una o más semanas, y que estén guiados/as por un/a especialista en terapia asistida y/o expertos/as de la salud. Los lazos con el caballo suelen ir estrechándose de forma progresiva, y las sesiones pueden centrarse únicamente en su interacción con él o incorporar juegos extra.

Un ejemplo de las actividades de equinoterapia de un proceso terapéutico sería este:

  1. Presentación: el/la paciente conoce al caballo, que debe ser manso y haber recibido un entrenamiento adecuado. Se informa a la persona del nombre del equino y se comparte algún dato sobre él para crear una sensación de familiaridad.
  2. Contacto: se invita al/la usuario/a a acariciar al equino. Eso fomenta la empatía y activa tanto los sentidos como los músculos.
  3. Cuidados: se proponen actividades de equinoterapia basadas en el cuidado del caballo, como la alimentación o el cepillado de su pelo.
  4. Monta: el lazo con el equino alcanza su punto máximo con la monta. Jinete y caballo aprenden a confiar el/la uno/a en el otro y el/la paciente se beneficia de los movimientos rítmicos de su montura.
  5. Reto: ya sea sobre el caballo o con su intervención de algún otro modo, se le plantea a la persona superar un obstáculo o un desafío que forme parte de las metas del tratamiento. También se pueden realizar actividades en las que participe el equino, pero en las que ya no sea el protagonista principal.

El impacto de la equinoterapia en diferentes trastornos

Aunque cualquier persona puede disfrutar de las actividades de equinoterapia, son las personas con algún trastorno físico o mental las que más se benefician de ellas. A continuación, detallamos los principales efectos que la terapia ocupacional con estos animales tiene en los distintos perfiles de paciente:

Perfil  Efecto de las actividades de equinoterapia 
Discapacidad física (lesiones cerebrales, Síndrome de Rett, esclerosis, invidencia...) 
  • Corrección de la postura 
  • Tonificación de los músculos 
  • Aumento de la estabilidad corporal 
  • Incremento de la autonomía 
  • Desarrollo de la coordinación y la lateralidad 
Trastornos mentales (depresión, ansiedad, hiperactividad...) 
  • Aumento de la concentración y de la memoria 
  • Mayor gestión emocional 
  • Más confianza personal e independencia 
  • Estímulo sensorial 
Problemas cognitivos (autismo, Síndrome de Down...) 
Dificultades de aprendizaje (TDAH, ecolalias...) 
Problemas de socialización o de conducta (por fobias, autoestima baja o desórdenes mentales) 
  • Ascenso de la empatía y de la asertividad 
  • Confrontación de los temores 
  • Dominio de la impulsividad 
  • Adquisición de habilidades interpersonales 

¡Aprende a sanar con la equitación!

Como hemos visto, el contacto con los caballos tiene efectos muy positivos en usuarios/as con múltiples dolencias. Personas a las que tú mismo/a puedes ayudar mediante actividades de equinoterapia.

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Bibliografía