Los parásitos de los caballos pueden ocasionarles graves problemas de salud. Por ejemplo, neumonías, problemas de crecimiento u obstrucciones intestinales.

Para evitarlos, lo mejor es acudir a un/a especialista que paute una desparasitación periódica del animal. En nuestro Curso de Asistente y Auxiliar Técnico/a Veterinario/a, descubrirás cómo identificar la presencia de estos microorganismos en los équidos, especialmente los que te explicamos a continuación. ¡Lee y conoce los más habituales!

Los parásitos más comunes en equinos

Siempre suele hablarse de las patas de los équidos como una de las partes más delicadas del animal. Sin embargo, el estómago es otra zona que exige una atención constante.

La mayoría de los agentes parasitarios que más les dañan se instalan en el aparato digestivo, es decir, son endoparásitos. Los externos, a su vez, pueden transmitir otras enfermedades o parasitaciones.

Los parásitos del sistema digestivo son los que atacan con mayor frecuencia a los caballos

La propagación de estos organismos microscópicos es rápida y bastante sencilla. Normalmente, se produce a través de las secreciones del animal —mediante las heces, sobre todo—, o cuando se restriega contra alguna superficie debido al purito que la infestación le provoca.

En los potros y en las yeguas gestantes, la parasitación es incluso más peligrosa que en los ejemplares adultos. Sin embargo, no hay grandes diferencias entre razas. El caballo przewalski, por ejemplo, está igual de expuesto a estos molestos visitantes que el caballo tordo o el caballo alazán.

Parásitos internos de los caballos

Los parásitos internos de los caballos se localizan, sobre todo, en los intestinos y en la región perianal. No obstante, también es posible encontrarlos en otras zonas, como los pulmones o los riñones.

En función del punto en el que estén, su morfología y su comportamiento, se diferencian agentes como los que siguen:

  • Parásitos intestinales: son gusanos que infectan el sistema digestivo de los caballos. Los hay de muchas clases, aunque los más frecuentes son los que causan la estrongilosis, la parascaridiosis y la tricoestrongilosis. Los équidos ingieren los huevos de estos parásitos a través de alimentos contaminados y las larvas eclosionan en su interior, llegando a atravesar la mucosa intestinal y afectando a otros órganos. La oxiurosis es otra de las afecciones comunes, que produce un molesto picor anal.
  • Parásitos estomacales: la gastrofilosis es una enfermedad que causan un tipo de larvas que se desarrollan en el estómago de los équidos. ¿Y cómo llegan ahí? Pues cuando los animales se lamen la piel, en la que las moscas han puesto sus huevos.
  • Parásitos sanguíneos: las más comunes son las babesias, unos parásitos de los caballos que colonizan sus glóbulos rojos y, en ocasiones, también los blancos. Los transmiten las garrapatas de la familia Ixodidae al chuparle la sangre al animal, y puede producir fiebre, depresión, cojera o anorexia. Un aspecto peculiar de esta infección es que los ejemplares que logran derrotarla se vuelven inmunes a la misma.
  • Parásitos pulmonares: los patógenos que suelen diagnosticarse a este nivel son los Dictyocaulus arnfeldii, unos gusanos que crecen en el sistema respiratorio provocando tos y mucosidad.
  • Parásitos renales: en este grupo encontramos la Klossiella equi, un parásito intraorgánico que se desplaza hasta los riñones, pudiendo ocasionar infecciones en dicho órgano.

Parásitos externos

Los parásitos externos de los caballos son, principalmente, las garrapatas y las moscas. Muchas actúan de vectores de otros parásitos internos, ya sea por su picadura, por dejar sus huevos en heridas abiertas o sobre el pelaje, o por colonizar el hocico de los equinos.

Síntomas

Como ya has podido comprobar, los parásitos de los caballos causan un cuadro clínico de lo más diverso. En función del huésped del que se trate, los ejemplares infectados son susceptibles de sufrir cólicos, alteraciones en sus deposiciones, problemas en su aparato locomotor o atrasos en el crecimiento.

La pérdida de apetito y el rascado constante también son síntomas comunes. Muchas veces, el malestar hace que el caballo se vuelva irritable o que disminuya drásticamente su nivel de actividad.

Consecuencias de una infestación no tratada

Si no se tratan, los parásitos de los caballos les producen una incomodidad y una inquietud creciente. Los síntomas de los que ya hemos hablado son solo el principio de una situación que, si evoluciona, llega a desencadenar enfermedades mucho más graves, como la neumonía, la depresión e incluso la muerte.

Ten en cuenta que los parásitos intraorgánicos son capaces de recorrer el organismo de los équidos, dañando a su paso distintas partes del cuerpo del animal. Las yeguas gestantes a menudo sufren abortos y los potrillos pueden experimentar dificultades en su desarrollo y no alcanzar su máximo potencial ya de adultos.

Las infecciones provocan todo tipo de problemas: respiratorios, digestivos, reproductivos, mentales...

El propio sistema inmune de los animales puede verse afectado a largo plazo, volviéndolos más vulnerables frente a futuras patologías. Del mismo modo, las infestaciones prolongadas interfieren en la correcta nutrición del animal, por lo que, además de acudir al/la veterinario/a equino/a, habrá que cuidar especialmente lo que comen los caballos en esta etapa.

Los métodos más efectivos para prevenir parásitos en caballos

Las revisiones periódicas veterinarias son el modo más eficaz de evitar los parásitos de los caballos. Sin embargo, también hay que cuidar la limpieza de los campos y de los establos, tratando de crear las condiciones menos favorables para que los agentes se desarrollen. Según la European Scientific Counsel Companion Animal Parasites (ESCCAP), hay que:

  • Desparasitar a los animales cada ocho o cuatro semanas, aplicando la dosis correcta en función de su peso.
  • Analizar muestras de sus heces al menos dos veces al año.
  • Usar un cepillo para caballos, necesarios para el cuidado equino.
  • Retirar las deposiciones de los pastos lo antes posible.
  • Mantener los establos secos e higienizarlos cada día, o realizar limpiezas a fondo varias veces al año.
  • Evitar el abono de los campos con deposiciones equinas.
  • Poner en cuarentena a los ejemplares infectados.

¡Protege el bienestar animal!

Los parásitos de los caballos les provocan malestar y enfermedades que pueden tratarse rápidamente con una intervención temprana. Y lo mismo ocurre con los agentes que infestan a perros, gatos u otros animales domésticos o silvestres.

Para evitar a estos huéspedes tan irritantes, el equipo veterinario debe actuar lo antes posible. Con el Curso de Asistente y Auxiliar Técnico/a Veterinario/a de Nubika, aprenderás a explorar y tomar las muestras pertinentes para el diagnóstico y contribuirás a restaurar la salud de los animales afectados. ¡Contáctanos para descubrir todos los detalles!

Bibliografía

Nota: El artículo no es clínico y los contenidos pueden no corresponder con una situación de salud veterinaria específica al no ser redactados por especialistas. Recomendamos acudir al médico veterinario para el tratamiento o consejo de cualquier problema de salud de tu mascota.